Maes, paren lo que sea que estén haciendo porque hay que hablar de algo que nos toca el orgullo nacional, para bien o para mal. Resulta que, otra vez, la Universidad de Costa Rica (la UCR de nuestros amores y desamores) salió en un ranking de estos internacionales como la mera mera de Centroamérica y el Caribe. ¡Qué nivel! No es cualquier vara, estamos hablando del QS World University Ranking 2026, una de las mediciones más pichudas del mundo en educación superior. O sea, no es un premio que se sacaron de la manga en la soda de Sociales, esto es serio.
Vamos a los datos duros para que no digan que es puro cuento. La UCR se metió en el puesto 499 a nivel global. A ver, yo sé que suena como "uy, casi 500", pero dimensionemos la vara: hay miles y miles de universidades en el planeta. Estar en ese top 500 ya es un logro gigante. Pero donde de verdad saca pecho es en nuestro patio. En la región de Centroamérica y el Caribe, se consolidó como la número uno, por encima de instituciones con un nombre pesadísimo como la Universidad de La Habana y la Universidad de Puerto Rico. Según esta gente de Quacquarelli Symonds, que son los que hacen el estudio, la UCR les pasó por encima. Este brete de análisis mide de todo: la calidad de los profes, cuántos graduados consiguen trabajo, la investigación que se genera y hasta qué tan internacional es el ambiente. Así que, en el papel, la UCR está haciendo la tarea.
Ahora, hablemos de lo que nos interesa a lo interno: el eterno pique sano. Porque claro, el Tecnológico de Costa Rica (TEC) también figura en la lista, un poquito más abajo pero siempre dando la pelea. Y ¡qué chiva por ellos también! Que las dos universidades públicas más grandes del país estén en este radar mundial habla bien del sistema. Es como tener a la Liga y a Saprissa en la Champions; al final, el que gana es el fútbol tico. Este ranking reafirma que, a pesar de los recortes, las broncas por el FEES y toda la burocracia que nos encanta, la educación superior pública en Costa Rica sigue siendo un referente. La UCR quedó en el puesto 16 de toda Latinoamérica, que se dice fácil, pero es una salvajada.
Y ojo, que esto no es obra de la casualidad, ni que nos ganamos la rifa. La UCR ha venido escalando. Hace un par de años estaba en el rango de 511-520, y ha logrado meterse y mantenerse en el top 500. El rector, Carlos Araya, obviamente salió pecho inflado (y con toda la razón del mundo) a decir que esto es un reflejo del "compromiso constante de nuestra comunidad". Es el resultado, dice él, del esfuerzo colectivo de profes, investigadores, estudiantes y administrativos. Básicamente, es el fruto del brete de un montón de gente que, a pesar de las limitaciones, se la sigue jugando por la excelencia. Y en eso, mae, hay que quitarse el sombrero.
Pero bueno, aquí entre nos, en el "Foro de Costa Rica" donde se vale decir las varas como son: el ranking quedó a cachete, un orgullo total. Sin embargo, una cosa es el numerito en un informe internacional y otra muy distinta es la realidad del estudiante de a pie. El que se come las presas para llegar a San Pedro, el que lidia con matrículas imposibles, edificios que piden a gritos una manita de gato o programas de estudio que a veces se sienten un toque quedados en el tiempo. El reconocimiento es tuanis y hay que celebrarlo, pero no puede ser una excusa para no ver lo que falta por mejorar. Así que les lanzo la pregunta, maes: ¿Creen que este ranking refleja la experiencia real de estudiar en la UCR o es más que todo pura bulla para la foto? ¡Los leo!
Vamos a los datos duros para que no digan que es puro cuento. La UCR se metió en el puesto 499 a nivel global. A ver, yo sé que suena como "uy, casi 500", pero dimensionemos la vara: hay miles y miles de universidades en el planeta. Estar en ese top 500 ya es un logro gigante. Pero donde de verdad saca pecho es en nuestro patio. En la región de Centroamérica y el Caribe, se consolidó como la número uno, por encima de instituciones con un nombre pesadísimo como la Universidad de La Habana y la Universidad de Puerto Rico. Según esta gente de Quacquarelli Symonds, que son los que hacen el estudio, la UCR les pasó por encima. Este brete de análisis mide de todo: la calidad de los profes, cuántos graduados consiguen trabajo, la investigación que se genera y hasta qué tan internacional es el ambiente. Así que, en el papel, la UCR está haciendo la tarea.
Ahora, hablemos de lo que nos interesa a lo interno: el eterno pique sano. Porque claro, el Tecnológico de Costa Rica (TEC) también figura en la lista, un poquito más abajo pero siempre dando la pelea. Y ¡qué chiva por ellos también! Que las dos universidades públicas más grandes del país estén en este radar mundial habla bien del sistema. Es como tener a la Liga y a Saprissa en la Champions; al final, el que gana es el fútbol tico. Este ranking reafirma que, a pesar de los recortes, las broncas por el FEES y toda la burocracia que nos encanta, la educación superior pública en Costa Rica sigue siendo un referente. La UCR quedó en el puesto 16 de toda Latinoamérica, que se dice fácil, pero es una salvajada.
Y ojo, que esto no es obra de la casualidad, ni que nos ganamos la rifa. La UCR ha venido escalando. Hace un par de años estaba en el rango de 511-520, y ha logrado meterse y mantenerse en el top 500. El rector, Carlos Araya, obviamente salió pecho inflado (y con toda la razón del mundo) a decir que esto es un reflejo del "compromiso constante de nuestra comunidad". Es el resultado, dice él, del esfuerzo colectivo de profes, investigadores, estudiantes y administrativos. Básicamente, es el fruto del brete de un montón de gente que, a pesar de las limitaciones, se la sigue jugando por la excelencia. Y en eso, mae, hay que quitarse el sombrero.
Pero bueno, aquí entre nos, en el "Foro de Costa Rica" donde se vale decir las varas como son: el ranking quedó a cachete, un orgullo total. Sin embargo, una cosa es el numerito en un informe internacional y otra muy distinta es la realidad del estudiante de a pie. El que se come las presas para llegar a San Pedro, el que lidia con matrículas imposibles, edificios que piden a gritos una manita de gato o programas de estudio que a veces se sienten un toque quedados en el tiempo. El reconocimiento es tuanis y hay que celebrarlo, pero no puede ser una excusa para no ver lo que falta por mejorar. Así que les lanzo la pregunta, maes: ¿Creen que este ranking refleja la experiencia real de estudiar en la UCR o es más que todo pura bulla para la foto? ¡Los leo!