Ay, pata, qué desazón nos dejó la tragedia en la Ruta 32. Otro máster accidental, dejando un vacío enorme en una familia y en toda la comunidad de Jicaral. Esta vez, la víctima se llama Didier García, pero todos lo conocían cariñosamente como ‘Tilico’, un mae que, según cuentan los vecinos, le ponía el alma a cada trabajo.
La cosa pasó temprano, como pasitos de tortuga, alrededor de las seis de la mañana del jueves pasado. Un camiónazo, parece que agarró derrape por la velocidad, y un contenedor se fue directo encima de varios obreros que estaban breteando en las obras de ampliación de la carretera. Una torta, ¡qué torta!, señores. Dos vidas se fueron así, de golpe, dejando atrás un dolor inmenso.
’Tilico’ tenía 53 años, soltero y sin hijos, pero sí una familia grandota que lo quería con locura. Su sobrino, Roberto Brenes, me contó entre lágrimas cómo era su tío: un hombre trabajador, detallista, siempre dispuesto a echarle ganas y a ayudar a los demás. “Él hacía construcción, mae, era muy querido y bien puntual en su trabajo. Lo conocíamos como ‘Tilico’ porque así lo decían en la obra.”, me dijo con la voz quebrada, aún tratando de procesar lo sucedido.
Y ahí radica la vara importante, mi gente. No era un trabajo cualquiera. ‘Tilico’ era de esos que no dejaban nada a medias. Trabajaba para varias empresas, moviéndose de un lado a otro del país donde hubiera trabajo y necesidad. Un día estaba en Guanacaste, al siguiente en Jicaral, siempre buscando oportunidades para aportar y ganarse la vida honestamente. Lleva unos 20 días en Limón, chambeando en esa carreta que ahora le costó la vida.
Según la Policía de Tránsito, el chofer del tráiler iba a toda velocidad, una irresponsabilidad que terminó en una tragedia evitable. Ya inició la investigación del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) para determinar responsabilidades y ver si hubo alguna falla mecánica o humana que contribuyó al accidente. Esperemos que esto sirva para que las autoridades tomen cartas en el asunto y revisen las medidas de seguridad en las obras viales de nuestro país.
Pero más allá de las investigaciones y los procedimientos legales, lo que duele de verdad es la pérdida irreparable de un ser humano. De un mae que simplemente iba a trabajar, cumpliendo con su obligación para mantener a su familia y hacer su rol en la sociedad. ¿Cuántas veces hemos visto a estos obreros arriesgándose en condiciones precarias, por un salario que apenas les alcanza para sobrevivir?
La familia de ‘Tilico’ está esperando recibir el cuerpo para darle cristiana despedida. Todavía no saben cuándo serán las honras fúnebres, pero ya están preparando todo lo que puedan para honrar la memoria de este hombre tan querido en Jicaral. Es una época difícil, llena de dolor y recuerdos agridulces, pero también de agradecimiento por haber tenido la oportunidad de compartir momentos especiales con él. Sus compañeros de trabajo dicen que era un compañero ejemplar, siempre dispuesto a colaborar y a levantar el ánimo en los momentos difíciles. ¡Qué carga que se haya ido así, sin previo aviso!
Y hablando de eso, mi gente... ¿Ustedes creen que realmente las autoridades están haciendo lo suficiente para garantizar la seguridad de los trabajadores en las obras públicas de Costa Rica? ¿Sería momento de endurecer las regulaciones y aumentar las inspecciones, o creen que el problema radica en otra cosa? Díganme qué piensan, cuéntenme sus experiencias… ¡Aquí estamos para debatirlo con respeto y buscar soluciones juntos!
La cosa pasó temprano, como pasitos de tortuga, alrededor de las seis de la mañana del jueves pasado. Un camiónazo, parece que agarró derrape por la velocidad, y un contenedor se fue directo encima de varios obreros que estaban breteando en las obras de ampliación de la carretera. Una torta, ¡qué torta!, señores. Dos vidas se fueron así, de golpe, dejando atrás un dolor inmenso.
’Tilico’ tenía 53 años, soltero y sin hijos, pero sí una familia grandota que lo quería con locura. Su sobrino, Roberto Brenes, me contó entre lágrimas cómo era su tío: un hombre trabajador, detallista, siempre dispuesto a echarle ganas y a ayudar a los demás. “Él hacía construcción, mae, era muy querido y bien puntual en su trabajo. Lo conocíamos como ‘Tilico’ porque así lo decían en la obra.”, me dijo con la voz quebrada, aún tratando de procesar lo sucedido.
Y ahí radica la vara importante, mi gente. No era un trabajo cualquiera. ‘Tilico’ era de esos que no dejaban nada a medias. Trabajaba para varias empresas, moviéndose de un lado a otro del país donde hubiera trabajo y necesidad. Un día estaba en Guanacaste, al siguiente en Jicaral, siempre buscando oportunidades para aportar y ganarse la vida honestamente. Lleva unos 20 días en Limón, chambeando en esa carreta que ahora le costó la vida.
Según la Policía de Tránsito, el chofer del tráiler iba a toda velocidad, una irresponsabilidad que terminó en una tragedia evitable. Ya inició la investigación del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) para determinar responsabilidades y ver si hubo alguna falla mecánica o humana que contribuyó al accidente. Esperemos que esto sirva para que las autoridades tomen cartas en el asunto y revisen las medidas de seguridad en las obras viales de nuestro país.
Pero más allá de las investigaciones y los procedimientos legales, lo que duele de verdad es la pérdida irreparable de un ser humano. De un mae que simplemente iba a trabajar, cumpliendo con su obligación para mantener a su familia y hacer su rol en la sociedad. ¿Cuántas veces hemos visto a estos obreros arriesgándose en condiciones precarias, por un salario que apenas les alcanza para sobrevivir?
La familia de ‘Tilico’ está esperando recibir el cuerpo para darle cristiana despedida. Todavía no saben cuándo serán las honras fúnebres, pero ya están preparando todo lo que puedan para honrar la memoria de este hombre tan querido en Jicaral. Es una época difícil, llena de dolor y recuerdos agridulces, pero también de agradecimiento por haber tenido la oportunidad de compartir momentos especiales con él. Sus compañeros de trabajo dicen que era un compañero ejemplar, siempre dispuesto a colaborar y a levantar el ánimo en los momentos difíciles. ¡Qué carga que se haya ido así, sin previo aviso!
Y hablando de eso, mi gente... ¿Ustedes creen que realmente las autoridades están haciendo lo suficiente para garantizar la seguridad de los trabajadores en las obras públicas de Costa Rica? ¿Sería momento de endurecer las regulaciones y aumentar las inspecciones, o creen que el problema radica en otra cosa? Díganme qué piensan, cuéntenme sus experiencias… ¡Aquí estamos para debatirlo con respeto y buscar soluciones juntos!
