¡Ay, Dios mío! Parece que el 'boom' turístico que estábamos gozando se le acabó la pila. Los números no mienten, y las arcas nacionales lo están empezando a sentir. Según datos oficiales, la llegada de turistas se desplomó este año, dejando al sector hotelero y a muchos 'mae' que dependen de él, sudando la gota gorda.
La Cámara Costarricense de Hoteles (CCH), con su vicepresidente Arnoldo Beeche liderando la conversación, ha levantado la voz alertando sobre la situación. Resulta que, si bien en 2024 celebramos la llegada de 1.67 millones de visitantes extranjeros, este año nos fuimos a apenas 1.61 millones. ¡Una diferencia considerable! Eso se traduce directamente en menos dólares entrando al país, y todos sabemos que esos billetes verdes son vitales para nuestra economía.
El Banco Central tampoco pinta muy lindo en esto del asunto. Sus reportes muestran una caída del 2.3% en el ingreso de divisas, lo que significa que tenemos menos lana para pagar importaciones, invertir en proyectos y, bueno, simplemente hacer andar el carrete del país. ¿Se imaginan la bronca que eso causa?
Beeche ha sido claro al señalar que los hoteleros están atrapados entre dos piedras: por un lado, reciben menos turista; por otro, tienen que lidiar con costos operativos que siguen subiendo en colones. Y para rematar, el colón, que anda macizo últimamente, no ayuda precisamente. Un dólar hoy te cuesta unos ¢508 en los bancos, lo que reduce aún más los ingresos de nuestros hoteles.
Pero no todo es culpa del clima económico global. Según explican desde la CCH, las políticas económicas de Donald Trump en Estados Unidos también jugaron un papel importante, frenando tanto el mercado corporativo como los viajes de negocios. ¡Imagínate! Uno piensa que a nosotros nos afectan solo los problemas acá dentro, pero a veces, los asuntos de afuera terminan echándonos agua fría.
Y como si fuera poco, ahora toca competir contra los hospedajes informales, esos que andan ‘a pata’ y que no cumplen con los mismos requisitos ni pagan los impuestos que les tocan. ¡Eso sí que es jugar sucio! Las empresas formales, que invierten en calidad y servicio, terminan pagando la cuenta. Esto afecta la capacidad de los hoteles para mantenerse a flote, mejorar sus instalaciones e incluso mantener a sus empleados, que son muchísimos.
Hablando de empleo, el sector turístico da trabajo a casi 165,000 personas en Costa Rica, muchas de ellas mujeres jóvenes y madres solteras que viven en zonas urbanas. ¡Piensen en el impacto que tendría una crisis turística en esas familias! Ya saben, las cosas se ponen difíciles rápido y con mucho sufrimiento para los más necesitados. Por eso, es urgente encontrar soluciones y apoyar al sector para evitar que se vaya todo al traste.
Así que llegamos a la pregunta crucial: ¿Qué medidas urgentes debería tomar el gobierno para reactivar el turismo nacional y proteger los empleos que dependen de él? ¿Será suficiente promover campañas publicitarias internacionales, o necesitamos cambios estructurales más profundos en nuestro modelo turístico?
La Cámara Costarricense de Hoteles (CCH), con su vicepresidente Arnoldo Beeche liderando la conversación, ha levantado la voz alertando sobre la situación. Resulta que, si bien en 2024 celebramos la llegada de 1.67 millones de visitantes extranjeros, este año nos fuimos a apenas 1.61 millones. ¡Una diferencia considerable! Eso se traduce directamente en menos dólares entrando al país, y todos sabemos que esos billetes verdes son vitales para nuestra economía.
El Banco Central tampoco pinta muy lindo en esto del asunto. Sus reportes muestran una caída del 2.3% en el ingreso de divisas, lo que significa que tenemos menos lana para pagar importaciones, invertir en proyectos y, bueno, simplemente hacer andar el carrete del país. ¿Se imaginan la bronca que eso causa?
Beeche ha sido claro al señalar que los hoteleros están atrapados entre dos piedras: por un lado, reciben menos turista; por otro, tienen que lidiar con costos operativos que siguen subiendo en colones. Y para rematar, el colón, que anda macizo últimamente, no ayuda precisamente. Un dólar hoy te cuesta unos ¢508 en los bancos, lo que reduce aún más los ingresos de nuestros hoteles.
Pero no todo es culpa del clima económico global. Según explican desde la CCH, las políticas económicas de Donald Trump en Estados Unidos también jugaron un papel importante, frenando tanto el mercado corporativo como los viajes de negocios. ¡Imagínate! Uno piensa que a nosotros nos afectan solo los problemas acá dentro, pero a veces, los asuntos de afuera terminan echándonos agua fría.
Y como si fuera poco, ahora toca competir contra los hospedajes informales, esos que andan ‘a pata’ y que no cumplen con los mismos requisitos ni pagan los impuestos que les tocan. ¡Eso sí que es jugar sucio! Las empresas formales, que invierten en calidad y servicio, terminan pagando la cuenta. Esto afecta la capacidad de los hoteles para mantenerse a flote, mejorar sus instalaciones e incluso mantener a sus empleados, que son muchísimos.
Hablando de empleo, el sector turístico da trabajo a casi 165,000 personas en Costa Rica, muchas de ellas mujeres jóvenes y madres solteras que viven en zonas urbanas. ¡Piensen en el impacto que tendría una crisis turística en esas familias! Ya saben, las cosas se ponen difíciles rápido y con mucho sufrimiento para los más necesitados. Por eso, es urgente encontrar soluciones y apoyar al sector para evitar que se vaya todo al traste.
Así que llegamos a la pregunta crucial: ¿Qué medidas urgentes debería tomar el gobierno para reactivar el turismo nacional y proteger los empleos que dependen de él? ¿Será suficiente promover campañas publicitarias internacionales, o necesitamos cambios estructurales más profundos en nuestro modelo turístico?
