¡Ay, Dios mío! La Asamblea Legislativa cerró este jueves con un maje, un verdadero cachivache. El Poder Ejecutivo, en medio de un relajo monumental, decidió retirar más de cincuenta proyectos de ley de la agenda de sesiones extraordinarias a las tres y media de la tarde, justo cuando todo estaba listo para discutir algunos temas importantes. ¡Imagínate el papelón!
Según testigos, la sorpresa fue mayúscula. Los diputados estaban listos para darle luz verde al Tratado de asistencia judicial en materia penal con Uruguay y al tratado con El Salvador para facilitar el cumplimiento de condenas en el extranjero. Además, tenían previsto debatir una moción y mandar a consulta un expediente relacionado con la seguridad del excandidato presidencial, Fabricio Alvarado. Pero, ¡bam!, apareció el viceministro Barrantes con la noticia y todo se vino abajo.
La presidenta a.i del Congreso, Vanessa Castro, tuvo que convocar a los jefes de bancada a la mesa del directorio para intentar llegar a un acuerdo y posponer la sesión. Pero no hubo manera. La cosa estaba tan fea que ni siquiera lograron sumar los votos necesarios para aplazar la discusión. Se escucharon quejas y reclamos por todos lados, especialmente desde las bancadas opositoras, que acusaron al gobierno de actuar de forma poco seria e incluso de querer tapar las cosas con ‘cortinas de humo’.
Alejandro Pacheco, diputado del PUSC, soltó la sopa diciendo: “Es lamentable lo que está pasando. Que el Poder Ejecutivo retire los proyectos que íbamos a ver hoy, en una actitud tan altanera... ¡Qué descaro! El señor viceministro nos dice que los retiran y que sigamos trabajando con los que hay”. Parece que el ambiente no era precisamente de armonía y colaboración.
Oscar Izquierdo, jefe de bancada del PLN, no se quedó atrás y arremetió contra el gobierno, calificando su acción de “irresponsabilidad absoluta”. Recordó las denuncias relacionadas con el exgerente general del INS y sus presuntas conexiones con movimientos financieros cuestionables, dejando claro que esto era otra jugarreta. Dijo que se estaban burlando de la gente y cambiando la convocatoria a última hora de forma inaceptable, generando gran controversia en el hemiciclo.
Por supuesto, la jefa del oficialismo, Pilar Cisneros, salió en defensa del gobierno, argumentando que ellos sí querían avanzar. Lanzó un pique directo a los diputados de la oposición, preguntándose si realmente les interesaba trabajar o simplemente estaban buscando problemas. Incluso les reprochó que, a pesar de cobrar cuatro millones de colones mensuales, parecieran estar tirando el tiempo y el dinero a la basura. ¡Uf, qué pelea! Y remató con un ataque frontal: “Todo el mundo sabe que ustedes quieren manejar las sesiones ordinarias y ahora también las extraordinarias… ¡Es la dictadura que se tienen ustedes y acusan a Rodrigo Chaves de dictador!”.
Después de tanto revuelo, los diputados finalmente terminaron su trabajo en el salón parlamentario pasadas las seis de la tarde, dando paso a un merecido receso de tres semanas. Oficialmente, comenzará el lunes 22 de diciembre y terminará el 9 de enero de 2026. Volverán a las funciones el 12 de enero para cerrar las sesiones extraordinarias, unas de las últimas de la administración actual, justo antes de las elecciones del 1 de febrero y en la recta final de su periodo legislativo, que culmina el 30 de abril del próximo año, momento en el cual asumirán los nuevos diputados.
Con todo este panorama, me pregunto: ¿Cree usted que esta retirada de proyectos fue una estrategia legítima del gobierno para ganar tiempo o una muestra de irresponsabilidad y falta de respeto hacia el proceso democrático? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
Según testigos, la sorpresa fue mayúscula. Los diputados estaban listos para darle luz verde al Tratado de asistencia judicial en materia penal con Uruguay y al tratado con El Salvador para facilitar el cumplimiento de condenas en el extranjero. Además, tenían previsto debatir una moción y mandar a consulta un expediente relacionado con la seguridad del excandidato presidencial, Fabricio Alvarado. Pero, ¡bam!, apareció el viceministro Barrantes con la noticia y todo se vino abajo.
La presidenta a.i del Congreso, Vanessa Castro, tuvo que convocar a los jefes de bancada a la mesa del directorio para intentar llegar a un acuerdo y posponer la sesión. Pero no hubo manera. La cosa estaba tan fea que ni siquiera lograron sumar los votos necesarios para aplazar la discusión. Se escucharon quejas y reclamos por todos lados, especialmente desde las bancadas opositoras, que acusaron al gobierno de actuar de forma poco seria e incluso de querer tapar las cosas con ‘cortinas de humo’.
Alejandro Pacheco, diputado del PUSC, soltó la sopa diciendo: “Es lamentable lo que está pasando. Que el Poder Ejecutivo retire los proyectos que íbamos a ver hoy, en una actitud tan altanera... ¡Qué descaro! El señor viceministro nos dice que los retiran y que sigamos trabajando con los que hay”. Parece que el ambiente no era precisamente de armonía y colaboración.
Oscar Izquierdo, jefe de bancada del PLN, no se quedó atrás y arremetió contra el gobierno, calificando su acción de “irresponsabilidad absoluta”. Recordó las denuncias relacionadas con el exgerente general del INS y sus presuntas conexiones con movimientos financieros cuestionables, dejando claro que esto era otra jugarreta. Dijo que se estaban burlando de la gente y cambiando la convocatoria a última hora de forma inaceptable, generando gran controversia en el hemiciclo.
Por supuesto, la jefa del oficialismo, Pilar Cisneros, salió en defensa del gobierno, argumentando que ellos sí querían avanzar. Lanzó un pique directo a los diputados de la oposición, preguntándose si realmente les interesaba trabajar o simplemente estaban buscando problemas. Incluso les reprochó que, a pesar de cobrar cuatro millones de colones mensuales, parecieran estar tirando el tiempo y el dinero a la basura. ¡Uf, qué pelea! Y remató con un ataque frontal: “Todo el mundo sabe que ustedes quieren manejar las sesiones ordinarias y ahora también las extraordinarias… ¡Es la dictadura que se tienen ustedes y acusan a Rodrigo Chaves de dictador!”.
Después de tanto revuelo, los diputados finalmente terminaron su trabajo en el salón parlamentario pasadas las seis de la tarde, dando paso a un merecido receso de tres semanas. Oficialmente, comenzará el lunes 22 de diciembre y terminará el 9 de enero de 2026. Volverán a las funciones el 12 de enero para cerrar las sesiones extraordinarias, unas de las últimas de la administración actual, justo antes de las elecciones del 1 de febrero y en la recta final de su periodo legislativo, que culmina el 30 de abril del próximo año, momento en el cual asumirán los nuevos diputados.
Con todo este panorama, me pregunto: ¿Cree usted que esta retirada de proyectos fue una estrategia legítima del gobierno para ganar tiempo o una muestra de irresponsabilidad y falta de respeto hacia el proceso democrático? ¡Déjeme saber su opinión en los comentarios!
