¡Aguante, pura vida! La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) le dio un buen golpe al bolsillo de los ciudadanos y a los proveedores extranjeros, porque se fajaron a comprar una nueva máquina para hacer tabletas. Esto significa que ahora van a poder producir muchísimos más medicamentos acá mismo, sin depender tanto de importarlos, y eso, mis queridos lectores, ¡es un chivazo!
Como muchos recordarán, durante meses hemos visto cómo algunos medicamentos esenciales andaban escasos en las farmacias de la CCSS. Entre los más solicitados siempre ha estado el acetaminofén con codeína, usado para aliviar dolores fuertes. Antes, la caja tenía que comprarlo a precios exorbitantes, llegando a costar unos ¢1.310 millones cada tres meses. ¡Una torta!, díganle ustedes.
El problema era que la maquinita que usaban para fabricar esas tabletas ya estaba bien vieja, con más de 30 años encima. Esteban Vega, el gerente de Logística de la CCSS, nos comentó que esa máquina apenas alcanzaba a producir unas 78.000 tabletas por hora. Un brete tratar de satisfacer la demanda con esa capacidad limitada, ¿verdad?
Pero ahora, con la llegada de esta nuevecita tableteadora rotativa, la cosa cambió radicalmente. Esta belleza puede producir hasta 160.000 tabletas por hora, ¡más del doble! Además, viene equipada con todo el lujo: un desempolvador, un equipo de control de calidad, e incluso un sistema para detectar si hay algún pedacito de metal escondido entre las tabletas. ¡No dejaron ni un detalle!
Y aquí viene lo bueno: la CCSS calcula que esta inversión de casi ¢674 millones les va a ahorrar un dineral. Según sus cálculos, el costo de producir el medicamento internamente bajará en un 230% en comparación con lo que pagaban a los proveedores. ¡Eso es más plata para invertir en otros proyectos importantes para la salud pública! Imaginen todos los Chunches que podemos tener con esos ahorros.
Para poner esto en perspectiva, la CCSS tuvo que adaptar un área entera para recibir esta maquinaria de última generación, cumpliendo con estándares internacionales de limpieza (ISO clase 7). También mejoraron las instalaciones eléctricas y pusieron sistemas más seguros para los trabajadores, evitando jalarse una torta al cargar los materiales. Eso demuestra que están pensando en todo.
Con esta nueva herramienta, la CCSS espera no solo aumentar la producción de acetaminofén con codeína, sino también empezar a fabricar otros medicamentos en tabletas que antes no podían producir. Esto fortalecerá la autonomía del país en materia de salud y reducirá la dependencia de productos importados. Una verdadera bendición para el sistema público de salud, diay.
En resumen, la CCSS hizo una jugada maestra al invertir en esta nueva tecnología. Ahora, esperamos que esta inversión realmente tenga el impacto positivo que prometen, brindando acceso a medicamentos esenciales a quienes más lo necesitan. Pero me pregunto, ¿cree usted que la CCSS debería seguir invirtiendo en estas tecnologías de producción interna para lograr una mayor autosuficiencia farmacéutica, o considera que es mejor enfocarse en fortalecer las compras a proveedores externos para obtener mejores precios?
Como muchos recordarán, durante meses hemos visto cómo algunos medicamentos esenciales andaban escasos en las farmacias de la CCSS. Entre los más solicitados siempre ha estado el acetaminofén con codeína, usado para aliviar dolores fuertes. Antes, la caja tenía que comprarlo a precios exorbitantes, llegando a costar unos ¢1.310 millones cada tres meses. ¡Una torta!, díganle ustedes.
El problema era que la maquinita que usaban para fabricar esas tabletas ya estaba bien vieja, con más de 30 años encima. Esteban Vega, el gerente de Logística de la CCSS, nos comentó que esa máquina apenas alcanzaba a producir unas 78.000 tabletas por hora. Un brete tratar de satisfacer la demanda con esa capacidad limitada, ¿verdad?
Pero ahora, con la llegada de esta nuevecita tableteadora rotativa, la cosa cambió radicalmente. Esta belleza puede producir hasta 160.000 tabletas por hora, ¡más del doble! Además, viene equipada con todo el lujo: un desempolvador, un equipo de control de calidad, e incluso un sistema para detectar si hay algún pedacito de metal escondido entre las tabletas. ¡No dejaron ni un detalle!
Y aquí viene lo bueno: la CCSS calcula que esta inversión de casi ¢674 millones les va a ahorrar un dineral. Según sus cálculos, el costo de producir el medicamento internamente bajará en un 230% en comparación con lo que pagaban a los proveedores. ¡Eso es más plata para invertir en otros proyectos importantes para la salud pública! Imaginen todos los Chunches que podemos tener con esos ahorros.
Para poner esto en perspectiva, la CCSS tuvo que adaptar un área entera para recibir esta maquinaria de última generación, cumpliendo con estándares internacionales de limpieza (ISO clase 7). También mejoraron las instalaciones eléctricas y pusieron sistemas más seguros para los trabajadores, evitando jalarse una torta al cargar los materiales. Eso demuestra que están pensando en todo.
Con esta nueva herramienta, la CCSS espera no solo aumentar la producción de acetaminofén con codeína, sino también empezar a fabricar otros medicamentos en tabletas que antes no podían producir. Esto fortalecerá la autonomía del país en materia de salud y reducirá la dependencia de productos importados. Una verdadera bendición para el sistema público de salud, diay.
En resumen, la CCSS hizo una jugada maestra al invertir en esta nueva tecnología. Ahora, esperamos que esta inversión realmente tenga el impacto positivo que prometen, brindando acceso a medicamentos esenciales a quienes más lo necesitan. Pero me pregunto, ¿cree usted que la CCSS debería seguir invirtiendo en estas tecnologías de producción interna para lograr una mayor autosuficiencia farmacéutica, o considera que es mejor enfocarse en fortalecer las compras a proveedores externos para obtener mejores precios?
