¡Ay, Dios mío! Esto sí que nos sacude, pura vida. Anoche, en Metrópolis 2 de Pavas, un muchacho de apenas 13 años salió raspado por una bala perdida. Parece que ya estamos acostumbrados a estas cosas, pero, díganme, ¿cuántos más inocentes tienen que salir lastimados para que esto pare?
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el incidente ocurrió pasadas las once y media de la noche. No sabemos qué detonó la balacera, eso todavía lo están investigando los judiciales. Lo que sí es seguro es que una de esas balas entró sigilosamente a una casa y le pegó al niño justo en la escápula. ¡Imagínate el susto pa’ toda la familia!
La Cruz Roja llegó rápido, atendieron al chaval ahí mismo y lo llevaron corriendo al Hospital México, porque estaba en condición grave, vamos. Afortunadamente, ahora dicen que está estable, pero el miedo bien nos puede pegar. Este país... a veces uno se queda pensando cómo podemos estar tranquilos si pasan estas cosas.
Los judiciales anduvieron revisando el lugar toda la noche, buscando pistas, recogiendo vainillas, haciendo lo que tienen que hacer. Pero hasta ahora, ni rastro de los responsables. Nadie detenido, cero. Eso pone el ambiente feo, mae. Uno piensa, '¿Y quiénes fueron? ¿Y por qué?'
Esta no es la primera vez que pasa algo así por acá, claro que no. Ya hemos visto casos similares en otros barrios, niños jugando en la calle que terminan siendo víctimas colaterales de peleas de esos bandas. ¡Qué torta! Te dan ganas de cerrar las ventanas y no dejar que nadie entre, pero así no se soluciona nada.
Lo preocupante es que parece que estos incidentes se están volviendo más frecuentes. ¿Será que la inseguridad ha escalado tanto que ya ni siquiera importa quién es la víctima? A ver, no me digan que es normal tener que vivir con el temor de que una bala perdida te arruine la vida. ¡Eso no es sano, ni normal, ni tico!
Algunos dicen que hay que poner más vigilancia policial, otros que necesitamos atacar las raíces del problema, que hay que mejorar las condiciones socioeconómicas de los jóvenes para que no caigan en esas malas influencias. Yo creo que necesitamos de todo, vamos. Más policías en la calle, programas sociales efectivos y, sobre todo, conciencia ciudadana. Todos tenemos que poner de nuestra parte para construir un país más seguro y tranquilo.
Ahora, dígame usted… ¿Hasta dónde estamos dispuestos a tolerar esta violencia gratuita? ¿Qué medidas cree que deberían tomarse para proteger a nuestros niños y garantizar su seguridad en nuestras comunidades? ¿Deberíamos exigirle más al gobierno, o la solución pasa por nosotros mismos, por cambiar nuestra forma de convivir?
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el incidente ocurrió pasadas las once y media de la noche. No sabemos qué detonó la balacera, eso todavía lo están investigando los judiciales. Lo que sí es seguro es que una de esas balas entró sigilosamente a una casa y le pegó al niño justo en la escápula. ¡Imagínate el susto pa’ toda la familia!
La Cruz Roja llegó rápido, atendieron al chaval ahí mismo y lo llevaron corriendo al Hospital México, porque estaba en condición grave, vamos. Afortunadamente, ahora dicen que está estable, pero el miedo bien nos puede pegar. Este país... a veces uno se queda pensando cómo podemos estar tranquilos si pasan estas cosas.
Los judiciales anduvieron revisando el lugar toda la noche, buscando pistas, recogiendo vainillas, haciendo lo que tienen que hacer. Pero hasta ahora, ni rastro de los responsables. Nadie detenido, cero. Eso pone el ambiente feo, mae. Uno piensa, '¿Y quiénes fueron? ¿Y por qué?'
Esta no es la primera vez que pasa algo así por acá, claro que no. Ya hemos visto casos similares en otros barrios, niños jugando en la calle que terminan siendo víctimas colaterales de peleas de esos bandas. ¡Qué torta! Te dan ganas de cerrar las ventanas y no dejar que nadie entre, pero así no se soluciona nada.
Lo preocupante es que parece que estos incidentes se están volviendo más frecuentes. ¿Será que la inseguridad ha escalado tanto que ya ni siquiera importa quién es la víctima? A ver, no me digan que es normal tener que vivir con el temor de que una bala perdida te arruine la vida. ¡Eso no es sano, ni normal, ni tico!
Algunos dicen que hay que poner más vigilancia policial, otros que necesitamos atacar las raíces del problema, que hay que mejorar las condiciones socioeconómicas de los jóvenes para que no caigan en esas malas influencias. Yo creo que necesitamos de todo, vamos. Más policías en la calle, programas sociales efectivos y, sobre todo, conciencia ciudadana. Todos tenemos que poner de nuestra parte para construir un país más seguro y tranquilo.
Ahora, dígame usted… ¿Hasta dónde estamos dispuestos a tolerar esta violencia gratuita? ¿Qué medidas cree que deberían tomarse para proteger a nuestros niños y garantizar su seguridad en nuestras comunidades? ¿Deberíamos exigirle más al gobierno, o la solución pasa por nosotros mismos, por cambiar nuestra forma de convivir?
