¡Ay, Dios mío! Quién iba a decir que la geógrafa de Ipís se convertiría en la voz oficial cuando la tierra decide sacudirnos un poquito. Hablamos de Floribeth Vega Solano, la señora que trabaja en el OVSICORI y nos explica qué onda con los temblores que nos despiertan a mitad de la noche. Ya casi cuatro décadas dedicada a esto, y sigue ahí, calmando bolitas con su paciencia infinita.
Imagínate, Floribeth entró al Observatorio a principios de los noventas, recién salida de la Escuela de Geografía de la U. Desde entonces, le ha metido empeño al estudio de esos movimientos telúricos, traduciéndolos a un lenguaje que hasta nosotros, los que no sabemos ni dónde queda Barva de Heredia, podamos entender. No es fácil, créeme, manejar toda esa data y explicarla sin que la gente empiece a correr presa por lana.
Pero ella no solo se dedica a mantener actualizado el catálogo de sismos, que según dice, es su “materia prima”. Floribeth es multifacética, mae. Ha apoyado en temas de vulcanología, ha manejado las redes sociales del OVSICORI – ¡y eso no es pa’ cualquiero!, requiere paciencia santa– y ahora anda hasta compartiendo fotos y videos de los volcanes con la gente. Así, pa’ que estemos bien enterados de lo que pasa en nuestro terruño.
Y eso es clave, ¿eh? Porque a veces los medios exageran y la cosa se pone más tensa de lo que debería. Floribeth, con su experiencia y conocimiento, siempre trata de ponerle pausa a la histeria colectiva. Ella sabe que cada temblor es diferente, y que no todos significan el fin del mundo (aunque a veces uno se asusta, ay…). Conecta con los periodistas, les da información clara y precisa, y se asegura de que la imagen del OVSICORI sea la correcta: basada en ciencia, no en pánico.
Sus estudios en Noruega y otros países de Latinoamérica le han ayudado a fortalecer los procesos del Observatorio, tanto técnicos como de comunicación. Y eso es bueno, porque la ciencia tiene que llegar a todos, no quedarse encerrada en libros y congresos aburridos. Floribeth tiene esa capacidad de traducir los datos científicos a un lenguaje sencillo, cercano, que te haga sentir más tranquilo aunque estés sintiendo el suelo moverse bajo tus pies.
Ha visto cómo ha cambiado la tecnología, cómo la ciencia avanza a pasos agigantados y cómo la manera en que nos enteramos de las cosas también ha mutado. Pero una cosa permanece igual: su dedicación, su curiosidad y su compromiso con el país. Dice sentirse orgullosa de trabajar en el OVSICORI, y vaya que lo merece. Después de tanto tiempo, es una pieza fundamental en este trabajo importantísimo.
Piénsalo: detrás de cada reporte que ves en Facebook, de cada video que circula por WhatsApp, está el esfuerzo de Floribeth y su equipo. Son ellos quienes nos mantienen informados, quienes nos ayudan a comprender los peligros que acechan y quienes nos brindan tranquilidad en medio del caos. Un verdadero puente entre la ciencia y la sociedad, una heroína anónima que vela por nuestra seguridad.
Ahora, dime tú: ¿crees que, con tanta información disponible hoy en día, la gente realmente presta atención a las recomendaciones oficiales ante un sismo o erupción volcánica, o ya estamos demasiado distraídos con nuestros celulares y redes sociales? ¿Se debería invertir más en educación preventiva en las escuelas para prepararnos mejor ante estos eventos?
Imagínate, Floribeth entró al Observatorio a principios de los noventas, recién salida de la Escuela de Geografía de la U. Desde entonces, le ha metido empeño al estudio de esos movimientos telúricos, traduciéndolos a un lenguaje que hasta nosotros, los que no sabemos ni dónde queda Barva de Heredia, podamos entender. No es fácil, créeme, manejar toda esa data y explicarla sin que la gente empiece a correr presa por lana.
Pero ella no solo se dedica a mantener actualizado el catálogo de sismos, que según dice, es su “materia prima”. Floribeth es multifacética, mae. Ha apoyado en temas de vulcanología, ha manejado las redes sociales del OVSICORI – ¡y eso no es pa’ cualquiero!, requiere paciencia santa– y ahora anda hasta compartiendo fotos y videos de los volcanes con la gente. Así, pa’ que estemos bien enterados de lo que pasa en nuestro terruño.
Y eso es clave, ¿eh? Porque a veces los medios exageran y la cosa se pone más tensa de lo que debería. Floribeth, con su experiencia y conocimiento, siempre trata de ponerle pausa a la histeria colectiva. Ella sabe que cada temblor es diferente, y que no todos significan el fin del mundo (aunque a veces uno se asusta, ay…). Conecta con los periodistas, les da información clara y precisa, y se asegura de que la imagen del OVSICORI sea la correcta: basada en ciencia, no en pánico.
Sus estudios en Noruega y otros países de Latinoamérica le han ayudado a fortalecer los procesos del Observatorio, tanto técnicos como de comunicación. Y eso es bueno, porque la ciencia tiene que llegar a todos, no quedarse encerrada en libros y congresos aburridos. Floribeth tiene esa capacidad de traducir los datos científicos a un lenguaje sencillo, cercano, que te haga sentir más tranquilo aunque estés sintiendo el suelo moverse bajo tus pies.
Ha visto cómo ha cambiado la tecnología, cómo la ciencia avanza a pasos agigantados y cómo la manera en que nos enteramos de las cosas también ha mutado. Pero una cosa permanece igual: su dedicación, su curiosidad y su compromiso con el país. Dice sentirse orgullosa de trabajar en el OVSICORI, y vaya que lo merece. Después de tanto tiempo, es una pieza fundamental en este trabajo importantísimo.
Piénsalo: detrás de cada reporte que ves en Facebook, de cada video que circula por WhatsApp, está el esfuerzo de Floribeth y su equipo. Son ellos quienes nos mantienen informados, quienes nos ayudan a comprender los peligros que acechan y quienes nos brindan tranquilidad en medio del caos. Un verdadero puente entre la ciencia y la sociedad, una heroína anónima que vela por nuestra seguridad.
Ahora, dime tú: ¿crees que, con tanta información disponible hoy en día, la gente realmente presta atención a las recomendaciones oficiales ante un sismo o erupción volcánica, o ya estamos demasiado distraídos con nuestros celulares y redes sociales? ¿Se debería invertir más en educación preventiva en las escuelas para prepararnos mejor ante estos eventos?
