¡Ay, Dios mío! Montescito está que arde, literalmente. Las lluvias no dan tregua y la quebrada Los Negritos decidió hacerle competencia al Río Grande, inundando casas, negocios y hasta dejando varados unos cuantos estudiantes de la U.
El alcalde Domingo Argüello, bien cabreado, salió a decir que necesitan ayuda nacional urgentemente porque esto ya se salió de sus manos. Quién iba a decir que una simple quebrada podía causar tanto fastidio, ¿eh? Parece sacado de película, pero es pura realidad, mae.
Resulta que el señor alcalde pidió a la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) que le declararan emergencia nacional, pensando que así llegarían los fajeros del Gobierno con toda la maquinaria pesada y el personal capacitado. Pero la CNE, con su burocracia que da ganas de tirarle piedras, le dijo que no cumplía con los requisitos. ¿En serio, mae? ¡Con todo este agua encima!
Según la CNE, el problema es de planificación pasada. Dicen que si hubieran hecho las cosas bien desde el principio, no estaríamos viendo a gente sacando sus pertenencias con balones de básquetbol. Que sí, que claro, ahora que estamos hasta el cuello en el agua nos vienen con cuentos de planificación. ¡Qué manera de echarle la culpa al vecino!
Y ni hablar de la resolución de la Sala Constitucional, que según el alcalde, dejó a la alcaldía sola en esta vaina. Dicen que solo tienen que atender el problema ellos, sin la ayuda del Ministerio de Obras Públicas ni del AyA. ¡Imagínate! Con el presupuesto limitado que tenemos, vamos a tener que armar nuestra propia brigada de rescate y comprar dinamita para limpiar la quebrada. ¡Qué brete!
Don Domingo, visiblemente frustrado, soltó que podrían gastar todo el presupuesto municipal y aún así no alcanzaría para solucionar el problema de raíz. Esto demuestra a las claras que la situación es más seria de lo que parece y que requiere de una intervención a gran escala. El tipo anda justo, cómo todos nosotros, tratando de arreglar los problemas que otros dejaron a medias.
Lo peor de todo es que esto apenas comienza. Nos espera la temporada de lluvias más intensa del año y si no hacemos algo ya, Montescito va a quedar bajo el agua. La gente está preocupada, ¿quién no lo estaría? Ver tu casa inundada, tus recuerdos botados... ¡Qué torta!
Ahora bien, la pregunta es: ¿Hasta dónde llegará la desesperación del alcalde Argüello y qué medidas drásticas tendrá que tomar para evitar que Montescito se convierta en Venecia tica? ¿Creen que realmente el Gobierno central dará una mano o seguiremos luchando solos contra los elementos?
El alcalde Domingo Argüello, bien cabreado, salió a decir que necesitan ayuda nacional urgentemente porque esto ya se salió de sus manos. Quién iba a decir que una simple quebrada podía causar tanto fastidio, ¿eh? Parece sacado de película, pero es pura realidad, mae.
Resulta que el señor alcalde pidió a la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) que le declararan emergencia nacional, pensando que así llegarían los fajeros del Gobierno con toda la maquinaria pesada y el personal capacitado. Pero la CNE, con su burocracia que da ganas de tirarle piedras, le dijo que no cumplía con los requisitos. ¿En serio, mae? ¡Con todo este agua encima!
Según la CNE, el problema es de planificación pasada. Dicen que si hubieran hecho las cosas bien desde el principio, no estaríamos viendo a gente sacando sus pertenencias con balones de básquetbol. Que sí, que claro, ahora que estamos hasta el cuello en el agua nos vienen con cuentos de planificación. ¡Qué manera de echarle la culpa al vecino!
Y ni hablar de la resolución de la Sala Constitucional, que según el alcalde, dejó a la alcaldía sola en esta vaina. Dicen que solo tienen que atender el problema ellos, sin la ayuda del Ministerio de Obras Públicas ni del AyA. ¡Imagínate! Con el presupuesto limitado que tenemos, vamos a tener que armar nuestra propia brigada de rescate y comprar dinamita para limpiar la quebrada. ¡Qué brete!
Don Domingo, visiblemente frustrado, soltó que podrían gastar todo el presupuesto municipal y aún así no alcanzaría para solucionar el problema de raíz. Esto demuestra a las claras que la situación es más seria de lo que parece y que requiere de una intervención a gran escala. El tipo anda justo, cómo todos nosotros, tratando de arreglar los problemas que otros dejaron a medias.
Lo peor de todo es que esto apenas comienza. Nos espera la temporada de lluvias más intensa del año y si no hacemos algo ya, Montescito va a quedar bajo el agua. La gente está preocupada, ¿quién no lo estaría? Ver tu casa inundada, tus recuerdos botados... ¡Qué torta!
Ahora bien, la pregunta es: ¿Hasta dónde llegará la desesperación del alcalde Argüello y qué medidas drásticas tendrá que tomar para evitar que Montescito se convierta en Venecia tica? ¿Creen que realmente el Gobierno central dará una mano o seguiremos luchando solos contra los elementos?
