¡Ay, Dios mío! Resulta que el 2024 ha sido un año bastante flojo para Costa Rica en cuanto a nómadas digitales. Después de la expectativa inicial creada con la visa, parece que la marea cambió bruscamente. Las solicitudes para trabajar remotamente desde nuestro paraíso tropical cayeron en picada, dejando a muchos preguntándose qué pasó con la visión de convertirnos en un imán para estos viajeros modernos.
Para ponerle perspectiva a la cosa, recuerden que en 2022, cuando recién lanzamos la visa para nómadas digitales, tuvimos 213 solicitudes. El gobierno se rifaba, todo mundo contento. Luego, en 2023, el número subió a 336, con 317 aprobaciones. Pero ojo, porque el 2024 nos dio un buen susto: solo 134 solicitudes y apenas 158 aprobaciones. ¡Una caída del 60%! Parece que alguien olvidó encender las luces, diay.
Según datos oficiales de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME), esta drástica reducción no solo afecta nuestras estadísticas migratorias, sino también la economía nacional. Un estudio realizado por la Escuela de Turismo de la Universidad Hispanoamericana revela que el potencial de gasto mensual se desplomó. En 2024, solo aportaron unos $474,000, comparado con los $951,000 que sumaron en 2023. ¡Eso representa una pérdida de casi medio millón de dólares al mes! Un brete pa’ el bolsillo del país, vamos.
Andrea Fernández y Giovanni Jiménez, docentes de Turismo de la UHispa, no andan con rodeos: “La situación del país requiere un análisis considerando varios factores internos como externos para poder desarrollar una estrategia integral que permita atraer este nicho de mercado.” En otras palabras, tenemos que darle duro si queremos recuperar terreno, porque la cosa no pinta tan bonita como antes.
Y ni hablar de la competencia regional. Según el estudio, México, Colombia, Brasil e incluso El Salvador están haciendo las cosas bien, optimizando sus visas, simplificando requisitos y facilitando la integración de los nómadas digitales. Ya no somos los únicos con esta opción; ahora tenemos que esforzarnos más para destacar. Parece que nos relajamos un poquito, maé.
Pero, ¿qué está pasando realmente? El estudio apunta a tres problemas clave: la percepción internacional de seguridad (y honestamente, últimamente no hemos andado muy bien en eso), el alto costo de vida en comparación con otros destinos, y la deficiente infraestructura tecnológica, especialmente en las zonas turísticas. “La experiencia de estadía no depende únicamente del beneficio fiscal,” advierten los investigadores. “Para este perfil de visitante la calidad de vida cotidiana es determinante.” ¡Nos quieren cómodos, chunches!
Además, descubrimos algunos datos interesantes: Estados Unidos, Canadá, Rusia, Reino Unido y Alemania siguen siendo los principales países de origen de estas solicitudes. Y aunque todavía hay más hombres que mujeres solicitando la visa, la brecha se está cerrando poco a poco. Lo curioso es que la mayoría de los interesados tienen entre 30 y 49 años, con una concentración importante entre los 40 y 44 años. ¿Será que buscan escapar de la rutina y encontrar un nuevo ritmo de vida?
Entonces, ¿es esto una crisis irreversible o simplemente un llamado a despertar? La verdad es que la caída no refleja necesariamente una pérdida de interés en Costa Rica. Lo que sí cambió es el panorama global. Necesitamos fortalecer nuestra propuesta de valor, mejorar la infraestructura, bajar el costo de vida y, crucialmente, garantizar la seguridad. ¿Ustedes creen que el gobierno debería implementar incentivos fiscales más agresivos para atraer nuevamente a los nómadas digitales, o deberían enfocarse primero en solucionar los problemas de seguridad y costos? ¡Déjenme sus opiniones aquí abajo!
Para ponerle perspectiva a la cosa, recuerden que en 2022, cuando recién lanzamos la visa para nómadas digitales, tuvimos 213 solicitudes. El gobierno se rifaba, todo mundo contento. Luego, en 2023, el número subió a 336, con 317 aprobaciones. Pero ojo, porque el 2024 nos dio un buen susto: solo 134 solicitudes y apenas 158 aprobaciones. ¡Una caída del 60%! Parece que alguien olvidó encender las luces, diay.
Según datos oficiales de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME), esta drástica reducción no solo afecta nuestras estadísticas migratorias, sino también la economía nacional. Un estudio realizado por la Escuela de Turismo de la Universidad Hispanoamericana revela que el potencial de gasto mensual se desplomó. En 2024, solo aportaron unos $474,000, comparado con los $951,000 que sumaron en 2023. ¡Eso representa una pérdida de casi medio millón de dólares al mes! Un brete pa’ el bolsillo del país, vamos.
Andrea Fernández y Giovanni Jiménez, docentes de Turismo de la UHispa, no andan con rodeos: “La situación del país requiere un análisis considerando varios factores internos como externos para poder desarrollar una estrategia integral que permita atraer este nicho de mercado.” En otras palabras, tenemos que darle duro si queremos recuperar terreno, porque la cosa no pinta tan bonita como antes.
Y ni hablar de la competencia regional. Según el estudio, México, Colombia, Brasil e incluso El Salvador están haciendo las cosas bien, optimizando sus visas, simplificando requisitos y facilitando la integración de los nómadas digitales. Ya no somos los únicos con esta opción; ahora tenemos que esforzarnos más para destacar. Parece que nos relajamos un poquito, maé.
Pero, ¿qué está pasando realmente? El estudio apunta a tres problemas clave: la percepción internacional de seguridad (y honestamente, últimamente no hemos andado muy bien en eso), el alto costo de vida en comparación con otros destinos, y la deficiente infraestructura tecnológica, especialmente en las zonas turísticas. “La experiencia de estadía no depende únicamente del beneficio fiscal,” advierten los investigadores. “Para este perfil de visitante la calidad de vida cotidiana es determinante.” ¡Nos quieren cómodos, chunches!
Además, descubrimos algunos datos interesantes: Estados Unidos, Canadá, Rusia, Reino Unido y Alemania siguen siendo los principales países de origen de estas solicitudes. Y aunque todavía hay más hombres que mujeres solicitando la visa, la brecha se está cerrando poco a poco. Lo curioso es que la mayoría de los interesados tienen entre 30 y 49 años, con una concentración importante entre los 40 y 44 años. ¿Será que buscan escapar de la rutina y encontrar un nuevo ritmo de vida?
Entonces, ¿es esto una crisis irreversible o simplemente un llamado a despertar? La verdad es que la caída no refleja necesariamente una pérdida de interés en Costa Rica. Lo que sí cambió es el panorama global. Necesitamos fortalecer nuestra propuesta de valor, mejorar la infraestructura, bajar el costo de vida y, crucialmente, garantizar la seguridad. ¿Ustedes creen que el gobierno debería implementar incentivos fiscales más agresivos para atraer nuevamente a los nómadas digitales, o deberían enfocarse primero en solucionar los problemas de seguridad y costos? ¡Déjenme sus opiniones aquí abajo!
