¡Ay, Dios mío! Qué panorama se nos viene encima con esto del T-Mec, el tratado comercial entre México, Canadá y nosotros, los centroamericanos. Resulta que la presidenta Claudia Sheinbaum, recién salió diciendo que está “optimista” con respecto a la revisión que le van a hacer en enero. Bueno, esperemos que sí, porque si se pone fea la cosa, nos tocará comer gallo frío.
Para ponerle un poquito de contexto, Donald Trump, ya saben, el mismo que antes amenazaba con meter aranceles a diestra y siniestra, parece que anda buscando revivir viejas glorias. Así que, claro, cualquier negociación ahora tiene sabor a chile piquín. Según cuentan, Sheinbaum se reunió con el premier canadiense Mark Carney justo cuando empezaban las conversaciones preliminares para revisar el acuerdo, buscando apoyos y tratando de cuadrar cuentas, imagínate.
Lo que preocupa es que Trump siempre ha sido un tipo de esos que no se guarda nada, y no le teme a meter mano a los tratados comerciales. Su argumento siempre ha sido que estos acuerdos benefician a otros países a costa de los suyos. Y aunque muchos economistas dicen que eso no es cierto, a él no precisamente le importa mucho lo que diga la planilla. Entonces, ¿cómo vamos a salir airosos de esta?
La verdad es que el T-Mec es vital para nuestra economía, especialmente para sectores como el turismo y la agricultura. Si entramos en una guerra comercial, nos tocaría apretar el cinturón, y eso nadie lo quiere, mángue. Dependemos mucho del mercado estadounidense para exportar nuestros productos, y si ponen trabas, el negocio se complica bastante. Ya hemos visto cómo los cambios en las políticas comerciales pueden afectar a nuestros productores.
Ahora, Sheinbaum parece estar jugando sus cartas inteligentemente. No se anda echando atrás ni poniendo excusas, sino que sale a decir que confía en que el tratado va a prevalecer. Eso demuestra seguridad, y quizás sirva para tranquilizar a los inversionistas y evitar que se vayan corriendo a otro lado. Además, tener el apoyo de Canadá también ayuda a fortalecer su posición en la mesa de negociaciones. Porque a final de cuentas, es cuestión de sumar aliados, maé.
Pero no nos hagamos ilusiones; la presión de Trump será dura. Él sabe cómo armar controversia y conseguir lo que quiere. Va a buscar sacar rédito político de esta situación, y eso puede complicarle las cosas a Sheinbaum. Por eso, es importante que México esté preparado para defender sus intereses, presentando argumentos sólidos y mostrando los beneficios que el T-Mec ha traído a la región. Se necesita más que solo optimismo, necesitamos estrategia, diay.
Y hablando de estrategia, queda pendiente ver qué papel jugaremos nosotros, los centroamericanos. Aunque formalmente no somos parte del T-Mec, la realidad es que estamos muy conectados económicamente con México y Estados Unidos. Un cambio negativo en el tratado podría afectarnos indirectamente, impactando nuestras exportaciones y generando incertidumbre en nuestros mercados. Tendremos que estar atentos y preparados para adaptar nuestras políticas ante cualquier escenario posible. Conviene ir pensando en plan B, por si acaso, chunches.
En fin, la pelota está en el tejado de Sheinbaum y sus equipos de negociación. Que le den duro, porque el futuro económico de muchos depende de ello. ¿Ustedes creen que Sheinbaum podrá mantener la calma y llegar a un acuerdo favorable con Estados Unidos y Canadá, o la figura de Trump terminará imponiéndose y complicando la situación para todos? ¡Déjenme saber sus opiniones en el foro!
Para ponerle un poquito de contexto, Donald Trump, ya saben, el mismo que antes amenazaba con meter aranceles a diestra y siniestra, parece que anda buscando revivir viejas glorias. Así que, claro, cualquier negociación ahora tiene sabor a chile piquín. Según cuentan, Sheinbaum se reunió con el premier canadiense Mark Carney justo cuando empezaban las conversaciones preliminares para revisar el acuerdo, buscando apoyos y tratando de cuadrar cuentas, imagínate.
Lo que preocupa es que Trump siempre ha sido un tipo de esos que no se guarda nada, y no le teme a meter mano a los tratados comerciales. Su argumento siempre ha sido que estos acuerdos benefician a otros países a costa de los suyos. Y aunque muchos economistas dicen que eso no es cierto, a él no precisamente le importa mucho lo que diga la planilla. Entonces, ¿cómo vamos a salir airosos de esta?
La verdad es que el T-Mec es vital para nuestra economía, especialmente para sectores como el turismo y la agricultura. Si entramos en una guerra comercial, nos tocaría apretar el cinturón, y eso nadie lo quiere, mángue. Dependemos mucho del mercado estadounidense para exportar nuestros productos, y si ponen trabas, el negocio se complica bastante. Ya hemos visto cómo los cambios en las políticas comerciales pueden afectar a nuestros productores.
Ahora, Sheinbaum parece estar jugando sus cartas inteligentemente. No se anda echando atrás ni poniendo excusas, sino que sale a decir que confía en que el tratado va a prevalecer. Eso demuestra seguridad, y quizás sirva para tranquilizar a los inversionistas y evitar que se vayan corriendo a otro lado. Además, tener el apoyo de Canadá también ayuda a fortalecer su posición en la mesa de negociaciones. Porque a final de cuentas, es cuestión de sumar aliados, maé.
Pero no nos hagamos ilusiones; la presión de Trump será dura. Él sabe cómo armar controversia y conseguir lo que quiere. Va a buscar sacar rédito político de esta situación, y eso puede complicarle las cosas a Sheinbaum. Por eso, es importante que México esté preparado para defender sus intereses, presentando argumentos sólidos y mostrando los beneficios que el T-Mec ha traído a la región. Se necesita más que solo optimismo, necesitamos estrategia, diay.
Y hablando de estrategia, queda pendiente ver qué papel jugaremos nosotros, los centroamericanos. Aunque formalmente no somos parte del T-Mec, la realidad es que estamos muy conectados económicamente con México y Estados Unidos. Un cambio negativo en el tratado podría afectarnos indirectamente, impactando nuestras exportaciones y generando incertidumbre en nuestros mercados. Tendremos que estar atentos y preparados para adaptar nuestras políticas ante cualquier escenario posible. Conviene ir pensando en plan B, por si acaso, chunches.
En fin, la pelota está en el tejado de Sheinbaum y sus equipos de negociación. Que le den duro, porque el futuro económico de muchos depende de ello. ¿Ustedes creen que Sheinbaum podrá mantener la calma y llegar a un acuerdo favorable con Estados Unidos y Canadá, o la figura de Trump terminará imponiéndose y complicando la situación para todos? ¡Déjenme saber sus opiniones en el foro!