¡Ay, Dios mío! Esto sí que se puso feo en Guanacaste. Las lluvias de estos días han sido de otro mundo, ¡una torta!, dejando a comunidades enteras varadas y con las casas llenas de barro. La Cruz Roja ha estado trabajando día y noche, pero la magnitud de los daños es tremenda. Parece que el río se comió unas cuantas cosas, diay.
Desde Nosara hasta Santa Cruz, pasando por Nicoya y Colorado, la situación pinta complicada. Según nos cuentan los rescatistas, las calles se convirtieron en ríos, arrastrando todo lo que encontraban a su paso. Ni hablar de los autos, muchos quedaron atrapados en medio del agua, ¡qué brete! Algunos vecinos comentan que nunca habían visto algo así, ni siquiera en las épocas de huracán.
Minyar Collado, rescatista de la Benemérita, nos confirmó que atendieron alrededor de 60 incidentes relacionados con inundaciones. Imagínate, casi 42 personas necesitaron ayuda directa. Se movilizaron más de 10 vehículos –ambulancias y otras unidades– junto con unos 20 o 25 cruzrojistas. Un esfuerzo descomunal, mae, pero aún queda mucho por hacer.
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) tampoco se quedó atrás; reportaron un total de 152 incidentes en toda la provincia. Walter Fonseca, el director de Gestión del Riesgo, nos explicó que los Comités Municipales de Emergencia están en modo ‘activo’, evaluando los daños y limpiando carreteras y viviendas. Parece que todavía hay mucha vara por remover, vamos.
En Sardinal de Carrillo, abrieron un albergue para unas 15 personas que tuvieron que salir de sus casas preventivamente. En Barrio Dent, Montes de Oca, aunque hubo 18 familias afectadas por el desborde de la quebrada Los Negritos, afortunadamente nadie tuvo que ir a un albergue porque pudieron quedarse en casas de familiares. Eso siempre es bueno, un alivio para ver eso.
Pero en Nicoya la cosa se puso realmente fea. La saturación del alcantarillado combinada con el desbordamiento de quebradas y ríos afectó seriamente a 38 viviendas y a varias carreteras. Imagínate tener que lidiar con eso encima... Algunos dicen que el problema es falta de mantenimiento, y que desde hace años le estaban avisando a las autoridades. ¡Qué carga!
Y hablando de cargar con problemas, la gente está preocupada por qué va a pasar ahora. ¿Cómo van a reconstruir sus vidas? ¿Quién les va a ayudar a reparar sus casas? Hay muchas preguntas flotando en el aire, y pocas respuestas claras por el momento. Lo único seguro es que la recuperación va a tomar tiempo y requerirá un gran esfuerzo conjunto. Es un panorama complicado, sin duda alguna.
Con tantas pérdidas materiales y familias desplazadas, uno no puede evitar preguntarse: ¿Estamos preparados como país para enfrentar fenómenos climáticos extremos cada vez más frecuentes e intensos? ¿Qué medidas urgentes debemos tomar para proteger nuestras comunidades y asegurar un futuro más resiliente para todos los ticos?
Desde Nosara hasta Santa Cruz, pasando por Nicoya y Colorado, la situación pinta complicada. Según nos cuentan los rescatistas, las calles se convirtieron en ríos, arrastrando todo lo que encontraban a su paso. Ni hablar de los autos, muchos quedaron atrapados en medio del agua, ¡qué brete! Algunos vecinos comentan que nunca habían visto algo así, ni siquiera en las épocas de huracán.
Minyar Collado, rescatista de la Benemérita, nos confirmó que atendieron alrededor de 60 incidentes relacionados con inundaciones. Imagínate, casi 42 personas necesitaron ayuda directa. Se movilizaron más de 10 vehículos –ambulancias y otras unidades– junto con unos 20 o 25 cruzrojistas. Un esfuerzo descomunal, mae, pero aún queda mucho por hacer.
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) tampoco se quedó atrás; reportaron un total de 152 incidentes en toda la provincia. Walter Fonseca, el director de Gestión del Riesgo, nos explicó que los Comités Municipales de Emergencia están en modo ‘activo’, evaluando los daños y limpiando carreteras y viviendas. Parece que todavía hay mucha vara por remover, vamos.
En Sardinal de Carrillo, abrieron un albergue para unas 15 personas que tuvieron que salir de sus casas preventivamente. En Barrio Dent, Montes de Oca, aunque hubo 18 familias afectadas por el desborde de la quebrada Los Negritos, afortunadamente nadie tuvo que ir a un albergue porque pudieron quedarse en casas de familiares. Eso siempre es bueno, un alivio para ver eso.
Pero en Nicoya la cosa se puso realmente fea. La saturación del alcantarillado combinada con el desbordamiento de quebradas y ríos afectó seriamente a 38 viviendas y a varias carreteras. Imagínate tener que lidiar con eso encima... Algunos dicen que el problema es falta de mantenimiento, y que desde hace años le estaban avisando a las autoridades. ¡Qué carga!
Y hablando de cargar con problemas, la gente está preocupada por qué va a pasar ahora. ¿Cómo van a reconstruir sus vidas? ¿Quién les va a ayudar a reparar sus casas? Hay muchas preguntas flotando en el aire, y pocas respuestas claras por el momento. Lo único seguro es que la recuperación va a tomar tiempo y requerirá un gran esfuerzo conjunto. Es un panorama complicado, sin duda alguna.
Con tantas pérdidas materiales y familias desplazadas, uno no puede evitar preguntarse: ¿Estamos preparados como país para enfrentar fenómenos climáticos extremos cada vez más frecuentes e intensos? ¿Qué medidas urgentes debemos tomar para proteger nuestras comunidades y asegurar un futuro más resiliente para todos los ticos?