¡Ay, Dios mío! Parece que estamos remando contra corriente, mi gente. Los industriales le están echando un buen empujón al Gobierno, diciéndole que la cosa está más que fea y que necesitamos ponerle pausa a este bajón económico rápido. No es que le estén haciendo publicidad gratuita, sino que la situación, vamos, anda medio salada.
La Cámara de Industrias (CICR), esos siempre ojo avizor, han puesto el dedo en la llaga justo cuando se avecinan las elecciones presidenciales del 2026. Dicen que este cierre de año es crucial para decidir qué futuro queremos para el país – si seguimos arrastrando los pies o damos un brinco hacia adelante. Se supone que ahora es cuando hay que pensar bien las cosas, ¿verdad?
Y no solo eso, la CICR ha lanzado dos iniciativas bastante interesantes. Primero, la campaña “Voto Por Mí”, buscando despertar conciencias de los jovencitos que parecen no darle mucha bola a votar. Porque díganlo ustedes, ¡qué pena que muchos prefieran quedarse en casa viendo tele! Lo importante es entender que nuestro voto vale oro y puede cambiar el rumbo de las cosas.
Luego, hicieron un brindo... perdón, realizaron unas reuniones con diez candidatos a la presidencia. Imagínense la escena: empresarios, políticos, café y galletas… bueno, quizás no galletas. El caso es que les plantaron cara a los aspirantes, mostrando las prioridades que necesita el país para dejar de estar a ver cómo le va a otros. Les dijeron: “Atrás quedó lo del ‘yo’ y ahora toca pensar en ‘nosotros’”.
“Miren nomás, con el colón dando tumbos como loco, una infraestructura que parece papel de caramelo y la inseguridad por las nubes…”, así lo expresó Sergio Capón, el presidente de la CICR, pintando el panorama con colores poco alegres. “El próximo gobierno tendrá que ponerse las pilas y llegar a acuerdos porque la situación está que arde.” ¡Ni modo de seguir así!
Pero, ¿cuáles son esas trabas que nos impiden correr con velocidad crucero? Según la CICR, la lista es larga: el dichoso tipo de cambio, la falta de mano de obra calificada – ahí tenemos un brete serio, porque ni los técnicos encontramos –, las cargas sociales que aprietan hasta el alma, las listas de espera en el CCSS que dan más pena que otra cosa, la inseguridad que nos roba la tranquilidad y el bolsillo, el costo de la energía que se dispara y una modernización de puertos y carreteras que parece ciencia ficción. Díganme, ¿quién no se ha frustrado tratando de pasar una frontera?
Además, señalan que nos quedamos rezagados en temas de innovación y que necesitamos más incentivos para producir. ¡Un chunche a veces hace maravillas! Y claro, necesitamos una estrategia de internacionalización más potente para aprovechar los tratados comerciales que tenemos firmados. Tenemos que meterle ganas, maes, porque el mundo no se detiene esperando por nosotros. Como dice el dicho, “el que no se mueve, no pesca”. La encuesta de perspectivas empresariales pinta feo, con el tipo de cambio sigiendo siendo el dolor de cabeza número uno, las cargas sociales comiéndose el presupuesto y la dificultad para encontrar gente talentosa multiplicándose como birria en diciembre.
Así que, mi gente, la pelota está en la cancha del próximo gobierno. Las industrias están pidiendo a gritos un cambio de rumbo, un plan estratégico con visión de futuro y, sobre todo, acuerdos sólidos para sacar a Costa Rica de este atolladero. Pero me pregunto: ¿cree usted que los candidatos realmente escucharon a los industriales y están dispuestos a asumir estos desafíos con valentía y determinación, o simplemente prometieron el cielo y la tierra para conseguir el voto?
La Cámara de Industrias (CICR), esos siempre ojo avizor, han puesto el dedo en la llaga justo cuando se avecinan las elecciones presidenciales del 2026. Dicen que este cierre de año es crucial para decidir qué futuro queremos para el país – si seguimos arrastrando los pies o damos un brinco hacia adelante. Se supone que ahora es cuando hay que pensar bien las cosas, ¿verdad?
Y no solo eso, la CICR ha lanzado dos iniciativas bastante interesantes. Primero, la campaña “Voto Por Mí”, buscando despertar conciencias de los jovencitos que parecen no darle mucha bola a votar. Porque díganlo ustedes, ¡qué pena que muchos prefieran quedarse en casa viendo tele! Lo importante es entender que nuestro voto vale oro y puede cambiar el rumbo de las cosas.
Luego, hicieron un brindo... perdón, realizaron unas reuniones con diez candidatos a la presidencia. Imagínense la escena: empresarios, políticos, café y galletas… bueno, quizás no galletas. El caso es que les plantaron cara a los aspirantes, mostrando las prioridades que necesita el país para dejar de estar a ver cómo le va a otros. Les dijeron: “Atrás quedó lo del ‘yo’ y ahora toca pensar en ‘nosotros’”.
“Miren nomás, con el colón dando tumbos como loco, una infraestructura que parece papel de caramelo y la inseguridad por las nubes…”, así lo expresó Sergio Capón, el presidente de la CICR, pintando el panorama con colores poco alegres. “El próximo gobierno tendrá que ponerse las pilas y llegar a acuerdos porque la situación está que arde.” ¡Ni modo de seguir así!
Pero, ¿cuáles son esas trabas que nos impiden correr con velocidad crucero? Según la CICR, la lista es larga: el dichoso tipo de cambio, la falta de mano de obra calificada – ahí tenemos un brete serio, porque ni los técnicos encontramos –, las cargas sociales que aprietan hasta el alma, las listas de espera en el CCSS que dan más pena que otra cosa, la inseguridad que nos roba la tranquilidad y el bolsillo, el costo de la energía que se dispara y una modernización de puertos y carreteras que parece ciencia ficción. Díganme, ¿quién no se ha frustrado tratando de pasar una frontera?
Además, señalan que nos quedamos rezagados en temas de innovación y que necesitamos más incentivos para producir. ¡Un chunche a veces hace maravillas! Y claro, necesitamos una estrategia de internacionalización más potente para aprovechar los tratados comerciales que tenemos firmados. Tenemos que meterle ganas, maes, porque el mundo no se detiene esperando por nosotros. Como dice el dicho, “el que no se mueve, no pesca”. La encuesta de perspectivas empresariales pinta feo, con el tipo de cambio sigiendo siendo el dolor de cabeza número uno, las cargas sociales comiéndose el presupuesto y la dificultad para encontrar gente talentosa multiplicándose como birria en diciembre.
Así que, mi gente, la pelota está en la cancha del próximo gobierno. Las industrias están pidiendo a gritos un cambio de rumbo, un plan estratégico con visión de futuro y, sobre todo, acuerdos sólidos para sacar a Costa Rica de este atolladero. Pero me pregunto: ¿cree usted que los candidatos realmente escucharon a los industriales y están dispuestos a asumir estos desafíos con valentía y determinación, o simplemente prometieron el cielo y la tierra para conseguir el voto?
