¡Ay, Dios mío, qué emoción nos espera a los amantes del pedaleo! La Ruta, esa carrera que pone a prueba hasta al ciclista más curtido, regresa con todo, prometiéndonos paisajes de infarto, sudor a mares y, si somos honestos, unos buenos moretones. Del 6 al 8 de noviembre, prepárense porque vamos a ver cómo estos guerreros de dos ruedas le dan candela a Costa Rica, cruzándola de punta a punta.
Para quienes no estén familiarizados, La Ruta no es cualquier vuelta de honor. Hablamos de más de 300 kilómetros de recorrido, con casi 10.000 metros de ascenso acumulado. ¡Eso es subir y bajar como si fueran montañas rusas! Y eso sin contar el clima, que te cambia de un calorazo pegajoso caribeño a un frío cortante de montaña cartaginesa en cuestión de horas. ¡Un brete, diay!
La aventura comenzará en Florida de Siquirres, donde los ciclistas tendrán que sortear un inicio técnico y rápido sobre caminos de grava y senderos estrechos. Aunque la primera etapa parece más accesible, créanme, con el calor y la humedad típicos del Caribe, esto no va a ser un paseo. Se va a sentir el ritmo intenso desde el primer pedalazo. Imaginen la cara de esos extranjeros acostumbrados al clima seco… ¡Van a estar echando humo!
Luego viene la segunda etapa, la cual realmente empieza a poner a prueba a todos. Con 80 kilómetros y más de 3.200 metros de ascenso, los ciclistas saldrán de Casa Turire a una altura de 600 metros sobre el nivel del mar y terminarán ascendiendo casi hasta los 3.000 metros. Esto significa pasar del calor sofocante del Caribe al frío y viento de las alturas cartaginesas. ¡Prepárense para desempolvar esas capas térmicas!
Pero la cereza del pastel, la verdadera joya de la corona, es la tercera etapa. Con 115 kilómetros y más de 3.000 metros de ascenso, esta es la que define campeones. El punto más temido, ese que da escalofríos a cualquier corredor, es el ascenso de Bijagual, situado a apenas 20 kilómetros de la meta en Jacó Walk. Dicen que ahí se terminan los héroes... ¡y nacen leyendas!
Rodolfo Villalobos, el director del evento, nos comenta que “La Ruta es mucho más que una simple competencia; es una experiencia transformadora”. Y es verdad, mae. Ver a gente de todas partes del mundo desafiándose a sí mismos contra la geografía, el clima y sus propios límites es inspirador. Cada año vemos historias de superación que te dejan boquiabierto.
Si tú también sientes el cosquilleo de la adrenalina y quieres ponerte a prueba, todavía estás a tiempo. Puedes inscribirte en línea a través de www.racelaruta.com. ¡No te quedes atrás! Apúrate porque los cupos vuelan más rápido que un ciclista bajando Bijagual. Y si no vas a participar, no te pierdas la oportunidad de ir a animar, llevar agua y frutas... ¡hasta un café con leche bien cargao puede hacer la diferencia!
Después de escuchar todo esto, díganme, ¿ustedes creen que vale la pena someterse a semejante sufrimiento por un trofeo y unas fotos bonitas, o hay deportes menos dolorosos para disfrutar del fin de semana?
Para quienes no estén familiarizados, La Ruta no es cualquier vuelta de honor. Hablamos de más de 300 kilómetros de recorrido, con casi 10.000 metros de ascenso acumulado. ¡Eso es subir y bajar como si fueran montañas rusas! Y eso sin contar el clima, que te cambia de un calorazo pegajoso caribeño a un frío cortante de montaña cartaginesa en cuestión de horas. ¡Un brete, diay!
La aventura comenzará en Florida de Siquirres, donde los ciclistas tendrán que sortear un inicio técnico y rápido sobre caminos de grava y senderos estrechos. Aunque la primera etapa parece más accesible, créanme, con el calor y la humedad típicos del Caribe, esto no va a ser un paseo. Se va a sentir el ritmo intenso desde el primer pedalazo. Imaginen la cara de esos extranjeros acostumbrados al clima seco… ¡Van a estar echando humo!
Luego viene la segunda etapa, la cual realmente empieza a poner a prueba a todos. Con 80 kilómetros y más de 3.200 metros de ascenso, los ciclistas saldrán de Casa Turire a una altura de 600 metros sobre el nivel del mar y terminarán ascendiendo casi hasta los 3.000 metros. Esto significa pasar del calor sofocante del Caribe al frío y viento de las alturas cartaginesas. ¡Prepárense para desempolvar esas capas térmicas!
Pero la cereza del pastel, la verdadera joya de la corona, es la tercera etapa. Con 115 kilómetros y más de 3.000 metros de ascenso, esta es la que define campeones. El punto más temido, ese que da escalofríos a cualquier corredor, es el ascenso de Bijagual, situado a apenas 20 kilómetros de la meta en Jacó Walk. Dicen que ahí se terminan los héroes... ¡y nacen leyendas!
Rodolfo Villalobos, el director del evento, nos comenta que “La Ruta es mucho más que una simple competencia; es una experiencia transformadora”. Y es verdad, mae. Ver a gente de todas partes del mundo desafiándose a sí mismos contra la geografía, el clima y sus propios límites es inspirador. Cada año vemos historias de superación que te dejan boquiabierto.
Si tú también sientes el cosquilleo de la adrenalina y quieres ponerte a prueba, todavía estás a tiempo. Puedes inscribirte en línea a través de www.racelaruta.com. ¡No te quedes atrás! Apúrate porque los cupos vuelan más rápido que un ciclista bajando Bijagual. Y si no vas a participar, no te pierdas la oportunidad de ir a animar, llevar agua y frutas... ¡hasta un café con leche bien cargao puede hacer la diferencia!
Después de escuchar todo esto, díganme, ¿ustedes creen que vale la pena someterse a semejante sufrimiento por un trofeo y unas fotos bonitas, o hay deportes menos dolorosos para disfrutar del fin de semana?