Maes, a ver si me ayudan a entender esta vara, porque los últimos números de empleo que tiró el INEC me tienen con el cerebro hecho un nudo. A primera vista, la noticia suena tuanis: el desempleo en Costa Rica bajó. ¡Aleluya! Pasamos de un 7,8% a un 6,7% en el último año. Si uno solo lee el titular, es casi para salir a celebrar, ¿verdad? Menos gente sin brete, la economía moviéndose, todo pura vida. Uno se imagina a los políticos inflando el pecho y apuntándose el gane. Pero, como casi siempre pasa en Tiquicia, el diablo está en los detalles.
Porque aquí es donde la puerca tuerce el rabo, como decía mi abuela. Resulta que, mientras el desempleo baja, ¡la cantidad de gente con trabajo también bajó! Lean eso otra vez: menos desempleados y, al mismo tiempo, menos ocupados. Pasamos de 2,19 millones de personas con brete a 2,14 millones. O sea, desaparecieron del mapa laboral unas 50,000 personas. Y diay, la pregunta del millón es: ¿adónde se fue toda esa gente? ¿Se pegaron la lotería y se fueron a vivir a la playa? ¿O la vara es más complicada?
Y aquí es donde está el verdadero meollo del asunto. ¡Qué torta! El "truco" estadístico es que para que a usted lo cuenten como "desempleado", tiene que estar buscando trabajo activamente. Si usted, por la razón que sea, se cansó de mandar currículums, de ir a entrevistas para que nunca lo llamen, y simplemente "tiró la toalla", ¡felicidades! Para el INEC, usted ya no es un desempleado. Usted ahora es parte de la "población fuera de la fuerza de trabajo". Un fantasma estadístico. Y ese grupo, maes, creció en más de 138,000 personas en solo un año.
Esto es lo que realmente está pasando. No es que de repente se crearon miles de puestos de trabajo mágicos. Lo que pasó es que miles de ticos se rindieron. Dejaron de buscar porque el mercado está durísimo, porque no encuentran nada que valga la pena o, como lo menciona el mismo INEC, porque las responsabilidades en la casa se los comen vivos. Pensemos en la cantidad de mujeres que tienen que dejar de buscar un brete formal porque el cuido de los hijos o de los adultos mayores les cae encima, sin apoyo y sin opciones. No es que no quieran trabajar, es que simplemente no pueden ni siquiera buscarlo.
Entonces, esa cifra de desempleo que a algunos les gusta mostrar como un trofeo, en realidad es un espejismo que esconde una realidad mucho más preocupante: una economía que no está logrando ni siquiera mantener a su gente motivada para buscar oportunidades. El pastel no se está repartiendo mejor, el pastel se está haciendo más pequeño. La cancha de juego tiene menos jugadores porque muchos se fueron a sentar a la gradería, no por gusto, sino por pura necesidad o frustración. Así que les pregunto a ustedes, maes: ¿Sienten este ambiente en la calle? ¿Conocen gente que ya ni busca brete porque siente que es una pérdida de tiempo? ¿O es que la cosa no está tan salada como la pintan los números? ¡Los leo!
Porque aquí es donde la puerca tuerce el rabo, como decía mi abuela. Resulta que, mientras el desempleo baja, ¡la cantidad de gente con trabajo también bajó! Lean eso otra vez: menos desempleados y, al mismo tiempo, menos ocupados. Pasamos de 2,19 millones de personas con brete a 2,14 millones. O sea, desaparecieron del mapa laboral unas 50,000 personas. Y diay, la pregunta del millón es: ¿adónde se fue toda esa gente? ¿Se pegaron la lotería y se fueron a vivir a la playa? ¿O la vara es más complicada?
Y aquí es donde está el verdadero meollo del asunto. ¡Qué torta! El "truco" estadístico es que para que a usted lo cuenten como "desempleado", tiene que estar buscando trabajo activamente. Si usted, por la razón que sea, se cansó de mandar currículums, de ir a entrevistas para que nunca lo llamen, y simplemente "tiró la toalla", ¡felicidades! Para el INEC, usted ya no es un desempleado. Usted ahora es parte de la "población fuera de la fuerza de trabajo". Un fantasma estadístico. Y ese grupo, maes, creció en más de 138,000 personas en solo un año.
Esto es lo que realmente está pasando. No es que de repente se crearon miles de puestos de trabajo mágicos. Lo que pasó es que miles de ticos se rindieron. Dejaron de buscar porque el mercado está durísimo, porque no encuentran nada que valga la pena o, como lo menciona el mismo INEC, porque las responsabilidades en la casa se los comen vivos. Pensemos en la cantidad de mujeres que tienen que dejar de buscar un brete formal porque el cuido de los hijos o de los adultos mayores les cae encima, sin apoyo y sin opciones. No es que no quieran trabajar, es que simplemente no pueden ni siquiera buscarlo.
Entonces, esa cifra de desempleo que a algunos les gusta mostrar como un trofeo, en realidad es un espejismo que esconde una realidad mucho más preocupante: una economía que no está logrando ni siquiera mantener a su gente motivada para buscar oportunidades. El pastel no se está repartiendo mejor, el pastel se está haciendo más pequeño. La cancha de juego tiene menos jugadores porque muchos se fueron a sentar a la gradería, no por gusto, sino por pura necesidad o frustración. Así que les pregunto a ustedes, maes: ¿Sienten este ambiente en la calle? ¿Conocen gente que ya ni busca brete porque siente que es una pérdida de tiempo? ¿O es que la cosa no está tan salada como la pintan los números? ¡Los leo!