¡Ay, Dios mío! La cosa está dura, chango. Ya nadie camina tranquilo ni de noche ni de día. Don Ricardo, el vecino de enfrente, dice que le robaron hasta el perro guía… ¡Una barbaridad! La inseguridad ha agarrado duro a todos, y parece que los políticos andan medio dormidos en la olla. Pero resulta que una regidora del PLN, Iztarú Alfaro, está echándole ganas para cambiar la vaina.
Alfaro, que es regidora en San José, está proponiendo una ley para darle más poder a los ayuntamientos en temas de seguridad. Dice que ya basta de esperar que el gobierno central haga todo el brete, porque la seguridad empieza en el barrio, ¿me entienden? Como bien decía mi abu, 'el que quiere casa, que trabaje', y en este caso, si queremos seguridad, hay que ponerle hombros, desde la alcaldía pa’ abajo.
Y no es cuento, la experiencia en San José ha demostrado que funciona. Ampliar la policía municipal a todos los distritos y declarar emergencia cantonal por inseguridad dio resultados. Se coordinaron más rápido las respuestas, la gente empezó a confiar más en las autoridades locales, y los robos, aunque todavía hay, no se fueron al traste tan rápido como pareciera inicialmente. Verano atrás, recuerdo haber visto cómo los polis municipales ayudaban a una señora mayor a cruzar la calle... cositas así dan esperanzas, diay.
Lo que propone Alfaro, básicamente, es copiar ese modelo a nivel nacional. Una ley de seguridad comunitaria y policía local que articule a los gobiernos locales con el Ministerio de Seguridad Pública. Que les den recursos, que los ayuntamienten tengan facultades claras para hacer patrullajes inteligentes y proteger el espacio público. No es pedir la luna, es pedir lo básico para vivir tranquilos.
Además, la propuesta incluye crear centros distritales de seguridad donde trabajen polis municipales, gestores comunitarios, trabajadores sociales y programas para jóvenes en riesgo. Porque la seguridad no es solo tener policías armados corriendo por ahí. También es ofrecer alternativas a los jóvenes que pueden caer en malos pasos, brindar apoyo a las familias vulnerables, y promover actividades deportivas y culturales que alejen a la gente de la delincuencia. ¡Un Chunche de cosas!
Y ojo, que no se queda solo en eso. La regidora también aboga por usar la tecnología a full. Cámaras de seguridad en puntos estratégicos, sensores de movimiento, sistemas de alerta temprana y mapas de calor del delito. Imagínate, saber exactamente dónde ocurren los robos más frecuentes y reforzar la vigilancia en esas zonas. Con la tecnología adecuada, podríamos darle un buen golpe a la delincuencia, ¡qué chiva sería!
Ahora, algunos puristas dirán que esto es echarle la culpa a los ayuntamientos, que la responsabilidad es del gobierno central. Pero la verdad es que los gobiernos locales están mucho más cerca de la gente, conocen sus necesidades y saben qué funciona en cada barrio. Además, si involucramos a la comunidad en la seguridad, tendremos ojos y oídos en todas partes, y la delincuencia tendrá menos espacio para moverse. En fin, no es fácil, pero tampoco imposible. Hay que tener paciencia y trabajar duro.
En resumen, la propuesta de Iztarú Alfaro suena prometedora, pero aún falta ver si la Asamblea Legislativa le dará luz verde. ¿Ustedes creen que darle más poder a los municipios es la clave para combatir la inseguridad en Costa Rica, o seguimos esperando milagros del gobierno central? ¿Qué medidas concretas consideran que deberían implementarse para mejorar la seguridad en sus barrios?
Alfaro, que es regidora en San José, está proponiendo una ley para darle más poder a los ayuntamientos en temas de seguridad. Dice que ya basta de esperar que el gobierno central haga todo el brete, porque la seguridad empieza en el barrio, ¿me entienden? Como bien decía mi abu, 'el que quiere casa, que trabaje', y en este caso, si queremos seguridad, hay que ponerle hombros, desde la alcaldía pa’ abajo.
Y no es cuento, la experiencia en San José ha demostrado que funciona. Ampliar la policía municipal a todos los distritos y declarar emergencia cantonal por inseguridad dio resultados. Se coordinaron más rápido las respuestas, la gente empezó a confiar más en las autoridades locales, y los robos, aunque todavía hay, no se fueron al traste tan rápido como pareciera inicialmente. Verano atrás, recuerdo haber visto cómo los polis municipales ayudaban a una señora mayor a cruzar la calle... cositas así dan esperanzas, diay.
Lo que propone Alfaro, básicamente, es copiar ese modelo a nivel nacional. Una ley de seguridad comunitaria y policía local que articule a los gobiernos locales con el Ministerio de Seguridad Pública. Que les den recursos, que los ayuntamienten tengan facultades claras para hacer patrullajes inteligentes y proteger el espacio público. No es pedir la luna, es pedir lo básico para vivir tranquilos.
Además, la propuesta incluye crear centros distritales de seguridad donde trabajen polis municipales, gestores comunitarios, trabajadores sociales y programas para jóvenes en riesgo. Porque la seguridad no es solo tener policías armados corriendo por ahí. También es ofrecer alternativas a los jóvenes que pueden caer en malos pasos, brindar apoyo a las familias vulnerables, y promover actividades deportivas y culturales que alejen a la gente de la delincuencia. ¡Un Chunche de cosas!
Y ojo, que no se queda solo en eso. La regidora también aboga por usar la tecnología a full. Cámaras de seguridad en puntos estratégicos, sensores de movimiento, sistemas de alerta temprana y mapas de calor del delito. Imagínate, saber exactamente dónde ocurren los robos más frecuentes y reforzar la vigilancia en esas zonas. Con la tecnología adecuada, podríamos darle un buen golpe a la delincuencia, ¡qué chiva sería!
Ahora, algunos puristas dirán que esto es echarle la culpa a los ayuntamientos, que la responsabilidad es del gobierno central. Pero la verdad es que los gobiernos locales están mucho más cerca de la gente, conocen sus necesidades y saben qué funciona en cada barrio. Además, si involucramos a la comunidad en la seguridad, tendremos ojos y oídos en todas partes, y la delincuencia tendrá menos espacio para moverse. En fin, no es fácil, pero tampoco imposible. Hay que tener paciencia y trabajar duro.
En resumen, la propuesta de Iztarú Alfaro suena prometedora, pero aún falta ver si la Asamblea Legislativa le dará luz verde. ¿Ustedes creen que darle más poder a los municipios es la clave para combatir la inseguridad en Costa Rica, o seguimos esperando milagros del gobierno central? ¿Qué medidas concretas consideran que deberían implementarse para mejorar la seguridad en sus barrios?
