¡Ay, Dios mío! Acá vamos otra vez. La bancada de Nueva República, liderada por el ex-candidato Fabricio Alvarado, sacudió el avispero político este lunes al presentar un proyecto de ley que pretende salvar a varias estaciones de radio y televisión religiosas, esas que andaban preocupadísimas por los altos costos de la reciente subasta de frecuencias impuesta por Sutel. Parece que, como dicen por ahí, cuando les pican las espaldas… ¡corre la banda!
Verás, la cosa es que varias emisoras, incluyendo Sinfonola y Radio Columbia –de esas que llevan años poniendo música y prédicas en nuestros hogares– anunciaron que ni loco iban a meterle mano a la subasta, pues el dinero se les iba entre las manos. Y ahora, los neorepublicanos salen como los gallitos del corral con esta iniciativa, prometiendo solucionarles el problema. Pero, ¿será realmente así, o hay gato encerrado?
Según lo explicado por Alvarado mismo, el proyecto propone dos cosas principales: primero, que el Estado directamente les regale las frecuencias a las emisoras que históricamente han dedicado sus ondas a transmitir el mensaje del evangelio. ¡Regalarlas!, diay... Esto ya suena a campaña política disfrazada de solución seria. Segundo, que esas emisoras deban operar como asociaciones civiles sin fines de lucro, para evitar que se hagan ricas a costa de la concesión estatal.
El documento legal, expediente 25.315, detalla quiénes serían los felices beneficiarios. Requieren tener una frecuencia religiosa existente, demostrar un historial de transmisiones religiosas continuas y gratuitas, y mantener una programación predominantemente religiosa. Básicamente, quieren asegurarse de que la plata pública se use para propagar la fe, y no para comprarse carros nuevos a los dueños de las emisoras. Suena bien en teoría, ¿verdad?
Pero ojo, porque esto viene cargadito de polémica. Durante estos días ha salido a relucir que muchas otras radios pequeñas, que no tienen los mismos recursos que las grandes emisoras religiosas, tampoco pudieron participar en la subasta. Se sienten abandonadas, como diciendo: “¿Y nosotros qué?”, ¡Qué torta! Porque parece que esta ley solo beneficia a unos pocos elegidos, dejando a la mayoría en la estacada.
Alvarado defiende el proyecto argumentando que el problema va más allá de las emisoras religiosas, y que están revisando posibles vicios de inconstitucionalidad en todo el proceso de la subasta. Él considera que la desproporción en los costos es el factor más evidente que dejó a muchos medios de comunicación en estado de indefensión. Vamos, que critican el sistema, pero a su modo, favoreciendo a sus amigos.
Por otro lado, el Presidente Rodrigo Chaves, después de recibir algunas quejas bastante resonantes, convocó a una reunión urgente con representantes de radios católicas y evangélicas para esta semana. Quieren ver si encuentran alguna solución “legítima” a sus inquietudes. Ya sabes, el mae siempre tratando de apagar el fuego después de que ya quemó medio rancho.
En fin, esta ley promete dar mucho de qué hablar. Podría significar la supervivencia de algunas emisoras religiosas, pero también podría abrir un debate importante sobre la igualdad de acceso a los recursos públicos y la libertad de expresión en nuestro país. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que el Estado debería otorgar frecuencias de radio y televisión de forma preferencial a entidades religiosas, o eso viola el principio de igualdad ante la ley y el libre mercado? Déjenme sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensan!
Verás, la cosa es que varias emisoras, incluyendo Sinfonola y Radio Columbia –de esas que llevan años poniendo música y prédicas en nuestros hogares– anunciaron que ni loco iban a meterle mano a la subasta, pues el dinero se les iba entre las manos. Y ahora, los neorepublicanos salen como los gallitos del corral con esta iniciativa, prometiendo solucionarles el problema. Pero, ¿será realmente así, o hay gato encerrado?
Según lo explicado por Alvarado mismo, el proyecto propone dos cosas principales: primero, que el Estado directamente les regale las frecuencias a las emisoras que históricamente han dedicado sus ondas a transmitir el mensaje del evangelio. ¡Regalarlas!, diay... Esto ya suena a campaña política disfrazada de solución seria. Segundo, que esas emisoras deban operar como asociaciones civiles sin fines de lucro, para evitar que se hagan ricas a costa de la concesión estatal.
El documento legal, expediente 25.315, detalla quiénes serían los felices beneficiarios. Requieren tener una frecuencia religiosa existente, demostrar un historial de transmisiones religiosas continuas y gratuitas, y mantener una programación predominantemente religiosa. Básicamente, quieren asegurarse de que la plata pública se use para propagar la fe, y no para comprarse carros nuevos a los dueños de las emisoras. Suena bien en teoría, ¿verdad?
Pero ojo, porque esto viene cargadito de polémica. Durante estos días ha salido a relucir que muchas otras radios pequeñas, que no tienen los mismos recursos que las grandes emisoras religiosas, tampoco pudieron participar en la subasta. Se sienten abandonadas, como diciendo: “¿Y nosotros qué?”, ¡Qué torta! Porque parece que esta ley solo beneficia a unos pocos elegidos, dejando a la mayoría en la estacada.
Alvarado defiende el proyecto argumentando que el problema va más allá de las emisoras religiosas, y que están revisando posibles vicios de inconstitucionalidad en todo el proceso de la subasta. Él considera que la desproporción en los costos es el factor más evidente que dejó a muchos medios de comunicación en estado de indefensión. Vamos, que critican el sistema, pero a su modo, favoreciendo a sus amigos.
Por otro lado, el Presidente Rodrigo Chaves, después de recibir algunas quejas bastante resonantes, convocó a una reunión urgente con representantes de radios católicas y evangélicas para esta semana. Quieren ver si encuentran alguna solución “legítima” a sus inquietudes. Ya sabes, el mae siempre tratando de apagar el fuego después de que ya quemó medio rancho.
En fin, esta ley promete dar mucho de qué hablar. Podría significar la supervivencia de algunas emisoras religiosas, pero también podría abrir un debate importante sobre la igualdad de acceso a los recursos públicos y la libertad de expresión en nuestro país. Ahora me pregunto, ¿creen ustedes que el Estado debería otorgar frecuencias de radio y televisión de forma preferencial a entidades religiosas, o eso viola el principio de igualdad ante la ley y el libre mercado? Déjenme sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensan!