¡Ay, Dios mío! Parece que tenemos otro caso bien turbio para agregar a la lista. Una banda de estafadores ha estado haciendo de las suyas ofreciendo viajes y paquetes turísticos falsos, dejando a decenas de familias chapadas hasta el cuello. Con un modus operandi bien planeado, lograron quedarse con más de ¢81 millones, ¡una suma considerable que afecta directamente los bolsillos de nuestros queridos compatriotas!
Según las investigaciones del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), todo comenzó en 2024, cuando estos personajes empezaron a contactar a las personas a través de centros de llamadas, haciéndose pasar por representantes de agencias de viajes reconocidas. Les lanzaban ofertas que parecían sacadas de un cuento de hadas: estadías en hoteles lujosos, cupones para parques acuáticos y viajes promocionales a precios irrisorios. ¡Era demasiado bueno para ser verdad, diay!
El truco estaba en el anzuelo. Una vez que la víctima mordía el cebo y demostraba interés, la invitaban a oficinas comerciales para formalizar el negocio. Ahí, con toda la papelería preparada, les convencían de entregar sus tarjetas de crédito o de realizar transferencias bancarias. ¡Y así, sin previo aviso, el dinero desaparecía como humo!
Pablo Calvo, jefe a.i. de Investigaciones Criminales del OIJ, nos explica que la estructura de esta banda era bastante organizada. Tenían gente especializada en diferentes áreas: unos hacían las llamadas, otros se encargaban del marketing, otros administraban las redes sociales y luego estaban los “vendedores” o agentes, quienes cerraban el trato con las víctimas. Parecía un negocio serio, pero en realidad era pura fachada.
Lo más preocupante de todo es que, al parecer, uno de los líderes de la organización manejaba una base de datos con información personal de potenciales víctimas. Pero cuando sintió que las paredes se estrechaban, decidió filtrar esos datos a otras personas para seguir perpetrando estafas. ¡Menuda falta de escrúpulos! Esto demuestra que el daño causado por esta banda podría ser mucho mayor de lo que pensamos inicialmente.
Para disfrazar sus actividades ilícitas, los estafadores utilizaban nombres falsos para sus empresas, como World Voyages, Traveling Network, C.R Travel Agency VIP, First Class Travel International y DM WORLD DESTINATION. Se presentaban ante los clientes con estos nombres, aprovechándose de la confianza de la gente, que muchas veces no se molestaba en verificar si esas empresas eran legítimas. ¡Qué pena ajena!
Ante esta situación, las autoridades recomiendan tomar algunas precauciones antes de contratar servicios de viajes. Primero, asegurarse de que la agencia esté asociada a la Asociación Costarricense de Agencias de Viajes. Segundo, verificar que estén inscritos en el Ministerio de Hacienda y que tengan patente municipal. Tercero, revisar si están registrados en el Instituto Costarricense de Turismo y en el Ministerio de Economía, Industria y Comercio. ¡Más vale prevenir que lamentar, chunches!
Después de varios allanamientos realizados en diferentes puntos del país, incluyendo Escazú, Moravia, Pavas, Coronado, Mata Redonda, Uruca y Tibás, San Joaquín de Flores, y San Carlos, las autoridades lograron detener a siete de los nueve sospechosos. Ahora toca esperar a ver qué sanciones reciben estos delincuentes. Pero me pregunto, ¿cree usted que las penas actuales son suficientes para disuadir estas prácticas fraudulentas, o deberíamos endurecer las leyes para proteger a los consumidores?
Según las investigaciones del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), todo comenzó en 2024, cuando estos personajes empezaron a contactar a las personas a través de centros de llamadas, haciéndose pasar por representantes de agencias de viajes reconocidas. Les lanzaban ofertas que parecían sacadas de un cuento de hadas: estadías en hoteles lujosos, cupones para parques acuáticos y viajes promocionales a precios irrisorios. ¡Era demasiado bueno para ser verdad, diay!
El truco estaba en el anzuelo. Una vez que la víctima mordía el cebo y demostraba interés, la invitaban a oficinas comerciales para formalizar el negocio. Ahí, con toda la papelería preparada, les convencían de entregar sus tarjetas de crédito o de realizar transferencias bancarias. ¡Y así, sin previo aviso, el dinero desaparecía como humo!
Pablo Calvo, jefe a.i. de Investigaciones Criminales del OIJ, nos explica que la estructura de esta banda era bastante organizada. Tenían gente especializada en diferentes áreas: unos hacían las llamadas, otros se encargaban del marketing, otros administraban las redes sociales y luego estaban los “vendedores” o agentes, quienes cerraban el trato con las víctimas. Parecía un negocio serio, pero en realidad era pura fachada.
Lo más preocupante de todo es que, al parecer, uno de los líderes de la organización manejaba una base de datos con información personal de potenciales víctimas. Pero cuando sintió que las paredes se estrechaban, decidió filtrar esos datos a otras personas para seguir perpetrando estafas. ¡Menuda falta de escrúpulos! Esto demuestra que el daño causado por esta banda podría ser mucho mayor de lo que pensamos inicialmente.
Para disfrazar sus actividades ilícitas, los estafadores utilizaban nombres falsos para sus empresas, como World Voyages, Traveling Network, C.R Travel Agency VIP, First Class Travel International y DM WORLD DESTINATION. Se presentaban ante los clientes con estos nombres, aprovechándose de la confianza de la gente, que muchas veces no se molestaba en verificar si esas empresas eran legítimas. ¡Qué pena ajena!
Ante esta situación, las autoridades recomiendan tomar algunas precauciones antes de contratar servicios de viajes. Primero, asegurarse de que la agencia esté asociada a la Asociación Costarricense de Agencias de Viajes. Segundo, verificar que estén inscritos en el Ministerio de Hacienda y que tengan patente municipal. Tercero, revisar si están registrados en el Instituto Costarricense de Turismo y en el Ministerio de Economía, Industria y Comercio. ¡Más vale prevenir que lamentar, chunches!
Después de varios allanamientos realizados en diferentes puntos del país, incluyendo Escazú, Moravia, Pavas, Coronado, Mata Redonda, Uruca y Tibás, San Joaquín de Flores, y San Carlos, las autoridades lograron detener a siete de los nueve sospechosos. Ahora toca esperar a ver qué sanciones reciben estos delincuentes. Pero me pregunto, ¿cree usted que las penas actuales son suficientes para disuadir estas prácticas fraudulentas, o deberíamos endurecer las leyes para proteger a los consumidores?