¡Aguante!, gente del Foro. Aquí les va la jugada: el ICE acaba de aprobar invertir unos $400 millones en la construcción de la planta térmica Moín IV. Sí, leyeron bien, cuatrocientos palos verdes pa' echarle más caballos a la generación de electricidad. Dicen que es pa' asegurar la corriente y fortalecer el sistema, pero a muchos nos huele raro, ¿verdad?
La idea es que esta nueva planta, que se pondrá en marcha allá por Limón, tenga una capacidad de 200 megavatios. Esto, según el ICE, servirá para complementar las energías renovables, esas solares y eólicas que andamos promoviendo. La teoría suena linda, claro, pero uno siempre se pregunta cómo van a cuadrar las cuentas y si esto realmente nos va a beneficiar a la billetera.
El Consejo Directivo ya dio el visto bueno, basándose en un estudio de factibilidad y el Plan de Expansión de la Generación (PEG) 2024-2040. Todo muy técnico y formal, pero la verdad es que uno quisiera ver más transparencia en estos procesos. Pa’ que sepamos exactamente dónde va nuestro dinero y por qué estamos pagando tanto por mantener las luces prendidas.
Y ojo, porque la elección del combustible sigue siendo una incógnita. Están barajando opciones, incluyendo el gas natural, pero eso abre otro debate: ¿dependemos aún más de combustibles fósiles? ¿No deberíamos apostarle con más fuerza a las energías 100% limpias y renovables, aunque eso signifique una inversión mayor a largo plazo?
Lo que sí queda claro es que Moín IV será crucial para evitar esos apagones sorpresa que tanto nos han atormentado en años pasados. También promete eliminar la necesidad de alquilar plantas térmicas temporales, lo cual representa un ahorro considerable. Pero, ¿será suficiente para cubrir la creciente demanda energética del país, especialmente con el auge del turismo y la electrificación de vehículos eléctricos?
Además de la planta en sí, el proyecto incluye una subestación eléctrica y mejoras en las redes de transmisión y distribución. Así quieren asegurarse de que la energía llegue a todos los rincones del país, cumpliendo con las regulaciones regionales y nacionales. Parecería que se tocan todas las bases, pero siempre hay espacio para la crítica constructiva.
Ahora, algunos políticos y ex presidentes han levantado la ceja ante este movimiento, cuestionando la conveniencia de invertir en una planta térmica en plena transición hacia energías renovables. Argumentan que podría ser más rentable enfocarse en proyectos solares y eólicos a gran escala, que además serían más amigables con el medio ambiente. Una postura bastante lógica, si me preguntan a mí, pero habrá que ver si el ICE escucha estas voces disidentes.
En fin, parece que la apuesta es clara: asegurar el suministro eléctrico a toda costa. La pregunta que dejo abierta para ustedes, mis queridos foristas, es la siguiente: ¿creen que esta inversión en Moín IV es la decisión correcta para el futuro energético de Costa Rica, o deberíamos estar priorizando otras alternativas más sostenibles, aunque signifiquen mayores desafíos iniciales? ¡Dejen sus opiniones abajo!
La idea es que esta nueva planta, que se pondrá en marcha allá por Limón, tenga una capacidad de 200 megavatios. Esto, según el ICE, servirá para complementar las energías renovables, esas solares y eólicas que andamos promoviendo. La teoría suena linda, claro, pero uno siempre se pregunta cómo van a cuadrar las cuentas y si esto realmente nos va a beneficiar a la billetera.
El Consejo Directivo ya dio el visto bueno, basándose en un estudio de factibilidad y el Plan de Expansión de la Generación (PEG) 2024-2040. Todo muy técnico y formal, pero la verdad es que uno quisiera ver más transparencia en estos procesos. Pa’ que sepamos exactamente dónde va nuestro dinero y por qué estamos pagando tanto por mantener las luces prendidas.
Y ojo, porque la elección del combustible sigue siendo una incógnita. Están barajando opciones, incluyendo el gas natural, pero eso abre otro debate: ¿dependemos aún más de combustibles fósiles? ¿No deberíamos apostarle con más fuerza a las energías 100% limpias y renovables, aunque eso signifique una inversión mayor a largo plazo?
Lo que sí queda claro es que Moín IV será crucial para evitar esos apagones sorpresa que tanto nos han atormentado en años pasados. También promete eliminar la necesidad de alquilar plantas térmicas temporales, lo cual representa un ahorro considerable. Pero, ¿será suficiente para cubrir la creciente demanda energética del país, especialmente con el auge del turismo y la electrificación de vehículos eléctricos?
Además de la planta en sí, el proyecto incluye una subestación eléctrica y mejoras en las redes de transmisión y distribución. Así quieren asegurarse de que la energía llegue a todos los rincones del país, cumpliendo con las regulaciones regionales y nacionales. Parecería que se tocan todas las bases, pero siempre hay espacio para la crítica constructiva.
Ahora, algunos políticos y ex presidentes han levantado la ceja ante este movimiento, cuestionando la conveniencia de invertir en una planta térmica en plena transición hacia energías renovables. Argumentan que podría ser más rentable enfocarse en proyectos solares y eólicos a gran escala, que además serían más amigables con el medio ambiente. Una postura bastante lógica, si me preguntan a mí, pero habrá que ver si el ICE escucha estas voces disidentes.
En fin, parece que la apuesta es clara: asegurar el suministro eléctrico a toda costa. La pregunta que dejo abierta para ustedes, mis queridos foristas, es la siguiente: ¿creen que esta inversión en Moín IV es la decisión correcta para el futuro energético de Costa Rica, o deberíamos estar priorizando otras alternativas más sostenibles, aunque signifiquen mayores desafíos iniciales? ¡Dejen sus opiniones abajo!