¡Aguántense! La cosa se puso rara en Heredia. Resulta que esos siete polis de la municipal que estaban metidos en el ojo de la tormenta por el supuesto abuso a un jovencito, terminaron saliendo libres. Ni siquiera los sacaron del brete, imagínate, ¡sigues trabajando!
Todo empezó hace unos días, el 28 de septiembre para ser exactos, cuando un video empezó a circular como reguero de pólvora en las redes sociales. Se veía cómo agarraban al muchacho, medio violentos, requisándolo en un autolavado. La Fiscalía, tras revisar el material, incluyendo unas grabaciones de las cámaras corporales de los propios oficiales, abrió una investigación y los dejaron detenidos el lunes pasado.
Según la Fiscalía de Probidad, Transparencia y Anticorrupción (Fapta), a estos señores –Barrientos Céspedes, Chacón Cordero, Monge Pagani y Solano Vaglio– se les imputaron delitos graves: abuso de autoridad, incumplimiento de deberes e incluso abuso sexual. Pero, sorpresa, la jueza decidió dejarlos andar, con la única condición de no acosar ni molestar al ofendido ni a ninguno de los testigos. Un alivio pa’ el muchacho, pero un golpe duro pa’ quienes esperábamos verlos rendir cuentas.
Ahora, otros tres oficiales —Artavia Campos, Mesén Muñoz y Guadamuz Vargas— quedaron librados de cualquier medida cautelar, porque aparentemente su participación fue más bien por omisión. Digamos que no hicieron nada para evitar lo que estaba pasando, ¿me entienden? Sin embargo, esto no quita que hayan cometido una falta, aunque no conlleve ir a parar a la cárcel.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Fiscalía trabajaron rápido, recabaron pruebas, revisaron videos, roles de servicio... todo el papeleo necesario para armar el caso. El número de expediente es 25-007824-0059-PE, por si quieren chequearlo ustedes mismos. Y ahí nomás, con toda la evidencia, la jueza decide que pueden seguir laborando como si nada. ¡Qué torta!
Esto levanta muchas preguntas, ¿no creen? ¿Cómo es posible que policías acusados de cometer actos tan serios terminen siendo liberados sin siquiera enfrentar una suspensión temporal? ¿No debería haber una mayor transparencia y responsabilidad en estas situaciones? La ciudadanía merece saber qué pasa con estos casos y si realmente se están haciendo justicia.
Además, este incidente pone en entredicho la confianza que tenemos en las fuerzas policiales. Ya sabemos que no todos los policías son iguales, hay muchos profesionales comprometidos con hacer bien su trabajo, pero casos como este dañan la imagen de la institución y generan desconfianza entre la población. ¿Será que necesitamos una reforma más profunda en el sistema disciplinario policial?
Y aquí va la gran pregunta, mi gente: ¿creen que la decisión de liberar a estos policías es justa? ¿O estamos ante otro ejemplo de impunidad que alimenta la frustración ciudadana y debilita el Estado de derecho? ¡Déjenme leer sus opiniones en los comentarios! Este tema amerita un buen debate, ¡así que no sean tímidos y cuenten qué piensan!
Todo empezó hace unos días, el 28 de septiembre para ser exactos, cuando un video empezó a circular como reguero de pólvora en las redes sociales. Se veía cómo agarraban al muchacho, medio violentos, requisándolo en un autolavado. La Fiscalía, tras revisar el material, incluyendo unas grabaciones de las cámaras corporales de los propios oficiales, abrió una investigación y los dejaron detenidos el lunes pasado.
Según la Fiscalía de Probidad, Transparencia y Anticorrupción (Fapta), a estos señores –Barrientos Céspedes, Chacón Cordero, Monge Pagani y Solano Vaglio– se les imputaron delitos graves: abuso de autoridad, incumplimiento de deberes e incluso abuso sexual. Pero, sorpresa, la jueza decidió dejarlos andar, con la única condición de no acosar ni molestar al ofendido ni a ninguno de los testigos. Un alivio pa’ el muchacho, pero un golpe duro pa’ quienes esperábamos verlos rendir cuentas.
Ahora, otros tres oficiales —Artavia Campos, Mesén Muñoz y Guadamuz Vargas— quedaron librados de cualquier medida cautelar, porque aparentemente su participación fue más bien por omisión. Digamos que no hicieron nada para evitar lo que estaba pasando, ¿me entienden? Sin embargo, esto no quita que hayan cometido una falta, aunque no conlleve ir a parar a la cárcel.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Fiscalía trabajaron rápido, recabaron pruebas, revisaron videos, roles de servicio... todo el papeleo necesario para armar el caso. El número de expediente es 25-007824-0059-PE, por si quieren chequearlo ustedes mismos. Y ahí nomás, con toda la evidencia, la jueza decide que pueden seguir laborando como si nada. ¡Qué torta!
Esto levanta muchas preguntas, ¿no creen? ¿Cómo es posible que policías acusados de cometer actos tan serios terminen siendo liberados sin siquiera enfrentar una suspensión temporal? ¿No debería haber una mayor transparencia y responsabilidad en estas situaciones? La ciudadanía merece saber qué pasa con estos casos y si realmente se están haciendo justicia.
Además, este incidente pone en entredicho la confianza que tenemos en las fuerzas policiales. Ya sabemos que no todos los policías son iguales, hay muchos profesionales comprometidos con hacer bien su trabajo, pero casos como este dañan la imagen de la institución y generan desconfianza entre la población. ¿Será que necesitamos una reforma más profunda en el sistema disciplinario policial?
Y aquí va la gran pregunta, mi gente: ¿creen que la decisión de liberar a estos policías es justa? ¿O estamos ante otro ejemplo de impunidad que alimenta la frustración ciudadana y debilita el Estado de derecho? ¡Déjenme leer sus opiniones en los comentarios! Este tema amerita un buen debate, ¡así que no sean tímidos y cuenten qué piensan!