¡Ay, Dios mío, qué movida la que está dando el dólar!
Parece mentira, ¿verdad?, todavía estábamos agarrándole con fuerza a los ¢500 clavados y ahora bájale que ni viendo. El tipo de cambio se ha ido para abajo como avión despegando, dejando a muchos rascándose la cabeza y preguntándose qué onda con todo esto. Para algunos, es una fiesta, porque sus viajes al extranjero salen más baratos y hasta pueden darse el lujo de comprarse unos chunches nuevos. Pero para otros... bueno, para otros la cosa pinta un poquito más complicada.
Y es ahí donde entra el tema de los exportadores, nuestros hacedores de riqueza que llevan los productos puros de Costa Rica a todos lados. Estos señores están sudando la gota gorda, digámoslo así. Resulta que ellos venden en dólares, sí, pero tienen que pagar sus planilla, sus insumos, sus bretes, todo en colones. Entonces, ¿qué pasa cuando el dólar baja? Pues que les queda menos plata para cubrir esos gastos, simple y llano. Un verdadero despiche, si me preguntas.
Víctor Pérez, el jefe de Cadexco (la cámara de exportadores), no se anda con rodeos: “La dificultad para el país es muy fuerte para el sector productivo. Ganamos y facturamos en dólares, pero luego debemos transformarlos a colones”. Ni modo, mae, así es la vida. Él mismo reconoció que están analizando mil y una opciones para ver cómo salir del paso y evitar que se les vaya todo al traste.
Lo peor es que la mayoría de las empresas ya tienen sus planillas prácticamente colonizadas, lo que significa que entre el 50% y el 80% de sus costos de producción están en nuestra moneda. Imagínate la diferencia que puede hacer un cambio pequeño en el tipo de cambio. ¡Una pura carga!
Por otro lado, el Banco Central está haciendo lo que puede para controlar la situación. Han estado comprando dólares a diestra y siniestra, dicen que ya van por unos $17.000 millones –antes andaban en $14.500 millones–, eso sí que es un buen brete. Lo hacen para tratar de frenar aún más la caída, pero parece que no basta. Los exportadores esperan que bajen la tasa de política monetaria un poquito más, aunque sea 0,25 puntos porcentuales, para aliviar la presión sobre el tipo de cambio.
Ahora, fíjate tú, ¿por qué tanta bajada repentina? Bueno, varias cosas están pasando. Las empresas extranjeras están trayendo más dólares para pagar aguinaldos y impuestos, y además, la temporada alta del turismo está inyectando billetes verdes a la economía. Algunos expertos creen que el dólar podría llegar a los ¢510 al final del año, pero eso ya es especular. Hay tanto que puede pasar...
Todo este panorama nos deja pensando, ¿es este el momento perfecto para importar o deberíamos enfocarnos en apoyar a nuestras industrias locales?
Y aquí va la pregunta clave para ti, mi gente del Foro: ¿Crees que el Banco Central debería tomar medidas más drásticas para estabilizar el tipo de cambio o esta fluctuación es simplemente parte del ciclo económico?
Parece mentira, ¿verdad?, todavía estábamos agarrándole con fuerza a los ¢500 clavados y ahora bájale que ni viendo. El tipo de cambio se ha ido para abajo como avión despegando, dejando a muchos rascándose la cabeza y preguntándose qué onda con todo esto. Para algunos, es una fiesta, porque sus viajes al extranjero salen más baratos y hasta pueden darse el lujo de comprarse unos chunches nuevos. Pero para otros... bueno, para otros la cosa pinta un poquito más complicada.
Y es ahí donde entra el tema de los exportadores, nuestros hacedores de riqueza que llevan los productos puros de Costa Rica a todos lados. Estos señores están sudando la gota gorda, digámoslo así. Resulta que ellos venden en dólares, sí, pero tienen que pagar sus planilla, sus insumos, sus bretes, todo en colones. Entonces, ¿qué pasa cuando el dólar baja? Pues que les queda menos plata para cubrir esos gastos, simple y llano. Un verdadero despiche, si me preguntas.
Víctor Pérez, el jefe de Cadexco (la cámara de exportadores), no se anda con rodeos: “La dificultad para el país es muy fuerte para el sector productivo. Ganamos y facturamos en dólares, pero luego debemos transformarlos a colones”. Ni modo, mae, así es la vida. Él mismo reconoció que están analizando mil y una opciones para ver cómo salir del paso y evitar que se les vaya todo al traste.
Lo peor es que la mayoría de las empresas ya tienen sus planillas prácticamente colonizadas, lo que significa que entre el 50% y el 80% de sus costos de producción están en nuestra moneda. Imagínate la diferencia que puede hacer un cambio pequeño en el tipo de cambio. ¡Una pura carga!
Por otro lado, el Banco Central está haciendo lo que puede para controlar la situación. Han estado comprando dólares a diestra y siniestra, dicen que ya van por unos $17.000 millones –antes andaban en $14.500 millones–, eso sí que es un buen brete. Lo hacen para tratar de frenar aún más la caída, pero parece que no basta. Los exportadores esperan que bajen la tasa de política monetaria un poquito más, aunque sea 0,25 puntos porcentuales, para aliviar la presión sobre el tipo de cambio.
Ahora, fíjate tú, ¿por qué tanta bajada repentina? Bueno, varias cosas están pasando. Las empresas extranjeras están trayendo más dólares para pagar aguinaldos y impuestos, y además, la temporada alta del turismo está inyectando billetes verdes a la economía. Algunos expertos creen que el dólar podría llegar a los ¢510 al final del año, pero eso ya es especular. Hay tanto que puede pasar...
Todo este panorama nos deja pensando, ¿es este el momento perfecto para importar o deberíamos enfocarnos en apoyar a nuestras industrias locales?
Y aquí va la pregunta clave para ti, mi gente del Foro: ¿Crees que el Banco Central debería tomar medidas más drásticas para estabilizar el tipo de cambio o esta fluctuación es simplemente parte del ciclo económico?
