¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con el gobierno atorado y el CCSS apriándose la mosca entre los dientes. Resulta que Jonathan Acuña, diputado del Frente Amplio, le está echando arena a la Contraloría para que habilite esos ¢2.700 millones que estaban listos pa’ pagar las licencias de cuidado. Como si no tuviéramos suficientes problemas en el país, ahora también andamos regodando a las mamás que necesitan ese apoyo.
La vaina es que el Presidente Chaves parece tenerle miedo a su propia sombra y no quiere convocar al expediente 25.240. Este, recuerden, es el trámite burocrático que necesita la Asamblea Legislativa para darle luz verde a estos fondos. Ya pasó por todos los filtros: lo aprobó la Asamblea, lo dio el visto bueno la junta directiva del CCSS, todo en regla… pero ahí sigue, varado, esperando a que el Presidente diga “dale”. ¡Un brete!
Y ojo, que esto no es cuento cualquiera. Se trata de plata que deberían haber recibido hace meses, desde agosto precisamente. Las mamás que trabajan y tienen niños pequeños están pasando una mortificación tremenda porque no pueden tomar tiempo libre del trabajo para cuidarlos cuando están enfermos. Unos hijos enfermizos y a jalar, ¡qué sal!
Lo curioso es que la Contraloría, ese ente que a veces anda medio dormido, salió a respaldar a Acuña. Le dijeron que, efectivamente, la reforma legal es indispensable antes de poder autorizar el uso de esos fondos. En otras palabras, si el Presidente no se anima a mover el dedito, el dinero puede esfumarse como humo. ¡Imagínense el escándalo!
Acuña, en un oficio bien detalladito (AL-FPFA-43-OFI-181-2025), le pidió a la Contralora que, aunque el Presidente siga haciendo desmadre, evalúe la posibilidad de aprobar el presupuesto de todas formas. Hasta sugirió que se incluya una norma transitoria, algo así como un parche rápido, para habilitar los pagos temporalmente hasta que el CCSS se ponga al día con sus obligaciones. ¡Vamos, Contralora, échale coraje!
Mientras tanto, la gente está harta. Vimos protestas afuera de Casa Presidencial, diputados gritándole al Presidente en el Plenario… Un ambiente tenso, ¿eh? Y ni hablar de las redes sociales, donde la bronca está que arde. Los usuarios no escatiman calificativos para describir la actitud del Presidente, y nadie entiende cómo puede seguir bloqueando una medida que beneficia directamente a tantas familias.
Ahora bien, como siempre pasa en estas situaciones, la pelota está en la cancha del Presidente. Él tiene que decidir si escucha a la ciudadanía, a los expertos, a la Contraloría… o si sigue aferrado a su postura, corriendo el riesgo de dejar a miles de familias en la calle. Que no le caiga la chincha, porque esto no es juego de niños. Se trata de garantizar el bienestar de nuestros hijos, y eso no tiene precio.
Con toda esta bronca judicial, administrativa y social, me pregunto: ¿Ustedes creen que el Presidente finalmente cederá y convocará el proyecto de ley para salvar la situación, o seguiremos viendo cómo el dinero para las licencias de cuidado se evapora en el aire?
La vaina es que el Presidente Chaves parece tenerle miedo a su propia sombra y no quiere convocar al expediente 25.240. Este, recuerden, es el trámite burocrático que necesita la Asamblea Legislativa para darle luz verde a estos fondos. Ya pasó por todos los filtros: lo aprobó la Asamblea, lo dio el visto bueno la junta directiva del CCSS, todo en regla… pero ahí sigue, varado, esperando a que el Presidente diga “dale”. ¡Un brete!
Y ojo, que esto no es cuento cualquiera. Se trata de plata que deberían haber recibido hace meses, desde agosto precisamente. Las mamás que trabajan y tienen niños pequeños están pasando una mortificación tremenda porque no pueden tomar tiempo libre del trabajo para cuidarlos cuando están enfermos. Unos hijos enfermizos y a jalar, ¡qué sal!
Lo curioso es que la Contraloría, ese ente que a veces anda medio dormido, salió a respaldar a Acuña. Le dijeron que, efectivamente, la reforma legal es indispensable antes de poder autorizar el uso de esos fondos. En otras palabras, si el Presidente no se anima a mover el dedito, el dinero puede esfumarse como humo. ¡Imagínense el escándalo!
Acuña, en un oficio bien detalladito (AL-FPFA-43-OFI-181-2025), le pidió a la Contralora que, aunque el Presidente siga haciendo desmadre, evalúe la posibilidad de aprobar el presupuesto de todas formas. Hasta sugirió que se incluya una norma transitoria, algo así como un parche rápido, para habilitar los pagos temporalmente hasta que el CCSS se ponga al día con sus obligaciones. ¡Vamos, Contralora, échale coraje!
Mientras tanto, la gente está harta. Vimos protestas afuera de Casa Presidencial, diputados gritándole al Presidente en el Plenario… Un ambiente tenso, ¿eh? Y ni hablar de las redes sociales, donde la bronca está que arde. Los usuarios no escatiman calificativos para describir la actitud del Presidente, y nadie entiende cómo puede seguir bloqueando una medida que beneficia directamente a tantas familias.
Ahora bien, como siempre pasa en estas situaciones, la pelota está en la cancha del Presidente. Él tiene que decidir si escucha a la ciudadanía, a los expertos, a la Contraloría… o si sigue aferrado a su postura, corriendo el riesgo de dejar a miles de familias en la calle. Que no le caiga la chincha, porque esto no es juego de niños. Se trata de garantizar el bienestar de nuestros hijos, y eso no tiene precio.
Con toda esta bronca judicial, administrativa y social, me pregunto: ¿Ustedes creen que el Presidente finalmente cederá y convocará el proyecto de ley para salvar la situación, o seguiremos viendo cómo el dinero para las licencias de cuidado se evapora en el aire?
