¡Aguafiestas o impulso al deporte nacional? Así está el rollo con la propuesta de la diputada Rosaura Méndez de ponerle un par de lempas a la cervecita y al aguardiente para echarle gasolina al deporte femenino. La idea suena chiva en teoría, darle un empujoncito a nuestras atletas que sudan la camiseta y tienen que andar haciendo rifas para viajar a competencias internacionales. Pero, ¿será que realmente funciona o nos vamos a llevar otra decepción?
Como bien sabemos, el deporte femenino en Costa Rica ha sido históricamente la madrina pobre. Mientras nuestros equipos masculinos suelen tener respaldo económico decente, las chicas tienen que batallar con uñas y dientes para conseguir hasta un chunche básico. La historia del equipo de rafting, que tuvo que vender camisetas a empresas privadas y mendigar apoyo, es un reflejo claro de esta realidad injusta. ¡Qué pena ajena ver cómo se esforzaron para traerse esas medallas del mundo!
La diputada Méndez plantea un impuesto del 2% sobre la producción de bebidas alcohólicas – tanto nacionales como importadas – que iría directo a un fondo dentro del ICODER. La idea es que este dinero se distribuya entre los cantones, federaciones y asociaciones deportivas, para que puedan desarrollar proyectos que impulsen la participación femenina. Suena prometedor, diay, pero hay que analizarlo con lupa.
El proyecto, que ya está en camino hacia las comisiones legislativas, detalla cómo se repartirían los fondos. Un 5% para los gastos de administración del ICODER, otro 55% para los comités cantonales, federaciones y asociaciones, y el 40% restante también para el ICODER, específicamente para iniciativas destinadas al deporte femenino. En teoría, así se asegura que el dinero llegue directamente a quienes lo necesitan, evitando rodeos burocráticos, eso esperamos, porque sino… ¡qué torta!
Pero aquí viene la pregunta clave: ¿Será suficiente este impuesto para cubrir todas las necesidades del deporte femenino? Con el aumento constante de precios y la inflación galopante, ¿no será que este 2% queda corto a la hora de financiar entrenamientos, viajes, equipamiento e incluso becas para las atletas? Hay que verlo con detenimiento, porque si no va a ser pura mosca y poco sostén.
Además, no podemos obviar el impacto que tendrá este impuesto en la industria de licores. Las fábricas seguramente buscarán maneras de evadirlo o trasladarán el costo al consumidor final, lo cual podría afectar a la economía familiar. Este brete es complejo y requiere un análisis profundo, no decisiones apresuradas basadas en buenas intenciones solamente.
Algunos expertos sugieren que sería más efectivo explorar otras fuentes de financiamiento, como patrocinios privados, donaciones o incluso un porcentaje de los ingresos generados por otros eventos deportivos. También podrían revisarse los presupuestos existentes y redirigir fondos actualmente destinados a actividades menos prioritarias. Ya saben, ¡hacer cuentas y ver dónde se puede apretar el cinturón!
En fin, la propuesta de gravar las bebidas alcohólicas para impulsar el deporte femenino es un tema que merece toda nuestra atención. Parece una solución rápida, pero hay que asegurarse de que no se convierta en otra promesa incumplida. ¿Ustedes qué opinan, colegas del Foro? ¿Les parece justa la idea de pagar un poquito más por la cerveza para apoyar a nuestras atletas o creen que existen mejores alternativas para destrabar este asunto? ¡Déjenme sus comentarios y veamos qué sale del debate!
Como bien sabemos, el deporte femenino en Costa Rica ha sido históricamente la madrina pobre. Mientras nuestros equipos masculinos suelen tener respaldo económico decente, las chicas tienen que batallar con uñas y dientes para conseguir hasta un chunche básico. La historia del equipo de rafting, que tuvo que vender camisetas a empresas privadas y mendigar apoyo, es un reflejo claro de esta realidad injusta. ¡Qué pena ajena ver cómo se esforzaron para traerse esas medallas del mundo!
La diputada Méndez plantea un impuesto del 2% sobre la producción de bebidas alcohólicas – tanto nacionales como importadas – que iría directo a un fondo dentro del ICODER. La idea es que este dinero se distribuya entre los cantones, federaciones y asociaciones deportivas, para que puedan desarrollar proyectos que impulsen la participación femenina. Suena prometedor, diay, pero hay que analizarlo con lupa.
El proyecto, que ya está en camino hacia las comisiones legislativas, detalla cómo se repartirían los fondos. Un 5% para los gastos de administración del ICODER, otro 55% para los comités cantonales, federaciones y asociaciones, y el 40% restante también para el ICODER, específicamente para iniciativas destinadas al deporte femenino. En teoría, así se asegura que el dinero llegue directamente a quienes lo necesitan, evitando rodeos burocráticos, eso esperamos, porque sino… ¡qué torta!
Pero aquí viene la pregunta clave: ¿Será suficiente este impuesto para cubrir todas las necesidades del deporte femenino? Con el aumento constante de precios y la inflación galopante, ¿no será que este 2% queda corto a la hora de financiar entrenamientos, viajes, equipamiento e incluso becas para las atletas? Hay que verlo con detenimiento, porque si no va a ser pura mosca y poco sostén.
Además, no podemos obviar el impacto que tendrá este impuesto en la industria de licores. Las fábricas seguramente buscarán maneras de evadirlo o trasladarán el costo al consumidor final, lo cual podría afectar a la economía familiar. Este brete es complejo y requiere un análisis profundo, no decisiones apresuradas basadas en buenas intenciones solamente.
Algunos expertos sugieren que sería más efectivo explorar otras fuentes de financiamiento, como patrocinios privados, donaciones o incluso un porcentaje de los ingresos generados por otros eventos deportivos. También podrían revisarse los presupuestos existentes y redirigir fondos actualmente destinados a actividades menos prioritarias. Ya saben, ¡hacer cuentas y ver dónde se puede apretar el cinturón!
En fin, la propuesta de gravar las bebidas alcohólicas para impulsar el deporte femenino es un tema que merece toda nuestra atención. Parece una solución rápida, pero hay que asegurarse de que no se convierta en otra promesa incumplida. ¿Ustedes qué opinan, colegas del Foro? ¿Les parece justa la idea de pagar un poquito más por la cerveza para apoyar a nuestras atletas o creen que existen mejores alternativas para destrabar este asunto? ¡Déjenme sus comentarios y veamos qué sale del debate!
