¡Ay, Dios mío! Otro temblorazo nos sacudió la tarde de ayer, miércoles. Justo cuando estabamos pensando que íbamos a tener una semana tranquila, ¡bam!, 5.6 de magnitud. Bueno, así es nuestra vida aquí en Costa Rica, ¿quién necesita emociones si la Madre Naturaleza te las regala gratis?
Según el RSN, el temblorcito se originó allá lejanitas, a casi 171 kilómetros al suroeste de la Isla de Coiba, en Panamá. Eso sí, se sintió acá, ¿eh? Yo estaba aquí sentadita tomando un café, y me pareció que alguien empujaba la casa nomás porque sí. Un sustito se llevó, ¡pero gracias a Dios nada serio!
Como siempre, la geología activa de nuestro país está dando lata. Entre las placas del Coco y del Caribe chocándose, ya saben cómo es. Al final, estamos justo en medio de todo ese movidito, así que tocará acostumbrarnos a sentirnos como en una licuadora de vez en cuando. Dicen los científicos que estos temblores lejos son normales, pero igual, uno se pone un poquito nervioso, ¿verdad?
Afortunadamente, hasta ahora no hay reportes de daños graves ni heridos. Las autoridades ya están haciendo sus chequeos, revisando todo para asegurarse de que esté bien. El PANI, Bomberos, Cruz Roja… todos ahí echándole ganas, como siempre. Uno agradece tenerlos, porque saber que están ahí cuidándonos da tranquilidad, diay.
Ahora, claro, las redes sociales explotaron. Cada quien poniendo su experiencia, comentando si lo sintió o no. Hubo algunos alarmados, compartiendo vídeos raritos y noticias falsas. ¡Qué carga! Hay que tener cuidado con lo que se comparte, mi gente. Siempre verificar la información con fuentes oficiales, sino nos vamos a volver locos con tanto rumor.
Recordemos siempre lo importante de estar preparados, aunque a veces nos olvidamos. Tener nuestros kits de emergencia listos, saber dónde están los puntos seguros en la oficina y en la casa... cositas sencillas que pueden hacer la diferencia en caso de que la cosa se complique. Mejor prevenir que lamentar, ¿no?
Y hablando de eso, me acuerdo de la abuela María, que siempre decía: “Cuando sienta un temblor, agarre el rosario y espere”. Bueno, yo no soy tan religiosa, pero entiendo la idea de buscar refugio y mantener la calma. Lo peor que podemos hacer es entrarle al pánico, porque eso no ayuda a nadie.
En fin, otro temblor más agregado a nuestra historia. Esperemos que sean solo sacudidas ligeras y que podamos seguir disfrutando de este paraíso sin mayores sobresaltos. Pero, díganme, ¿ustedes qué piensan? ¿Se preparan para un terremoto grande o creen que siempre tendremos suerte y todo seguirá tranquilo?
Según el RSN, el temblorcito se originó allá lejanitas, a casi 171 kilómetros al suroeste de la Isla de Coiba, en Panamá. Eso sí, se sintió acá, ¿eh? Yo estaba aquí sentadita tomando un café, y me pareció que alguien empujaba la casa nomás porque sí. Un sustito se llevó, ¡pero gracias a Dios nada serio!
Como siempre, la geología activa de nuestro país está dando lata. Entre las placas del Coco y del Caribe chocándose, ya saben cómo es. Al final, estamos justo en medio de todo ese movidito, así que tocará acostumbrarnos a sentirnos como en una licuadora de vez en cuando. Dicen los científicos que estos temblores lejos son normales, pero igual, uno se pone un poquito nervioso, ¿verdad?
Afortunadamente, hasta ahora no hay reportes de daños graves ni heridos. Las autoridades ya están haciendo sus chequeos, revisando todo para asegurarse de que esté bien. El PANI, Bomberos, Cruz Roja… todos ahí echándole ganas, como siempre. Uno agradece tenerlos, porque saber que están ahí cuidándonos da tranquilidad, diay.
Ahora, claro, las redes sociales explotaron. Cada quien poniendo su experiencia, comentando si lo sintió o no. Hubo algunos alarmados, compartiendo vídeos raritos y noticias falsas. ¡Qué carga! Hay que tener cuidado con lo que se comparte, mi gente. Siempre verificar la información con fuentes oficiales, sino nos vamos a volver locos con tanto rumor.
Recordemos siempre lo importante de estar preparados, aunque a veces nos olvidamos. Tener nuestros kits de emergencia listos, saber dónde están los puntos seguros en la oficina y en la casa... cositas sencillas que pueden hacer la diferencia en caso de que la cosa se complique. Mejor prevenir que lamentar, ¿no?
Y hablando de eso, me acuerdo de la abuela María, que siempre decía: “Cuando sienta un temblor, agarre el rosario y espere”. Bueno, yo no soy tan religiosa, pero entiendo la idea de buscar refugio y mantener la calma. Lo peor que podemos hacer es entrarle al pánico, porque eso no ayuda a nadie.
En fin, otro temblor más agregado a nuestra historia. Esperemos que sean solo sacudidas ligeras y que podamos seguir disfrutando de este paraíso sin mayores sobresaltos. Pero, díganme, ¿ustedes qué piensan? ¿Se preparan para un terremoto grande o creen que siempre tendremos suerte y todo seguirá tranquilo?