Maes, si usted es de Puntarenas o ha intentado ir a pasear al Puerto en los últimos años, esta historia le va a sonar más que conocida. Es ese cuento de nunca acabar, esa serie de Netflix con demasiadas temporadas que ya nadie quiere ver: la ampliación de la Angostura. Y adivinen qué, acaba de salir el tráiler de un nuevo capítulo. El Gobierno anunció con bombos y platillos que va a sacar a licitación los dos kilómetros que faltan para, ahora sí de verdad, finalizar la bendita obra.
La vara es que, según el ministro del MOPT, Efraím Zeledón, la idea es subir el concurso al SICOP este mismo mes o, a más tardar, a inicios de octubre. Le van a meter a este nuevo brete unos ₡5000 millones de colones. Lo curioso es que al principio la plata venía de un préstamo del BID, pero ahora el plan cambió y se va a pagar con fondos de nuestro viejo y conocido Conavi. Diay, al menos la plata ya está, o eso dicen. El ministro promete que van a correr para tener listos los "términos de referencia" y arrancar el proceso de contratación lo antes posible.
Pero bueno, ¿qué es lo que van a hacer exactamente? En español, el plan es el siguiente: del lado de la línea del tren, van a levantar un murito para poder correr los rieles un toque y así ganar espacio para un carril más. Del otro lado, hacia el estero, van a hacer otro muro para que quepan los cuatro carriles en total. Después de eso, quitan todo el material viejo del centro, le ponen una carpeta asfáltica nuevita y ¡listo! La promesa es que, al final, tendremos una carretera de cuatro carriles fluidos desde el Yacht Club hasta el cruce del tren. Suena tuanis, el problema es que ya hemos escuchado esta canción antes.
Y es que para entender el escepticismo porteño hay que echar para atrás. ¡Qué despiche ha sido esto! Desde el 2019, con Rodolfo Méndez Mata, ya se hablaba de diseños finales. Luego, en el 2021, por fin entró la maquinaria y el brete, financiado por el BID, lo agarró H. Solís. Todo parecía ir sobre ruedas, hasta que llegó el cambio de gobierno. La administración Chaves Robles le puso fin al contrato en 2023 y todo el plan original se fue al traste. Luego le dieron una parte a la empresa Pedregal, que terminó inaugurando con bombos y platillos un pedacito de poco más de un kilómetro en agosto de este año, llamándolo "primera etapa". Un chiste que se cuenta solo.
Así que aquí estamos de nuevo, en el punto de partida de la "segunda etapa". Con la promesa de que esta vez sí se va a solucionar el cuello de botella por donde pasan 16,000 carros al día. Para los puntarenenses, que llevan años comiéndose presas infernales en ese pedacito de calle, la noticia se recibe con una mezcla de esperanza y un cansancio enorme. Es un clásico "ver para creer". Ojalá que esta vez la novela por fin tenga su capítulo final y no nos dejen, otra vez, con la obra a medio palo.
Yo se los pregunto a ustedes, sobre todo a la gente del Puerto: Mae, ¿usted le cree a esta nueva promesa del MOPT o siente que es más de lo mismo? ¿Será que para el 2025 por fin dejamos de hablar de la Angostura? ¡Los leo en los comentarios!
La vara es que, según el ministro del MOPT, Efraím Zeledón, la idea es subir el concurso al SICOP este mismo mes o, a más tardar, a inicios de octubre. Le van a meter a este nuevo brete unos ₡5000 millones de colones. Lo curioso es que al principio la plata venía de un préstamo del BID, pero ahora el plan cambió y se va a pagar con fondos de nuestro viejo y conocido Conavi. Diay, al menos la plata ya está, o eso dicen. El ministro promete que van a correr para tener listos los "términos de referencia" y arrancar el proceso de contratación lo antes posible.
Pero bueno, ¿qué es lo que van a hacer exactamente? En español, el plan es el siguiente: del lado de la línea del tren, van a levantar un murito para poder correr los rieles un toque y así ganar espacio para un carril más. Del otro lado, hacia el estero, van a hacer otro muro para que quepan los cuatro carriles en total. Después de eso, quitan todo el material viejo del centro, le ponen una carpeta asfáltica nuevita y ¡listo! La promesa es que, al final, tendremos una carretera de cuatro carriles fluidos desde el Yacht Club hasta el cruce del tren. Suena tuanis, el problema es que ya hemos escuchado esta canción antes.
Y es que para entender el escepticismo porteño hay que echar para atrás. ¡Qué despiche ha sido esto! Desde el 2019, con Rodolfo Méndez Mata, ya se hablaba de diseños finales. Luego, en el 2021, por fin entró la maquinaria y el brete, financiado por el BID, lo agarró H. Solís. Todo parecía ir sobre ruedas, hasta que llegó el cambio de gobierno. La administración Chaves Robles le puso fin al contrato en 2023 y todo el plan original se fue al traste. Luego le dieron una parte a la empresa Pedregal, que terminó inaugurando con bombos y platillos un pedacito de poco más de un kilómetro en agosto de este año, llamándolo "primera etapa". Un chiste que se cuenta solo.
Así que aquí estamos de nuevo, en el punto de partida de la "segunda etapa". Con la promesa de que esta vez sí se va a solucionar el cuello de botella por donde pasan 16,000 carros al día. Para los puntarenenses, que llevan años comiéndose presas infernales en ese pedacito de calle, la noticia se recibe con una mezcla de esperanza y un cansancio enorme. Es un clásico "ver para creer". Ojalá que esta vez la novela por fin tenga su capítulo final y no nos dejen, otra vez, con la obra a medio palo.
Yo se los pregunto a ustedes, sobre todo a la gente del Puerto: Mae, ¿usted le cree a esta nueva promesa del MOPT o siente que es más de lo mismo? ¿Será que para el 2025 por fin dejamos de hablar de la Angostura? ¡Los leo en los comentarios!