Mae, la vara con el juicio de Johnny Araya, Celso Gamboa y Berenice Smith está más enredada que un tele de los de antes. Justo cuando parecía que la cosa iba directo a las conclusiones y que el Ministerio Público tenía su caso bien amarrado, ¡pum! La defensa se saca un as bajo la manga que podría mandarlo todo al traste. Y el centro de este despiche es, nada más y nada menos, que la testigo estrella de la fiscalía, la fiscala Natalia Rojas. Resulta que su testimonio, que era la piedra angular de la acusación, ahora está más cuestionado que nunca.
Diay, aquí es donde se armó el enredo. Francisco Dall'Anese, que no es ningún pintado en la pared y ahora defiende a Berenice Smith, logró que los jueces aceptaran una nueva prueba: unas grabaciones de un proceso disciplinario interno del Poder Judicial. En esas grabaciones, la fiscala Rojas sí califica la supuesta orden que recibió de sus jefes como “indebida e incorrecta”. ¿Y cuál es el problema? Que durante el juicio, cuando le preguntaron, juró y perjuró que ella “nunca había hecho ninguna calificación” sobre si la orden era legal, ilegal, buena o mala. ¡Qué torta!
Para que entiendan la magnitud de la jugada: Dall'Anese básicamente está diciendo que la testigo no dijo toda la verdad en el tribunal. Esta nueva evidencia, que en el argot legal llaman "prueba para mejor resolver", es como ese dato que aparece a media mejenga y que puede cambiar todo el partido. El argumento de la defensa es claro: si la testigo principal se contradice en un punto tan fundamental, ¿cómo se puede confiar en el resto de su testimonio? Para el Ministerio Público esto es un golpe durísimo, porque toda su teoría del caso, ese supuesto tráfico de influencias, dependía casi por completo de la credibilidad de Rojas.
Recordemos el chisme completo. La acusación dice que Gamboa y Smith, desde sus puestos de poder en la fiscalía, presionaron a Rojas para que borrara el nombre de Johnny Araya de una causa penal. Todo este enredo por una diferencia semántica que, al final del día, buscaba, supuestamente, hacerle un favorcito al entonces alcalde de Chepe. La clave era la famosa frase "siguiendo instrucciones superiores" que Rojas puso en el documento que exoneraba a Araya, dando a entender que ella no estaba de acuerdo pero que la habían obligado. Ahora, con esta aparente contradicción, la defensa quiere pintar un cuadro muy diferente: el de una testigo que tal vez no es tan fiable como parecía.
Así las cosas, el juicio entra en su etapa final con un nivel de incertidumbre que nadie se esperaba. El Ministerio Público y la Procuraduría tienen que presentar sus conclusiones con su testigo estrella herida. Y la defensa, por su parte, llega con el pecho inflado, lista para argumentar que todo el caso debería absolutoria. Esto ya dejó de ser un simple juicio para convertirse en una verdadera novela de suspenso judicial, donde cada palabra y cada grabación cuenta. La vara está que arde.
Ahora la pregunta del millón, foreros: ¿Creen que esta nueva prueba es suficiente para que todo el caso se caiga? ¿O es solo una cortina de humo de un abogado colmilludo como Dall'Anese? ¿Le creemos a la fiscala Rojas o se enredó solita? ¡Abro debate!
Diay, aquí es donde se armó el enredo. Francisco Dall'Anese, que no es ningún pintado en la pared y ahora defiende a Berenice Smith, logró que los jueces aceptaran una nueva prueba: unas grabaciones de un proceso disciplinario interno del Poder Judicial. En esas grabaciones, la fiscala Rojas sí califica la supuesta orden que recibió de sus jefes como “indebida e incorrecta”. ¿Y cuál es el problema? Que durante el juicio, cuando le preguntaron, juró y perjuró que ella “nunca había hecho ninguna calificación” sobre si la orden era legal, ilegal, buena o mala. ¡Qué torta!
Para que entiendan la magnitud de la jugada: Dall'Anese básicamente está diciendo que la testigo no dijo toda la verdad en el tribunal. Esta nueva evidencia, que en el argot legal llaman "prueba para mejor resolver", es como ese dato que aparece a media mejenga y que puede cambiar todo el partido. El argumento de la defensa es claro: si la testigo principal se contradice en un punto tan fundamental, ¿cómo se puede confiar en el resto de su testimonio? Para el Ministerio Público esto es un golpe durísimo, porque toda su teoría del caso, ese supuesto tráfico de influencias, dependía casi por completo de la credibilidad de Rojas.
Recordemos el chisme completo. La acusación dice que Gamboa y Smith, desde sus puestos de poder en la fiscalía, presionaron a Rojas para que borrara el nombre de Johnny Araya de una causa penal. Todo este enredo por una diferencia semántica que, al final del día, buscaba, supuestamente, hacerle un favorcito al entonces alcalde de Chepe. La clave era la famosa frase "siguiendo instrucciones superiores" que Rojas puso en el documento que exoneraba a Araya, dando a entender que ella no estaba de acuerdo pero que la habían obligado. Ahora, con esta aparente contradicción, la defensa quiere pintar un cuadro muy diferente: el de una testigo que tal vez no es tan fiable como parecía.
Así las cosas, el juicio entra en su etapa final con un nivel de incertidumbre que nadie se esperaba. El Ministerio Público y la Procuraduría tienen que presentar sus conclusiones con su testigo estrella herida. Y la defensa, por su parte, llega con el pecho inflado, lista para argumentar que todo el caso debería absolutoria. Esto ya dejó de ser un simple juicio para convertirse en una verdadera novela de suspenso judicial, donde cada palabra y cada grabación cuenta. La vara está que arde.
Ahora la pregunta del millón, foreros: ¿Creen que esta nueva prueba es suficiente para que todo el caso se caiga? ¿O es solo una cortina de humo de un abogado colmilludo como Dall'Anese? ¿Le creemos a la fiscala Rojas o se enredó solita? ¡Abro debate!