¡Ay, pata negra! Quién lo diría, mi gente. Después de tanto parche y promesa, La Sele sigue dando pena ajena, y ahora sale a relucir toda una trama digna de novela. Parece que el fiasco deportivo no solo es culpa del Piojo Herrera, sino también de una dirigencia que prefirió taparse los ojos que enfrentar la realidad. Esto huele raro, ¿eh?
Todo comenzó el 15 de septiembre, día de Independencia, pero lejos de celebrar con gallitos y marimbas, en las oficinas del Proyecto Goal se gestaba un drama futbolístico. El Comité Ejecutivo de la Fedefútbol tenía la chance de meterle mano a la situación después de esos empates humillantes contra Nicaragua y Haití. Pero, resulta que la valentía era más bien poca, y el miedo a confrontar al entrenador, aún más.
La versión oficial vendía la idea de que habían “apretado” al Piojo, pero la verdadera historia, contada por fuentes internas que prefirieron mantener el anonimato (por aquello de no irse al traste), es mucho más turbia. Fue una reunión llena de “sí, señor”, donde solo un alma valiente se atrevió a romper el molde. Un verdadero brete, vamos.
Leonardo Vargas, vicepresidente de la Federación y jefe máximo del Cartaginés, fue el único que tuvo el coraje de decir las cosas claras. Ni rodeos ni diplomacia, Vargas fue directo: cuestionó las convocatorias, criticó la estrategia en los partidos y exigió respuestas sobre los planteamientos flojos. ¡Un mae con pantalones, diay!
El resto de la mesa directiva, pues, se quedó mirando para otro lado, como si estuvieran rezando para que el problema desapareciera. Una fuente cercana a la reunión lo resumió así: “Todos nos encomendamos a Dios”. ¡Pura sal, mi pana! Mientras tanto, Herrera, lejos de amilanarse, soltó una frase que heló la sangre de todos: “El día que me impongan jugadores, yo me voy”. ¡Uy, qué bochornoso!
Pero lo peor llegó después. Cuando Herrera salió de la sala, Vargas soltó la bomba: “Pensé que veníamos aquí para despedir al Piojo”. Un comentario devastador que reveló la verdadera intención de muchos dirigentes: ratificar al técnico, aunque esto significara hundir al fútbol costarricense. ¡Qué torta! Porque al final, la decisión política pesó más que la necesidad de salvar a La Sele.
Y para colmo, varios de esos mismos dirigentes que se quedaron callados durante la reunión, después fueron a filtrar información a la prensa, pintándose como unos fiscales implacables. Vendiendo una imagen de control y exigencia, mientras que en privado les dieron un cheque en blanco al Piojo. ¡Qué desfachatez! Esta jugada terminó royendo la relación entre el cuerpo técnico y el Cartaginés, hasta culminar en esas declaraciones polémicas de Herrera sobre la supuesta debilidad emocional de los jugadores brumosos. Un chunche para olvidar, vaya.
Ahora, con el sueño mundialista hecho añicos, esa reunión del 15 de septiembre se perfila como el pecado original de este proceso. El día en que el silencio de la mayoría condenó a Costa Rica. ¿Será que la Fedefútbol finalmente asume la responsabilidad por este desastre o seguiremos viendo soluciones chapuceras y parches que solo empeoran la situación? ¡Dime tú, qué piensas de todo esto, mi compa! ¿Crees que todavía hay salvación para el fútbol tico o ya estamos demasiado lejos de poder remontar este partido?
Todo comenzó el 15 de septiembre, día de Independencia, pero lejos de celebrar con gallitos y marimbas, en las oficinas del Proyecto Goal se gestaba un drama futbolístico. El Comité Ejecutivo de la Fedefútbol tenía la chance de meterle mano a la situación después de esos empates humillantes contra Nicaragua y Haití. Pero, resulta que la valentía era más bien poca, y el miedo a confrontar al entrenador, aún más.
La versión oficial vendía la idea de que habían “apretado” al Piojo, pero la verdadera historia, contada por fuentes internas que prefirieron mantener el anonimato (por aquello de no irse al traste), es mucho más turbia. Fue una reunión llena de “sí, señor”, donde solo un alma valiente se atrevió a romper el molde. Un verdadero brete, vamos.
Leonardo Vargas, vicepresidente de la Federación y jefe máximo del Cartaginés, fue el único que tuvo el coraje de decir las cosas claras. Ni rodeos ni diplomacia, Vargas fue directo: cuestionó las convocatorias, criticó la estrategia en los partidos y exigió respuestas sobre los planteamientos flojos. ¡Un mae con pantalones, diay!
El resto de la mesa directiva, pues, se quedó mirando para otro lado, como si estuvieran rezando para que el problema desapareciera. Una fuente cercana a la reunión lo resumió así: “Todos nos encomendamos a Dios”. ¡Pura sal, mi pana! Mientras tanto, Herrera, lejos de amilanarse, soltó una frase que heló la sangre de todos: “El día que me impongan jugadores, yo me voy”. ¡Uy, qué bochornoso!
Pero lo peor llegó después. Cuando Herrera salió de la sala, Vargas soltó la bomba: “Pensé que veníamos aquí para despedir al Piojo”. Un comentario devastador que reveló la verdadera intención de muchos dirigentes: ratificar al técnico, aunque esto significara hundir al fútbol costarricense. ¡Qué torta! Porque al final, la decisión política pesó más que la necesidad de salvar a La Sele.
Y para colmo, varios de esos mismos dirigentes que se quedaron callados durante la reunión, después fueron a filtrar información a la prensa, pintándose como unos fiscales implacables. Vendiendo una imagen de control y exigencia, mientras que en privado les dieron un cheque en blanco al Piojo. ¡Qué desfachatez! Esta jugada terminó royendo la relación entre el cuerpo técnico y el Cartaginés, hasta culminar en esas declaraciones polémicas de Herrera sobre la supuesta debilidad emocional de los jugadores brumosos. Un chunche para olvidar, vaya.
Ahora, con el sueño mundialista hecho añicos, esa reunión del 15 de septiembre se perfila como el pecado original de este proceso. El día en que el silencio de la mayoría condenó a Costa Rica. ¿Será que la Fedefútbol finalmente asume la responsabilidad por este desastre o seguiremos viendo soluciones chapuceras y parches que solo empeoran la situación? ¡Dime tú, qué piensas de todo esto, mi compa! ¿Crees que todavía hay salvación para el fútbol tico o ya estamos demasiado lejos de poder remontar este partido?