¡Ay, Dios mío! La cosa se está poniendo picante, mi gente. Los exportadores, esos que nos traen el pan de llevar, le están echando presión al Banco Central. Parece que la caída del dólar contra el colón los tiene bien inquietos, y no precisamente porque estén ganando dinero. Estamos hablando de unos números que podrían afectar a muchísima gente, así que hay que prestarle atención.
Según Cadexco, la Cámara de Exportadores, el tipo de cambio ha dado un batacazo importante en estas últimas semanas, bajando a menos de ¢500 por dólar. Víctor Pérez, el jefe de Cadexco, no anduvo con rodeos: fue directo a decirle al Banco Central que necesitan “tener más sensibilidad y empatía con el sector”. Digamos que la paciencia se les acabó, diay.
En una reunión con las autoridades del Banco Central, los exportadores le plantearon los problemas de frente. Les dijeron que la cosa está dura, que las empresas no saben si van a poder seguir aguantando el ritmo con un tipo de cambio tan bajo. Hablando claro, le dieron su manito, porque si esto sigue así, el asunto podría irse al traste para muchas empresas y, obviamente, eso afectaría a miles de familias que dependen de esos empleos.
Pero ojo, que no todo es negativo. A pesar de todos los problemas –la volatilidad del dólar, los trabambolos con Estados Unidos, los baches en la carretera, la poca seguridad– el sector exportador ha logrado mantenerse a flote. De hecho, se espera cerrar este año con una cifra impresionante: ¡casi $34.870 millones en exportaciones! Eso sí que es darle maña. Además, generan más de 710.000 empleos, ¡una barbaridad!
Ahora bien, los exportadores no llegaron solamente a quejarse. Trajeron propuestas concretas, un plan a cuatro años (del 2026 al 2030), elaborado desde abajo, con la experiencia de las propias empresas. Un verdadero brete de ideas para fortalecer el sector y hacerlo crecer aún más. Entre las cosas que piden, una política cambiaria más clara, más facilidades para conseguir crédito, mejor preparación técnica para los trabajadores y, crucialmente, echarle ganas a la seguridad en las zonas logísticas.
Y ni hablar de las relaciones comerciales. Quieren seguir fortaleciendo la relación con Estados Unidos, modernizar los acuerdos existentes, meterse de lleno en iniciativas como DEPA, la Alianza del Pacífico y otras negociaciones internacionales. En pocas palabras, quieren abrir puertas a nuevos mercados y asegurar que Costa Rica siga siendo un jugador importante en el escenario mundial. Falta de inversión en infraestructura sigue siendo un problema crítico; puerto Caldera necesita urgentemente una mano, igual que los aeropuertos, diay.
Las candidaturas presidenciales, escuchen esto. Los exportadores han dejado claro que necesitan que los futuros líderes del país tomen cartas en el asunto con seriedad y visión de largo plazo. No vale con poner parches, sino con construir bases sólidas para el futuro de la economía nacional. Porque, seamos claros, el sector exportador es uno de los pilares fundamentales de nuestro país, y si él tropieza, todos sentimos el golpe. Ya estamos viendo cómo la inflación nos está apretando el cinturón, y esta situación puede empeorar si no tomamos medidas ahora mismo.
Esta situación nos deja pensando: ¿Debería el Banco Central intervenir activamente en el mercado cambiario para estabilizar el tipo de cambio y proteger a los exportadores, o debería permitir que el mercado se regule solo, aunque eso signifique mayores riesgos para algunos sectores económicos? ¿Cuál creen ustedes sería la mejor opción para garantizar la estabilidad económica de Costa Rica?
Según Cadexco, la Cámara de Exportadores, el tipo de cambio ha dado un batacazo importante en estas últimas semanas, bajando a menos de ¢500 por dólar. Víctor Pérez, el jefe de Cadexco, no anduvo con rodeos: fue directo a decirle al Banco Central que necesitan “tener más sensibilidad y empatía con el sector”. Digamos que la paciencia se les acabó, diay.
En una reunión con las autoridades del Banco Central, los exportadores le plantearon los problemas de frente. Les dijeron que la cosa está dura, que las empresas no saben si van a poder seguir aguantando el ritmo con un tipo de cambio tan bajo. Hablando claro, le dieron su manito, porque si esto sigue así, el asunto podría irse al traste para muchas empresas y, obviamente, eso afectaría a miles de familias que dependen de esos empleos.
Pero ojo, que no todo es negativo. A pesar de todos los problemas –la volatilidad del dólar, los trabambolos con Estados Unidos, los baches en la carretera, la poca seguridad– el sector exportador ha logrado mantenerse a flote. De hecho, se espera cerrar este año con una cifra impresionante: ¡casi $34.870 millones en exportaciones! Eso sí que es darle maña. Además, generan más de 710.000 empleos, ¡una barbaridad!
Ahora bien, los exportadores no llegaron solamente a quejarse. Trajeron propuestas concretas, un plan a cuatro años (del 2026 al 2030), elaborado desde abajo, con la experiencia de las propias empresas. Un verdadero brete de ideas para fortalecer el sector y hacerlo crecer aún más. Entre las cosas que piden, una política cambiaria más clara, más facilidades para conseguir crédito, mejor preparación técnica para los trabajadores y, crucialmente, echarle ganas a la seguridad en las zonas logísticas.
Y ni hablar de las relaciones comerciales. Quieren seguir fortaleciendo la relación con Estados Unidos, modernizar los acuerdos existentes, meterse de lleno en iniciativas como DEPA, la Alianza del Pacífico y otras negociaciones internacionales. En pocas palabras, quieren abrir puertas a nuevos mercados y asegurar que Costa Rica siga siendo un jugador importante en el escenario mundial. Falta de inversión en infraestructura sigue siendo un problema crítico; puerto Caldera necesita urgentemente una mano, igual que los aeropuertos, diay.
Las candidaturas presidenciales, escuchen esto. Los exportadores han dejado claro que necesitan que los futuros líderes del país tomen cartas en el asunto con seriedad y visión de largo plazo. No vale con poner parches, sino con construir bases sólidas para el futuro de la economía nacional. Porque, seamos claros, el sector exportador es uno de los pilares fundamentales de nuestro país, y si él tropieza, todos sentimos el golpe. Ya estamos viendo cómo la inflación nos está apretando el cinturón, y esta situación puede empeorar si no tomamos medidas ahora mismo.
Esta situación nos deja pensando: ¿Debería el Banco Central intervenir activamente en el mercado cambiario para estabilizar el tipo de cambio y proteger a los exportadores, o debería permitir que el mercado se regule solo, aunque eso signifique mayores riesgos para algunos sectores económicos? ¿Cuál creen ustedes sería la mejor opción para garantizar la estabilidad económica de Costa Rica?