¡Ay, Dios mío, qué torta estamos viviendo en el Poder Judicial! Resulta que en los últimos cinco años, medio que se fueron 52 jueces por ahí, dejando un vacío enorme en nuestro sistema legal. Y no precisamente porque agarraron vacaciones largas, sino por renuncias y revocatorias, ¡una pena!
Según datos oficiales, casi la mitad de estos casos, unos 48, fueron renuncias voluntarias. Pero ojo, que los últimos dos años han sido los peores, con 11 renuncias en 2024 y otras 11 hasta ahora en 2025. ¡Parece que alguien le quitó las ganas de estar en la judicatura!
Y ni hablar del Sindicato de Trabajadores del Poder Judicial (Sitrajud), que ya anda alarmadísimo. Jorge Cartín, su secretario general, dice que esto es un fenómeno preocupante que va más allá de los jueces. Según él, las malas condiciones laborales, la falta de plata y hasta reformas legales chuecas, están espantando al personal judicial.
Pero no solo eso, parece que muchos están buscando mejores oportunidades en el sector privado, donde les pagan mejor y les tratan con más respeto. Y claro, perder gente con tanta experiencia y conocimiento es un golpe durísimo para todo el sistema. Imagínate, los circuitos judiciales de San José y la Zona Atlántica son los que más han sufrido, con seis bajas cada uno. ¡Menuda vara!
Además de los jueces, otros profesionales esenciales también están dejando el barco: médicos forenses, agentes del OIJ, fiscales… ¡parece una estampida! Sitrajud calcula que solo el OIJ ha perdido más de mil funcionarios en los últimos años, con un promedio de 150-200 salidas anuales. ¡Qué carga!
Adriana Orocú, presidenta de Acojud, nos recuerda que hay muchas más variables en juego que solo las renuncias. Dice que algunos jueces simplemente terminan sus contratos y se van, sin llegar a renunciar formalmente. Un poco complicado, pero explica por qué las cifras pueden variar dependiendo de cómo se cuenten.
Y para colmo, con solo 189 jueces penales activos, cada uno tiene que atender un promedio de 159 causas. ¡Imagínate la pila de papeles! Esto genera atrasos enormes en los juicios y hace que la justicia tarde una eternidad en llegar. Parece que vamos todos arrastrando los pies, buscando soluciones que no aparecen.
La situación pinta complicada, con un déficit de al menos 1.335 plazas en los despachos penales. Después de esas leyes de Empleo y Finanzas Públicas aprobadas, parece que hubo una especie de éxodo masivo de funcionarios públicos. Entonces, ¿qué podemos hacer para frenar esta fuga de cerebros y evitar que nuestro sistema judicial se vaya al traste? ¿Deberían aumentar los salarios, mejorar las condiciones laborales o revisar esas reformas legales que tanto disgusto están causando?
	
		
			
		
		
	
				
			Según datos oficiales, casi la mitad de estos casos, unos 48, fueron renuncias voluntarias. Pero ojo, que los últimos dos años han sido los peores, con 11 renuncias en 2024 y otras 11 hasta ahora en 2025. ¡Parece que alguien le quitó las ganas de estar en la judicatura!
Y ni hablar del Sindicato de Trabajadores del Poder Judicial (Sitrajud), que ya anda alarmadísimo. Jorge Cartín, su secretario general, dice que esto es un fenómeno preocupante que va más allá de los jueces. Según él, las malas condiciones laborales, la falta de plata y hasta reformas legales chuecas, están espantando al personal judicial.
Pero no solo eso, parece que muchos están buscando mejores oportunidades en el sector privado, donde les pagan mejor y les tratan con más respeto. Y claro, perder gente con tanta experiencia y conocimiento es un golpe durísimo para todo el sistema. Imagínate, los circuitos judiciales de San José y la Zona Atlántica son los que más han sufrido, con seis bajas cada uno. ¡Menuda vara!
Además de los jueces, otros profesionales esenciales también están dejando el barco: médicos forenses, agentes del OIJ, fiscales… ¡parece una estampida! Sitrajud calcula que solo el OIJ ha perdido más de mil funcionarios en los últimos años, con un promedio de 150-200 salidas anuales. ¡Qué carga!
Adriana Orocú, presidenta de Acojud, nos recuerda que hay muchas más variables en juego que solo las renuncias. Dice que algunos jueces simplemente terminan sus contratos y se van, sin llegar a renunciar formalmente. Un poco complicado, pero explica por qué las cifras pueden variar dependiendo de cómo se cuenten.
Y para colmo, con solo 189 jueces penales activos, cada uno tiene que atender un promedio de 159 causas. ¡Imagínate la pila de papeles! Esto genera atrasos enormes en los juicios y hace que la justicia tarde una eternidad en llegar. Parece que vamos todos arrastrando los pies, buscando soluciones que no aparecen.
La situación pinta complicada, con un déficit de al menos 1.335 plazas en los despachos penales. Después de esas leyes de Empleo y Finanzas Públicas aprobadas, parece que hubo una especie de éxodo masivo de funcionarios públicos. Entonces, ¿qué podemos hacer para frenar esta fuga de cerebros y evitar que nuestro sistema judicial se vaya al traste? ¿Deberían aumentar los salarios, mejorar las condiciones laborales o revisar esas reformas legales que tanto disgusto están causando?