¡Qué te digo, pura vida! Acá en Costa Rica estamos acostumbrados a escuchar historias conmovedoras, pero esta de don José Alvarado la supera. Un señor común y corriente, un mae trabajador, que hasta después de partir dejó una huella imborrable en varias familias gracias a la donación de órganos. Se trata de una historia que te llena el corazón y te hace pensar en la importancia de decir sí a este acto de amor solidario.
Todo empezó con un golpe en la cabeza, aparentemente simple, pero que desencadenó una serie de complicaciones médicas para don José. Primero una clínica en Limón, luego el Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, donde finalmente, después de una operación, su cuerpo decidió descansar para siempre. Pero su historia no terminó ahí, porque la vida, como decimos nosotros, siempre encuentra la manera de seguir adelante, incluso después de la partida física.
Fue Yerlin Alvarado, su hija, quien tuvo que tomar la decisión más difícil de su vida: autorizar la donación de órganos. Como policía, Yerlin conoce muy bien las tragedias y las oportunidades perdidas en la calle. Recordó a su padre como un hombre generoso, un hacedor, y pensó que esa era la mejor manera de honrar su memoria y darle una segunda oportunidad a quienes la necesitaban. “Saber que podía ayudar a alguien más, aunque fuera anónimo, me calmó un poquito en medio de tanto dolor,” nos contó entre lágrimas.
Y no es para menos, porque la donación de órganos es un acto heroico, una muestra de altruismo que trasciende barreras y conecta a desconocidos en un vínculo invisible. En Costa Rica, la CCSS ha ido trabajando arduamente para fortalecer el programa de donación y trasplante, facilitando los procesos y sensibilizando a la población sobre la importancia de ser donantes. Según el doctor José André Madrigal Bustamante, coordinador del Programa Institucional de Donación y Trasplante, no hay límite de edad para serlo; lo importante es la evaluación médica individual de cada caso.
Ahora, gracias al Sistema de Información de Donación y Trasplantes (SIDT), que está integrado al expediente digital EDUS, los médicos pueden identificar potenciales donantes mucho más rápido y eficientemente, especialmente en situaciones de emergencia. Esto significa que más órganos pueden llegar a tiempo a los pacientes que los necesitan, salvando así muchísimas vidas. ¡Una maravilla la tecnología, madafaca!
Pero más allá de la innovación tecnológica, lo fundamental es la cultura de la donación. Es crucial que todos los costarricenses reflexionemos sobre este tema y tomemos una decisión informada. Dejar claras nuestras intenciones con nuestros familiares es vital, porque en muchos casos ellos serán quienes tengan que tomar la decisión final. No sean como algunos, que dejan todo en manos del destino… ¡apoyen este gesto solidario, chunches!
Y hablando de eso, este 14 de octubre, día mundial de la donación de órganos y tejidos, la CCSS estará habilitando puestos de registro en varios hospitales y oficinas centrales. Así que si todavía tienes dudas, aprovecha para informarte y convertirte en parte de esta cadena de solidaridad que tanto necesitamos en nuestro país. ¡No te quedes atrás, mae! La vida es un regalo, y compartirla es aún más bonito.
Definitivamente, la historia de don José Alvarado es un ejemplo inspirador de cómo podemos seguir contribuyendo al bienestar colectivo, incluso después de nuestra propia partida. Pero dime, ¿qué opinas tú? ¿Te has planteado alguna vez convertirte en donante de órganos? ¿Crees que la educación sobre este tema debería ser obligatoria en las escuelas?
Todo empezó con un golpe en la cabeza, aparentemente simple, pero que desencadenó una serie de complicaciones médicas para don José. Primero una clínica en Limón, luego el Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, donde finalmente, después de una operación, su cuerpo decidió descansar para siempre. Pero su historia no terminó ahí, porque la vida, como decimos nosotros, siempre encuentra la manera de seguir adelante, incluso después de la partida física.
Fue Yerlin Alvarado, su hija, quien tuvo que tomar la decisión más difícil de su vida: autorizar la donación de órganos. Como policía, Yerlin conoce muy bien las tragedias y las oportunidades perdidas en la calle. Recordó a su padre como un hombre generoso, un hacedor, y pensó que esa era la mejor manera de honrar su memoria y darle una segunda oportunidad a quienes la necesitaban. “Saber que podía ayudar a alguien más, aunque fuera anónimo, me calmó un poquito en medio de tanto dolor,” nos contó entre lágrimas.
Y no es para menos, porque la donación de órganos es un acto heroico, una muestra de altruismo que trasciende barreras y conecta a desconocidos en un vínculo invisible. En Costa Rica, la CCSS ha ido trabajando arduamente para fortalecer el programa de donación y trasplante, facilitando los procesos y sensibilizando a la población sobre la importancia de ser donantes. Según el doctor José André Madrigal Bustamante, coordinador del Programa Institucional de Donación y Trasplante, no hay límite de edad para serlo; lo importante es la evaluación médica individual de cada caso.
Ahora, gracias al Sistema de Información de Donación y Trasplantes (SIDT), que está integrado al expediente digital EDUS, los médicos pueden identificar potenciales donantes mucho más rápido y eficientemente, especialmente en situaciones de emergencia. Esto significa que más órganos pueden llegar a tiempo a los pacientes que los necesitan, salvando así muchísimas vidas. ¡Una maravilla la tecnología, madafaca!
Pero más allá de la innovación tecnológica, lo fundamental es la cultura de la donación. Es crucial que todos los costarricenses reflexionemos sobre este tema y tomemos una decisión informada. Dejar claras nuestras intenciones con nuestros familiares es vital, porque en muchos casos ellos serán quienes tengan que tomar la decisión final. No sean como algunos, que dejan todo en manos del destino… ¡apoyen este gesto solidario, chunches!
Y hablando de eso, este 14 de octubre, día mundial de la donación de órganos y tejidos, la CCSS estará habilitando puestos de registro en varios hospitales y oficinas centrales. Así que si todavía tienes dudas, aprovecha para informarte y convertirte en parte de esta cadena de solidaridad que tanto necesitamos en nuestro país. ¡No te quedes atrás, mae! La vida es un regalo, y compartirla es aún más bonito.
Definitivamente, la historia de don José Alvarado es un ejemplo inspirador de cómo podemos seguir contribuyendo al bienestar colectivo, incluso después de nuestra propia partida. Pero dime, ¿qué opinas tú? ¿Te has planteado alguna vez convertirte en donante de órganos? ¿Crees que la educación sobre este tema debería ser obligatoria en las escuelas?