¡Ay, Dios mío, qué panorama nos cayó encima! Parecía que octubre iba a venir con calma, pero la naturaleza nos recordó quién manda. Siete colegios quedaron varados ayer, y hoy siguen sin poder abrir sus puertas debido a las lluvias torrenciales que han azotado las zonas de Occidente y Puntarenas. ¡Qué sal nos tocó!
Según el Ministerio de Educación Pública (MEP), la situación es crítica en varios circuitos de esas regiones. Las imágenes que circulan en redes sociales no son bonitas: aulas inundadas, patios convertidos en ríos de lodo, y ni hablar de los techos que han cedido en algunos casos. Esto afecta directamente miles de estudiantes y familias que dependen de la educación pública.
Desde el MEP aseguran que el personal de estos centros educativos ya está trabajando como hormigas, tratando de evaluar los daños y limpiar el lugar. Se les ha pedido distribuir las guías didácticas a distancia para que los niños puedan seguir aprendiendo aunque sea desde casa, y también buscar soluciones para la alimentación, porque sabemos que muchos peques dependen de la escuela para comer bien durante el día. Este brete nos demuestra lo vulnerable que somos ante los efectos del clima.
La lista de colegios cerrados es considerable: en la Dirección Regional de Occidente, la Escuela La Constancia quedó totalmente colapsada. Mientras tanto, en Puntarenas, tenemos la Escuela Riojalandia (con algunos grupos sí funcionando gracias a la colaboración del IPEC, quienes se instalaron en algunas aulas disponibles), la Escuela Augusto Colombari, la Escuela El Chagüite, la Escuela Flora Guevara Barahona y la Escuela Barrio San Luis. ¡Una verdadera torta esto!
Y ojo, que esto no es solo un problema de infraestructura. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y los comités municipales están monitoreando la zona, porque la amenaza de nuevas lluvias sigue latente. Estamos en alerta máxima, diay. Además, si la cosa se pone fea, podrían cerrar más centros educativos, dependiendo de cómo evolucione el clima. Esto pone en evidencia la necesidad urgente de mejorar la preparación de nuestras escuelas ante eventos climáticos extremos.
Muchos padres de familia están preocupados, obviamente. Imagínense tener que lidiar con niños inquietos en casa mientras ustedes tienen que ir a trabajar. ¡Es un verdadero estrés! Algunos se están organizando para turnarse entre ellos y cuidar de los niños, pero no todos tienen esa posibilidad. Hay que pensar en soluciones creativas para apoyar a estas familias en este momento difícil. Se necesita una respuesta rápida y eficiente por parte del gobierno, para evitar que esta situación afecte negativamente el proceso educativo de nuestros jóvenes.
La verdad, esto me da mucha tristeza ver cómo el sistema educativo se ve tan golpeado por las inclemencias del tiempo. Necesitamos invertir más en la infraestructura escolar y hacerla más resistente a los fenómenos naturales. No podemos seguir improvisando cada vez que llueve. ¡Esto ya va por años! Pero bueno, a pesar de todo, veo que hay gente muy solidaria dispuesta a ayudar. Eso siempre da esperanza, chunches.
Ahora, mi pregunta para ustedes, ¿qué medidas creen que debería tomar el gobierno a largo plazo para proteger nuestras escuelas de futuras emergencias climáticas y garantizar la continuidad del aprendizaje para todos los niños y niñas de Costa Rica?
Según el Ministerio de Educación Pública (MEP), la situación es crítica en varios circuitos de esas regiones. Las imágenes que circulan en redes sociales no son bonitas: aulas inundadas, patios convertidos en ríos de lodo, y ni hablar de los techos que han cedido en algunos casos. Esto afecta directamente miles de estudiantes y familias que dependen de la educación pública.
Desde el MEP aseguran que el personal de estos centros educativos ya está trabajando como hormigas, tratando de evaluar los daños y limpiar el lugar. Se les ha pedido distribuir las guías didácticas a distancia para que los niños puedan seguir aprendiendo aunque sea desde casa, y también buscar soluciones para la alimentación, porque sabemos que muchos peques dependen de la escuela para comer bien durante el día. Este brete nos demuestra lo vulnerable que somos ante los efectos del clima.
La lista de colegios cerrados es considerable: en la Dirección Regional de Occidente, la Escuela La Constancia quedó totalmente colapsada. Mientras tanto, en Puntarenas, tenemos la Escuela Riojalandia (con algunos grupos sí funcionando gracias a la colaboración del IPEC, quienes se instalaron en algunas aulas disponibles), la Escuela Augusto Colombari, la Escuela El Chagüite, la Escuela Flora Guevara Barahona y la Escuela Barrio San Luis. ¡Una verdadera torta esto!
Y ojo, que esto no es solo un problema de infraestructura. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y los comités municipales están monitoreando la zona, porque la amenaza de nuevas lluvias sigue latente. Estamos en alerta máxima, diay. Además, si la cosa se pone fea, podrían cerrar más centros educativos, dependiendo de cómo evolucione el clima. Esto pone en evidencia la necesidad urgente de mejorar la preparación de nuestras escuelas ante eventos climáticos extremos.
Muchos padres de familia están preocupados, obviamente. Imagínense tener que lidiar con niños inquietos en casa mientras ustedes tienen que ir a trabajar. ¡Es un verdadero estrés! Algunos se están organizando para turnarse entre ellos y cuidar de los niños, pero no todos tienen esa posibilidad. Hay que pensar en soluciones creativas para apoyar a estas familias en este momento difícil. Se necesita una respuesta rápida y eficiente por parte del gobierno, para evitar que esta situación afecte negativamente el proceso educativo de nuestros jóvenes.
La verdad, esto me da mucha tristeza ver cómo el sistema educativo se ve tan golpeado por las inclemencias del tiempo. Necesitamos invertir más en la infraestructura escolar y hacerla más resistente a los fenómenos naturales. No podemos seguir improvisando cada vez que llueve. ¡Esto ya va por años! Pero bueno, a pesar de todo, veo que hay gente muy solidaria dispuesta a ayudar. Eso siempre da esperanza, chunches.
Ahora, mi pregunta para ustedes, ¿qué medidas creen que debería tomar el gobierno a largo plazo para proteger nuestras escuelas de futuras emergencias climáticas y garantizar la continuidad del aprendizaje para todos los niños y niñas de Costa Rica?
