¡Aguante, pura vida! Aquí les va la nota caliente. Álvaro Ramos, el candidato del PLN, andaba echándole miel pa’ los empresarios de zonas francas, prometiendo seguridad jurídica como si fuera el ingrediente secreto pa’ que la inversión regrese a Costa Rica y nos saquen del brete económico en el que estamos metidos. Dicen que la seguridad jurídica es fundamental, y claro, nadie quiere andar con la incertidumbre de no saber qué puede pasar mañana con sus negocios, ¿verdad?
La verdad es que ya hemos escuchado estas promesas antes, diay. Varios gobiernos han intentado atraer inversión con diferentes estrategias, pero parece que el problema es más profundo que eso. La burocracia sigue siendo un dolor de cabeza, los trámites son eternos, y las regulaciones cambian constantemente, lo cual hace que muchos inversionistas prefieran buscar otros países donde las reglas sean más claras y estables. Además, la inestabilidad política no ayuda precisamente; todos sabemos cómo funcionan las cosas por acá…
Ramos, consciente de esto, insistió en la importancia de mantener la estabilidad del tipo de cambio, sin que los políticos le estén metiendo pata. Según él, los cambios bruscos afectan a los exportadores, a las empresas y hasta a las familias, porque inflan los precios y dificultan la planificación económica. En teoría, suena bien, pero la práctica es otra cosa. Mantener el tipo de cambio estable requiere medidas estrictas y, a veces, impopulares.
En cuanto al INA y los colegios técnicos, Ramos propuso fortalecerlos para formar mano de obra calificada. “Necesitamos jóvenes preparados”, dijo, poniendo énfasis en regiones como Grecia y Guanacaste, donde hay mucho potencial productivo. ¡Por fin alguien pensando en esas áreas! Que no se queden relegadas como siempre, ¿eh? Es cierto que necesitamos más capacitación técnica para suplir la demanda de ciertas industrias, pero el INA necesita un buen empujón, así que esperamos que no sea solo palabrería.
Pero miren, aquí viene el quid de la cuestión: la seguridad jurídica no es solo tener leyes claras. También implica cumplir con ellas y garantizar que se apliquen de manera justa e imparcial. ¿Quién va a asegurar que Ramos realmente hará cumplir sus promesas, especialmente si llega al poder y las cosas se ponen difíciles? Ya sabemos cómo suelen cambiar las prioridades una vez que estás en la silla, ¡qué despiche!
Y ahí radica el desafío. Atraer inversión requiere confianza, y la confianza se construye con hechos, no solo con discursos bonitos. Se necesitan reformas estructurales profundas que eliminen la corrupción, simplifiquen los trámites y creen un clima de predictibilidad y transparencia. No basta con echarle ganas, ¡hay que trabajar duro y hacer las cosas bien!
Algunos expertos señalan que la inseguridad jurídica no es solo un problema nacional, sino regional. Muchos países de Latinoamérica enfrentan desafíos similares, y la competencia por atraer inversión es feroz. Costa Rica necesita diferenciarse ofreciendo ventajas competitivas reales, como un sistema educativo de calidad, infraestructura moderna y un entorno favorable para la innovación y el emprendimiento.
En fin, la promesa de Ramos es atractiva, pero queda por ver si realmente podrá cumplirla. La inversión y el empleo son vitales para la recuperación económica del país, y la incertidumbre persiste. Entonces, mi gente, pregunto: ¿Creen que las promesas de Álvaro Ramos son suficientes para atraer la inversión que tanto necesitamos, o es necesario ir por otras vías más radicales para darle un respiro a este país?
La verdad es que ya hemos escuchado estas promesas antes, diay. Varios gobiernos han intentado atraer inversión con diferentes estrategias, pero parece que el problema es más profundo que eso. La burocracia sigue siendo un dolor de cabeza, los trámites son eternos, y las regulaciones cambian constantemente, lo cual hace que muchos inversionistas prefieran buscar otros países donde las reglas sean más claras y estables. Además, la inestabilidad política no ayuda precisamente; todos sabemos cómo funcionan las cosas por acá…
Ramos, consciente de esto, insistió en la importancia de mantener la estabilidad del tipo de cambio, sin que los políticos le estén metiendo pata. Según él, los cambios bruscos afectan a los exportadores, a las empresas y hasta a las familias, porque inflan los precios y dificultan la planificación económica. En teoría, suena bien, pero la práctica es otra cosa. Mantener el tipo de cambio estable requiere medidas estrictas y, a veces, impopulares.
En cuanto al INA y los colegios técnicos, Ramos propuso fortalecerlos para formar mano de obra calificada. “Necesitamos jóvenes preparados”, dijo, poniendo énfasis en regiones como Grecia y Guanacaste, donde hay mucho potencial productivo. ¡Por fin alguien pensando en esas áreas! Que no se queden relegadas como siempre, ¿eh? Es cierto que necesitamos más capacitación técnica para suplir la demanda de ciertas industrias, pero el INA necesita un buen empujón, así que esperamos que no sea solo palabrería.
Pero miren, aquí viene el quid de la cuestión: la seguridad jurídica no es solo tener leyes claras. También implica cumplir con ellas y garantizar que se apliquen de manera justa e imparcial. ¿Quién va a asegurar que Ramos realmente hará cumplir sus promesas, especialmente si llega al poder y las cosas se ponen difíciles? Ya sabemos cómo suelen cambiar las prioridades una vez que estás en la silla, ¡qué despiche!
Y ahí radica el desafío. Atraer inversión requiere confianza, y la confianza se construye con hechos, no solo con discursos bonitos. Se necesitan reformas estructurales profundas que eliminen la corrupción, simplifiquen los trámites y creen un clima de predictibilidad y transparencia. No basta con echarle ganas, ¡hay que trabajar duro y hacer las cosas bien!
Algunos expertos señalan que la inseguridad jurídica no es solo un problema nacional, sino regional. Muchos países de Latinoamérica enfrentan desafíos similares, y la competencia por atraer inversión es feroz. Costa Rica necesita diferenciarse ofreciendo ventajas competitivas reales, como un sistema educativo de calidad, infraestructura moderna y un entorno favorable para la innovación y el emprendimiento.
En fin, la promesa de Ramos es atractiva, pero queda por ver si realmente podrá cumplirla. La inversión y el empleo son vitales para la recuperación económica del país, y la incertidumbre persiste. Entonces, mi gente, pregunto: ¿Creen que las promesas de Álvaro Ramos son suficientes para atraer la inversión que tanto necesitamos, o es necesario ir por otras vías más radicales para darle un respiro a este país?
