¡Ay, Dios mío! Esto sí que es un despiche, mi gente. Resulta que la Junta de Vigilancia de Drogas Estupefacientes (JVD), el órgano encargado de controlar cómo se manejan los psicotrópicos en nuestras clínicas y hospitales, anduvo durmiendo la siesta por casi cuatro años. Sí, ¡cuatro años! Desde 2022 que no hacían ni cosquillas, y eso mientras el Ministerio de Salud estaba poniéndose las pilas porque encontraron unas inconsistencias bien gordas con el fentanilo, morfina y ketamina en el Hospital México. ¡Imagínate!
Según el decreto original, la JVD debía reunirse cada quince días para revisar todo: desde autorizaciones de fentanilo para cirugías hasta elaborar listas de sustancias controladas. Era una vara importante para evitar que las cosas se fueran al traste, pero parece que se les olvidó por completo. Ahora, el Ministerio de Salud le mandó un buen susto a la CCSS y amenazó con pasarle el caso a la Dirección de Drogas y Estupefacientes, básicamente porque alguien tuvo que poner orden.
Y ahí viene lo bueno, diay... La inspección que descubrió el problema se hizo el 2 de septiembre de este año, justo días antes de que la JVD hiciera su primera sesión en más de tres años, el 30 de septiembre. ¿Qué estaban haciendo durante esos tres largos años? Nadie en el Ministerio de Salud quiso dar una respuesta clara, así que nos quedamos con la duda. Esto huele raro, ¿no creen?
Para refrescarles la memoria, la JVD era integrada por el jefe de Salud, un representante del Colegio de Farmacéuticos y otro del Colegio de Médicos. Tenían que estar en contacto constante con el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) para asegurarse de que todo estuviera bajo control. Sus tareas iban desde autorizar el uso de fentanilo hasta proponer nuevas normas y realizar inspecciones. Un brete de responsabilidades, y la dejaron tirada.
Ahora, la cosa cambia. Con el nuevo decreto 45161-S, la JVD ya no existe. Se transformó en la Dirección de Drogas y Estupefacientes, ¡con nuevos integrantes! Le sumaron un representante del Instituto Costarricense sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA). Esperemos que esto traiga aires frescos y que la vigilancia de las drogas sea más efectiva, porque la verdad, este descuido da mucho que pensar.
Pero no crean que simplemente cambiaron el nombre y listo. El reglamento sigue siendo el mismo, lo que significa que la Dirección de Drogas y Estupefacientes ahora tiene las mismas potestades que antes tenía la JVD. Eso quiere decir que pueden amonestar, suspender ventas de medicamentos, incluso quitar permisos a los profesionales de la salud si ven que hay incumplimientos. ¡Eso sí es poder!
Con este cambio, me pregunto qué tipo de medidas tomará la nueva dirección para corregir las irregularidades detectadas en el Hospital México. Será suficiente con simples amonestaciones, o realmente aplicarán sanciones más severas para asegurar que esto no vuelva a suceder? Ya vimos cómo se fueron al traste las cosas con la junta anterior, y nadie quiere ver otra torta de estas proporciones, ¿verdad?
En fin, este caso nos deja pensando… ¿Cómo podemos asegurarnos de que organismos como la JVD cumplan con sus funciones y no se duerman en los laureles? ¿Deberíamos implementar mecanismos de supervisión más estrictos para evitar estos descuidos y proteger la salud de los ciudadanos? Déjenme sus opiniones en el foro, necesito saber qué piensan ustedes al respecto. ¡Vamos a darle caña a esta conversación!
Según el decreto original, la JVD debía reunirse cada quince días para revisar todo: desde autorizaciones de fentanilo para cirugías hasta elaborar listas de sustancias controladas. Era una vara importante para evitar que las cosas se fueran al traste, pero parece que se les olvidó por completo. Ahora, el Ministerio de Salud le mandó un buen susto a la CCSS y amenazó con pasarle el caso a la Dirección de Drogas y Estupefacientes, básicamente porque alguien tuvo que poner orden.
Y ahí viene lo bueno, diay... La inspección que descubrió el problema se hizo el 2 de septiembre de este año, justo días antes de que la JVD hiciera su primera sesión en más de tres años, el 30 de septiembre. ¿Qué estaban haciendo durante esos tres largos años? Nadie en el Ministerio de Salud quiso dar una respuesta clara, así que nos quedamos con la duda. Esto huele raro, ¿no creen?
Para refrescarles la memoria, la JVD era integrada por el jefe de Salud, un representante del Colegio de Farmacéuticos y otro del Colegio de Médicos. Tenían que estar en contacto constante con el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) para asegurarse de que todo estuviera bajo control. Sus tareas iban desde autorizar el uso de fentanilo hasta proponer nuevas normas y realizar inspecciones. Un brete de responsabilidades, y la dejaron tirada.
Ahora, la cosa cambia. Con el nuevo decreto 45161-S, la JVD ya no existe. Se transformó en la Dirección de Drogas y Estupefacientes, ¡con nuevos integrantes! Le sumaron un representante del Instituto Costarricense sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA). Esperemos que esto traiga aires frescos y que la vigilancia de las drogas sea más efectiva, porque la verdad, este descuido da mucho que pensar.
Pero no crean que simplemente cambiaron el nombre y listo. El reglamento sigue siendo el mismo, lo que significa que la Dirección de Drogas y Estupefacientes ahora tiene las mismas potestades que antes tenía la JVD. Eso quiere decir que pueden amonestar, suspender ventas de medicamentos, incluso quitar permisos a los profesionales de la salud si ven que hay incumplimientos. ¡Eso sí es poder!
Con este cambio, me pregunto qué tipo de medidas tomará la nueva dirección para corregir las irregularidades detectadas en el Hospital México. Será suficiente con simples amonestaciones, o realmente aplicarán sanciones más severas para asegurar que esto no vuelva a suceder? Ya vimos cómo se fueron al traste las cosas con la junta anterior, y nadie quiere ver otra torta de estas proporciones, ¿verdad?
En fin, este caso nos deja pensando… ¿Cómo podemos asegurarnos de que organismos como la JVD cumplan con sus funciones y no se duerman en los laureles? ¿Deberíamos implementar mecanismos de supervisión más estrictos para evitar estos descuidos y proteger la salud de los ciudadanos? Déjenme sus opiniones en el foro, necesito saber qué piensan ustedes al respecto. ¡Vamos a darle caña a esta conversación!
