¡Ay, Dios mío! Parece que la cosa se puso turbia en el mundo de la radio en Costa Rica. Varias emisoras, algunas de las más escuchadas, decidieron hacerle parada al nuevo proceso de licitación de frecuencias impulsado por el Micitt y la Sutel. No quieren ni na' que ver con esta jugada, y la verdad, viendo la cosa, no me extraña mucho. Esto pinta pa' un brío gordo contra el gobierno de Rodrigo Chaves.
Todo comenzó con la decisión del gobierno de poner en marcha una subasta de frecuencias, argumentando modernización y eficiencia. Pero parece que, para varios actores del sector, esto huele a chamusquina. Entre las emisoras que dijeron “adiós” a la puja figuran Radio Musical (tanto 97.5 FM como 104.7 FM), CRC (con sus estaciones 89.1, 94.7, 95.9 Conexión y 103.1), y hasta Radio Sinfonola 90.3, que históricamente ha sido una voz importante en nuestro país.
Cadena Musical, propietaria de varias de estas emisoras, ya había levantado la voz y movido algunos hilos legales ante el Tribunal Contencioso, buscando proteger las concesiones que ya tienen. Lo que ellos dicen es que no pueden simplemente ir a remate por algo que legalmente les pertenece. ¿Se imaginan tener que pujar por su propia casa? Pues eso es lo que sienten estos señores. Hay que darle duro al abogado, chunches.
Pero la crítica más contundente vino de Andrés Quintana, el presidente de CRC. El mae no se anduvo con rodeos y declaró abiertamente que considera el proceso ilegal y poco ético. Según él, la ley habla de concursos transparentes, no de subastas. Además, dice que cambiar el modelo de radiodifusión nacional con esta jugada es una locura, una verdadera torta. ¡Y vaya que tiene razón!
La gota que derramó el vaso, al parecer, fue la situación de Radio Sinfonola. Carlos Lafuente, su gerente, anunció con mucha tristeza que tendrán que cesar operaciones. En declaraciones cargadas de emoción, recordó los 60 años de trayectoria de la emisora, destacando su compromiso con la sociedad costarricense. Culpa directamente al gobierno de Chaves, acusándolo de imponer costos prohibitivos para las radios pequeñas, convirtiéndolas en presa fácil para capitales extranjeros – qué sal!
“Parece que fue ayer y ya casi se cumplen 60 años…”, lamentaba Lafuente en un comunicado que se viralizó en redes sociales. Su historia pone de manifiesto la difícil situación que enfrentan muchas radios comunitarias y privadas, que luchan por sobrevivir en un entorno cada vez más competitivo y regulado. Ver una emisora con tanta tradición apagarse así, realmente da pena, chava.
Las reacciones no se han hecho esperar. Muchos analistas políticos ven en esta decisión de las emisoras una señal clara de desacuerdo con las políticas del gobierno de Chaves. Dicen que esto podría desencadenar una crisis aún mayor en el sector de las telecomunicaciones y generar incertidumbre en la inversión privada. Ya ven, un brete se nos viene encima, diay.
En fin, la cosa está que arde. Las emisoras han dicho basta y ahora queda por ver cómo reaccionará el gobierno de Chaves. ¿Será que cederá ante la presión popular y modificará el proceso, o seguirá adelante con su plan original, arriesgándose a una confrontación aún mayor? ¿Creen ustedes que esta subasta es necesaria para modernizar el panorama radial costaricense o es un atropello a la libertad de expresión y a las empresas locales?
Todo comenzó con la decisión del gobierno de poner en marcha una subasta de frecuencias, argumentando modernización y eficiencia. Pero parece que, para varios actores del sector, esto huele a chamusquina. Entre las emisoras que dijeron “adiós” a la puja figuran Radio Musical (tanto 97.5 FM como 104.7 FM), CRC (con sus estaciones 89.1, 94.7, 95.9 Conexión y 103.1), y hasta Radio Sinfonola 90.3, que históricamente ha sido una voz importante en nuestro país.
Cadena Musical, propietaria de varias de estas emisoras, ya había levantado la voz y movido algunos hilos legales ante el Tribunal Contencioso, buscando proteger las concesiones que ya tienen. Lo que ellos dicen es que no pueden simplemente ir a remate por algo que legalmente les pertenece. ¿Se imaginan tener que pujar por su propia casa? Pues eso es lo que sienten estos señores. Hay que darle duro al abogado, chunches.
Pero la crítica más contundente vino de Andrés Quintana, el presidente de CRC. El mae no se anduvo con rodeos y declaró abiertamente que considera el proceso ilegal y poco ético. Según él, la ley habla de concursos transparentes, no de subastas. Además, dice que cambiar el modelo de radiodifusión nacional con esta jugada es una locura, una verdadera torta. ¡Y vaya que tiene razón!
La gota que derramó el vaso, al parecer, fue la situación de Radio Sinfonola. Carlos Lafuente, su gerente, anunció con mucha tristeza que tendrán que cesar operaciones. En declaraciones cargadas de emoción, recordó los 60 años de trayectoria de la emisora, destacando su compromiso con la sociedad costarricense. Culpa directamente al gobierno de Chaves, acusándolo de imponer costos prohibitivos para las radios pequeñas, convirtiéndolas en presa fácil para capitales extranjeros – qué sal!
“Parece que fue ayer y ya casi se cumplen 60 años…”, lamentaba Lafuente en un comunicado que se viralizó en redes sociales. Su historia pone de manifiesto la difícil situación que enfrentan muchas radios comunitarias y privadas, que luchan por sobrevivir en un entorno cada vez más competitivo y regulado. Ver una emisora con tanta tradición apagarse así, realmente da pena, chava.
Las reacciones no se han hecho esperar. Muchos analistas políticos ven en esta decisión de las emisoras una señal clara de desacuerdo con las políticas del gobierno de Chaves. Dicen que esto podría desencadenar una crisis aún mayor en el sector de las telecomunicaciones y generar incertidumbre en la inversión privada. Ya ven, un brete se nos viene encima, diay.
En fin, la cosa está que arde. Las emisoras han dicho basta y ahora queda por ver cómo reaccionará el gobierno de Chaves. ¿Será que cederá ante la presión popular y modificará el proceso, o seguirá adelante con su plan original, arriesgándose a una confrontación aún mayor? ¿Creen ustedes que esta subasta es necesaria para modernizar el panorama radial costaricense o es un atropello a la libertad de expresión y a las empresas locales?