¡Ay, Dios mío, compas! Aquí estamos otra vez, analizando qué nos espera en el futuro cercano. Parece que la economía costarricense sí va entrando con cierta estabilidad al 2026, pero ni lloren, porque hay cositas que nos van a poner las barbas verdes. Esto no es cuento de nenes, eh.
Según Daniel Ortiz, de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), el panorama pinta complicado. No es que vaya a caer todo a pedazos, pero sí tendremos que sudar la gota gorda. Hay una incertidumbre mundial que nadie ignora – esas cosas de Trump allá en Estados Unidos siempre nos afectan – y sumándole el proceso electoral acá, pues la cosa se pone interesante, ¿eh?
Lo que más preocupa es ese crecimiento desigual que tenemos ya hace rato. Las zonas francas andan creciendo como mochas, disparándose a casi el 15%, mientras que la economía “normal”, la del pueblo, la que le pega duro al brete, anda más lenta, alrededor del 3%. Un verdadero despiche, porque ahí es donde vive la mayoría de nosotros, ¿me entienden?
Y esto, amigos míos, afecta directamente nuestro bolsillo. Menos consumo, menos inversión… la cosa se vuelve un círculo vicioso. Para 2026, esperan que el ritmo de crecimiento baje aún más, influenciado por todo este ambiente incierto y hasta por la fluctuación del tipo de cambio. ¡Puro relajo!
Pero ojo, que no todo es tan malo. El gobierno parece estar pensando en gastar más, relajando algunas reglas fiscales. Eso puede darle un empujón al consumo público, aunque también puede crear otras complicaciones más adelante. De cualquier manera, la inflación sigue estando bien bajita, incluso por debajo de lo que quiere el Banco Central. Qué carga tener que lidiar con una inflación negativa, ¿verdad? Impide que los precios se muevan y que podamos mejorar nuestros sueldos.
Y hablando de dinero, el Banco Central tiene las tasas de interés bien altas, lo que dificulta conseguir créditos. Esto le golpea duro al sector turístico, a los exportadores, e incluso a las industrias nacionales. ¡Todo un rollo! Se cree que las tasas podrían bajar un poquito el año que viene, pero despacito, con calma, sin asustarnos demasiado.
Además, la depreciación del colón, la moneda nuestra, tampoco ayuda. Con eso, las importaciones salen más caras y las exportaciones pierden fuerza. Lo bueno es que algunas empresas extranjeras están invirtiendo acá, lo que podría ayudar a estabilizar un poco la situación. Pero claro, también necesitamos que el gobierno trabaje para mejorar el clima de negocios, porque ahora mismo, producir en Costa Rica es un auténtico chore.
Ahora, la gran preocupación aparte es la inseguridad que vivimos. Que nos roben el celular en la calle, que te tengan que poner rejas en casa... ¡qué sal! Todo eso afecta la economía, desalienta la inversión, cambia la forma en que movemos nuestras vidas. ¿Ustedes creen que el nuevo gobierno podrá darle solución a este problema y recuperar la confianza de los empresarios y de la gente en general, o seguimos jodidos como estábamos?
Según Daniel Ortiz, de Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), el panorama pinta complicado. No es que vaya a caer todo a pedazos, pero sí tendremos que sudar la gota gorda. Hay una incertidumbre mundial que nadie ignora – esas cosas de Trump allá en Estados Unidos siempre nos afectan – y sumándole el proceso electoral acá, pues la cosa se pone interesante, ¿eh?
Lo que más preocupa es ese crecimiento desigual que tenemos ya hace rato. Las zonas francas andan creciendo como mochas, disparándose a casi el 15%, mientras que la economía “normal”, la del pueblo, la que le pega duro al brete, anda más lenta, alrededor del 3%. Un verdadero despiche, porque ahí es donde vive la mayoría de nosotros, ¿me entienden?
Y esto, amigos míos, afecta directamente nuestro bolsillo. Menos consumo, menos inversión… la cosa se vuelve un círculo vicioso. Para 2026, esperan que el ritmo de crecimiento baje aún más, influenciado por todo este ambiente incierto y hasta por la fluctuación del tipo de cambio. ¡Puro relajo!
Pero ojo, que no todo es tan malo. El gobierno parece estar pensando en gastar más, relajando algunas reglas fiscales. Eso puede darle un empujón al consumo público, aunque también puede crear otras complicaciones más adelante. De cualquier manera, la inflación sigue estando bien bajita, incluso por debajo de lo que quiere el Banco Central. Qué carga tener que lidiar con una inflación negativa, ¿verdad? Impide que los precios se muevan y que podamos mejorar nuestros sueldos.
Y hablando de dinero, el Banco Central tiene las tasas de interés bien altas, lo que dificulta conseguir créditos. Esto le golpea duro al sector turístico, a los exportadores, e incluso a las industrias nacionales. ¡Todo un rollo! Se cree que las tasas podrían bajar un poquito el año que viene, pero despacito, con calma, sin asustarnos demasiado.
Además, la depreciación del colón, la moneda nuestra, tampoco ayuda. Con eso, las importaciones salen más caras y las exportaciones pierden fuerza. Lo bueno es que algunas empresas extranjeras están invirtiendo acá, lo que podría ayudar a estabilizar un poco la situación. Pero claro, también necesitamos que el gobierno trabaje para mejorar el clima de negocios, porque ahora mismo, producir en Costa Rica es un auténtico chore.
Ahora, la gran preocupación aparte es la inseguridad que vivimos. Que nos roben el celular en la calle, que te tengan que poner rejas en casa... ¡qué sal! Todo eso afecta la economía, desalienta la inversión, cambia la forma en que movemos nuestras vidas. ¿Ustedes creen que el nuevo gobierno podrá darle solución a este problema y recuperar la confianza de los empresarios y de la gente en general, o seguimos jodidos como estábamos?