http://www.nacion.com/ln_ee/2009/mayo/03/opinion1952368.html
Estos datos sí son preocupantes.
En general, como dice el artículo, tenemos deficiencias en la democratización de la educación secundaria en comparación con la media latinoamericana, y en cuanto a calidad pues tampoco estamos sobresaliendo mucho y por el contrario cada vez nos quedamos más atrás.
Todo esto es nefasto puesto que la educación en Latinoamérica salvo algunas excepciones en educación superior, es bastante malita en comparación con otras regiones como Europa o Asia, y ni siquiera en esa escala estamos sobresaliendo.
Además, la baja promoción de estudiantes de secundaria tiene grandes repercusiones sobre la educación superior, puesto que la diferencia entre colegios públicos y privados(a los que asiste solo el 7% de la población) es abismal, además de que la misma también es abismal entre colegios públicos de zona rural y los de zona urbana, entonces con esto tenemos que la educación superior estatal se ha convertido practicamente en un subsidio para las clases más acomodadas del país.
Sin embargo, es de destacar que este problema no es culpa de las universidades, por lo tanto el recorte de presupuesto a las universidades no se justifica bajo ninguna circunstancia, tomando en cuenta el rezago del país en cuanto a nivel mundial con respecto a la calidad de la educación.
Entonces es aquí donde corresponde al estado democratizar la educación secundaria y además mejorar sustancialmente la calidad de la misma para evitar que estas contradicciones se den, y para esto, el hecho de recortar el presupuesto en educación no es un buen comienzo.
La Nación dijo:¿Por qué el 8% para educación?
Carlos Alvarado Quesada
Estudiante del IDS, Universidad de Sussex
¿Cuál es el porcentaje de la juventud costarricense en edad para estar en secundaria que realmente asiste a clases? Tome unos segundos y registre su estimado para que lo compare con la realidad. Según Unesco, para 2007 la tasa neta de matriculación de secundaria en Costa Rica fue del 64%. El promedio Latinoamericano: 70%. Es decir, de cada 10 jóvenes en edad colegial cerca de 4 están fuera de las aulas y Costa Rica está por debajo del promedio Latinoamericano.
La matrícula neta en primaria es superior al 90%, similar al promedio regional, y la matrícula en secundaria ha venido en aumento desde los noventa, pero en este último indicador Costa Rica no solo está detrás de muchos países latinoamericanos, sino que también está rezagada en relación con países competidores, por ejemplo de Asia. La tasa de matrícula es relevante, pero ¿cómo está la calidad de la educación? La calidad es clave para progresar globalmente y para el bienestar del individuo y la sociedad. En este sentido hay señales positivas, pero también deficiencias y grandes amenazas.
Según el Segundo Estudio Regional Comparativo de los Aprendizajes de los Estudiantes de América Latina 2008 (Unesco), Costa Rica obtiene puntajes ‘significati- vamente superiores’ a la gran mayoría de países de la región, superada solo por Cuba. En nivel de lectura para tercer grado, Costa Rica y Chile empatan y en sexto grado Costa Rica supera a los demás países, salvo la excepción mencionada. En puntuación media en matemática para tercero, México, Chile, Uruguay y Costa Rica empatan y para sexto Costa Rica es superada por Uruguay. ¿Podemos conformarnos con estos resultados? Ciertamente no.
Democratizar los beneficios. La OECD realiza el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA) entre una serie de países de todo el mundo. Costa Rica no ha participado en los tres estudios anteriores (2000, 2003, 2006) y parece que no participará en el de 2009, pero sus pares latinoamericanos sí. En los resultados de PISA 2006, Latinoamérica ocupa las peores posiciones en el ranking de 57 países participantes. Los puestos son: Chile (38), Uruguay (42), México (43), Brasil (49), Colombia (51), Argentina (53). Relacionando ambos estudios, podemos suponer que Costa Rica ocuparía globalmente un puesto similar.
Si bien en el ámbito regional nuestra educación supera a la media latinoamericana, para el contexto y competencia internacional la calidad de nuestra educación es deficiente. En síntesis, nuestra educación secundaria no está democratizada y muchos jóvenes se ven obligados a salir del sistema quedando condenados a menores oportunidades. Por otra parte, si bien la educación superior pública privilegia –y en casos subsidia– a un grupo de la población, este es el grupo más dinámico de la economía y la sociedad. Recortar el presupuesto de las universidades estatales es una idea completamente desacertada. Lo que es necesario es democratizar el beneficio.
Invertir. Si la calidad de la educación es comparativamente deficiente en lectura y matemáticas se debe mejorar mucho en primaria. Si hay jóvenes que dejan el colegio antes de concluir, hay que fortalecer los incentivos educativos para que permanezcan estudiando. Si queremos formar parte de la sociedad del conocimiento y desarrollar el país, hay que invertir en ciencia, tecnología, innovación y en las universidades. Si hay que mejorar la calidad y la matrícula, eso significa invertir más esfuerzos y recursos en todos niveles: el camino al desarrollo requiere sacrificios. Por ende, si no hay un decisivo cambio de rumbo en este aspecto –como no lo ha habido en estos años– seguiremos como estamos: ni muy muy, ni tan tan.
China, India, el Este Asiático y Europa del Este no se van a parar a esperar a que Costa Rica se ponga al día con sus estudios. Tampoco la crisis financiera internacional pospondrá definitivamente nuestros principales desafíos. Señor Presidente, ministros de Hacienda y Educación: lo prometido hace más de tres años, la palabra empeñada en campaña sigue en deuda, aumenten al 8% del PIB el gasto para la educación pública.
Si no es por convicción, por lo menos por vergüenza o vanidad, porque, como desde el PAC se ha dicho, eso será lo primerísimo por ejecutar estando en el Gobierno.
Estos datos sí son preocupantes.
En general, como dice el artículo, tenemos deficiencias en la democratización de la educación secundaria en comparación con la media latinoamericana, y en cuanto a calidad pues tampoco estamos sobresaliendo mucho y por el contrario cada vez nos quedamos más atrás.
Todo esto es nefasto puesto que la educación en Latinoamérica salvo algunas excepciones en educación superior, es bastante malita en comparación con otras regiones como Europa o Asia, y ni siquiera en esa escala estamos sobresaliendo.
Además, la baja promoción de estudiantes de secundaria tiene grandes repercusiones sobre la educación superior, puesto que la diferencia entre colegios públicos y privados(a los que asiste solo el 7% de la población) es abismal, además de que la misma también es abismal entre colegios públicos de zona rural y los de zona urbana, entonces con esto tenemos que la educación superior estatal se ha convertido practicamente en un subsidio para las clases más acomodadas del país.
Sin embargo, es de destacar que este problema no es culpa de las universidades, por lo tanto el recorte de presupuesto a las universidades no se justifica bajo ninguna circunstancia, tomando en cuenta el rezago del país en cuanto a nivel mundial con respecto a la calidad de la educación.
Entonces es aquí donde corresponde al estado democratizar la educación secundaria y además mejorar sustancialmente la calidad de la misma para evitar que estas contradicciones se den, y para esto, el hecho de recortar el presupuesto en educación no es un buen comienzo.