¡Aguante! Parece mentira, pero ya estamos pensando en las elecciones del 2026 y, pa’ nuestra sorpresa, varios grupos políticos que estaban dando lana en años anteriores van a desaparecer del radar. No los vamos a ver pidiendo nuestro voto, y eso da mucho de qué hablar, máxime cuando algunos andaban bien activos en el Congreso hace poco.
Uno de estos casos es el del Partido Accesibilidad sin Exclusión (PASE). Recordemos a Óscar López, su líder, un tipo que rompió barreras al convertirse en el primer diputado no vidente del país. Él dejó huella en el Congreso durante dos periodos – 2006-2010 y 2014-2018 –, defendiendo los derechos de las personas con discapacidad, aunque también metiéndose en unos cuantos rifirraffes con otros diputados. Ahora, López dice que ya anda dedicándose a su profesión como abogado, y que el PASE no sigue adelante por temas de renovación de estructuras, lo cual parece que fue un punto clave.
Durante su época dorada, entre 2010 y 2014, el PASE consiguió cuatro curules, incluyendo figuras como Rita Chaves y Víctor Emilio Granados, quien hasta llegó a presidir la Asamblea Legislativa. Esa bancada era conocida por ser garantía de los derechos de las personas con discapacidad y adultos mayores, un vacío que, según López, será difícil de llenar por cualquier otro grupo. Pero vaya que el tiempo cura todas las heridas… o a veces, las borra por completo.
Otro nombre que suena en este panorama es el del Partido Republicano Social Cristiano (PRSC), fundado por el ex presidente Rafael Ángel Calderón Fournier. Este partido tuvo dos diputados en 2014, y en 2022 intentó llegar a la presidencia con Rodolfo Hernández, sin éxito alguno. Ahora, el partido ha decidido no presentar ninguna candidatura para el 2026, a pesar de tener el requisito de renovación de estructuras. Reconocen que no tienen las condiciones económicas ni políticas para meterse en la pelea por la presidencia, aunque sí están abiertos a posibles alianzas con otras fuerzas políticas – ¡hasta visititas le han hecho a don Rafa!
Y qué decir de Costa Rica Justa, la agrupación que surgió en plena pandemia. Postularon a Rolando Araya en 2022, quien venía de perder en unas primarias internas del PLN. Aunque Araya tuvo un buen desempeño en el proceso interno verdiblanco, en las votaciones generales no logró muchos apoyos. El exdiputado Dragos Dolanescu, quien encabezaba la agrupación, declinó dar declaraciones sobre por qué no se inscribieron esta vez; pero la realidad es que dejaron atrás una experiencia política intensa, llena de desafíos y pocos resultados palpables.
Restauración Nacional, el partido que catapultó a Fabricio Alvarado a la fama, también está cambiando de rumbo. Tras la división de 2018, donde parte de sus diputados formaron Nueva República, el partido ha ido perdiendo fuerza. Alvarado se presentará de nuevo como candidato en 2026, pero ahora bajo la bandera de Nueva República, buscando recuperar el terreno perdido y volver a conectar con ese electorado conservador que lo impulsó en el pasado.
Además de estos, quedan fuera otras agrupaciones como Renovación Costarricense y Nuestro Pueblo, que en años anteriores habían mostrado alguna presencia en la arena política, pero que ahora prefieren mantenerse al margen. La política, como dirían por acá, es un brete constante, llena de cambios inesperados y sorpresas desagradables. Veremos cómo se desarrolla la campaña electoral y quiénes finalmente lograrán captar la atención de los costarricenses en 2026.
Con tantos partidos que se caen a un lado, ¿cree usted que esto abre espacio para nuevos actores políticos o simplemente consolidará a los partidos tradicionales? ¿Qué estrategias deberían adoptar los partidos que quieren hacer ruido en estas próximas elecciones?
Uno de estos casos es el del Partido Accesibilidad sin Exclusión (PASE). Recordemos a Óscar López, su líder, un tipo que rompió barreras al convertirse en el primer diputado no vidente del país. Él dejó huella en el Congreso durante dos periodos – 2006-2010 y 2014-2018 –, defendiendo los derechos de las personas con discapacidad, aunque también metiéndose en unos cuantos rifirraffes con otros diputados. Ahora, López dice que ya anda dedicándose a su profesión como abogado, y que el PASE no sigue adelante por temas de renovación de estructuras, lo cual parece que fue un punto clave.
Durante su época dorada, entre 2010 y 2014, el PASE consiguió cuatro curules, incluyendo figuras como Rita Chaves y Víctor Emilio Granados, quien hasta llegó a presidir la Asamblea Legislativa. Esa bancada era conocida por ser garantía de los derechos de las personas con discapacidad y adultos mayores, un vacío que, según López, será difícil de llenar por cualquier otro grupo. Pero vaya que el tiempo cura todas las heridas… o a veces, las borra por completo.
Otro nombre que suena en este panorama es el del Partido Republicano Social Cristiano (PRSC), fundado por el ex presidente Rafael Ángel Calderón Fournier. Este partido tuvo dos diputados en 2014, y en 2022 intentó llegar a la presidencia con Rodolfo Hernández, sin éxito alguno. Ahora, el partido ha decidido no presentar ninguna candidatura para el 2026, a pesar de tener el requisito de renovación de estructuras. Reconocen que no tienen las condiciones económicas ni políticas para meterse en la pelea por la presidencia, aunque sí están abiertos a posibles alianzas con otras fuerzas políticas – ¡hasta visititas le han hecho a don Rafa!
Y qué decir de Costa Rica Justa, la agrupación que surgió en plena pandemia. Postularon a Rolando Araya en 2022, quien venía de perder en unas primarias internas del PLN. Aunque Araya tuvo un buen desempeño en el proceso interno verdiblanco, en las votaciones generales no logró muchos apoyos. El exdiputado Dragos Dolanescu, quien encabezaba la agrupación, declinó dar declaraciones sobre por qué no se inscribieron esta vez; pero la realidad es que dejaron atrás una experiencia política intensa, llena de desafíos y pocos resultados palpables.
Restauración Nacional, el partido que catapultó a Fabricio Alvarado a la fama, también está cambiando de rumbo. Tras la división de 2018, donde parte de sus diputados formaron Nueva República, el partido ha ido perdiendo fuerza. Alvarado se presentará de nuevo como candidato en 2026, pero ahora bajo la bandera de Nueva República, buscando recuperar el terreno perdido y volver a conectar con ese electorado conservador que lo impulsó en el pasado.
Además de estos, quedan fuera otras agrupaciones como Renovación Costarricense y Nuestro Pueblo, que en años anteriores habían mostrado alguna presencia en la arena política, pero que ahora prefieren mantenerse al margen. La política, como dirían por acá, es un brete constante, llena de cambios inesperados y sorpresas desagradables. Veremos cómo se desarrolla la campaña electoral y quiénes finalmente lograrán captar la atención de los costarricenses en 2026.
Con tantos partidos que se caen a un lado, ¿cree usted que esto abre espacio para nuevos actores políticos o simplemente consolidará a los partidos tradicionales? ¿Qué estrategias deberían adoptar los partidos que quieren hacer ruido en estas próximas elecciones?