¡Echale, pura vida! Aquí les cuento una movida que salió a relucir hoy en el ámbito futbolístico. Resulta que Steven Álvarez, un entrenador de porteros acá en Costa Rica que le ponele corazón al brete, extendió su mano al arquero de Nicaragua, Miguel Rodríguez. El mae andaba recibiendo críticas durísimas luego de unos partidos con la selección pinolera, y Álvarez decidió que era momento de echarle un cable.
Álvarez, que dirige una escuela de formación donde trabaja con criotos desde pequeños hasta adultos, analizó el juego de Rodríguez y sacó algunas conclusiones interesantes. Según él, el problema no es la intención, sino la técnica. Dijo que el arquero presenta ciertas deficiencias en la coordinación de movimientos, lo cual, según cualquier entenado, te limita muchísimo en la cancha. De hecho, el técnico de Nicaragua también le había puesto presión al pobre tipo.
Lo interesante de esto es que Álvarez cambió su perspectiva como espectador. Ya no se queda viendo hacia dónde va el balón, sino cómo se ubica el portero, si está listo para reaccionar, si sabe leer el juego. Dice que así se pueden encontrar cositas que corregir y que realmente marquen la diferencia. Como dice el mismo Álvarez, “Uno vino a este mundo a servir, no a ser servido”. ¡Qué espíritu!
Y ojo, que esto no es solo una cuestión de solidaridad. Álvarez considera que todos los entrenadores tenemos la responsabilidad de aportar, de compartir conocimiento para elevar el nivel del fútbol centroamericano. Que cada país se preocupe por mejorar a sus jugadores, porque al final nos beneficia a todos. Un buen fútbol regional hace que el deporte esté más vivo, ¿me entienden?
En declaraciones a Diario Extra, Álvarez manifestó su deseo de reunirse con Rodríguez pronto para empezar a trabajar. Quiere evaluarlo personalmente, ver qué tal responde a las indicaciones y diseñar un programa de entrenamiento específico para sus necesidades. Más allá de la técnica, también quiere fortalecer su confianza, porque un portero inseguro es presa fácil para cualquier delantero.
Muchos se preguntarán, ¿por qué un entrenador tico querría tomarse la molestia de ayudar a un jugador de otro país? Pues Álvarez, con toda la humildad del mundo, respondió que simplemente le gusta el desafío y cree que puede hacer una diferencia positiva. Además, reconoce que él también tuvo mentores que le dieron una mano cuando la necesitaba, así que siente que es su deber retribuir ese favor.
Este gesto de Álvarez ha generado reacciones encontradas en redes sociales. Algunos aplauden su generosidad, otros lo critican diciendo que debería enfocarse en los porteros nacionales. Pero, vamos, ¡qué cosas! Al final, lo importante es reconocer que hay gente buena que quiere aportar al desarrollo del fútbol, sin importar de qué país provenga el atleta. El fútbol es pasión compartida, y eso lo tenemos claro en Costa Rica.
Ahora, la gran pregunta que me surge es: ¿cree usted que esta oferta de Steven Álvarez puede ser el punto de inflexión en la carrera de Miguel Rodríguez? ¿Podrá el entrenamiento tico revitalizar al portero nicaragüense y devolverle la confianza perdida? ¡Déjeme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensa!
Álvarez, que dirige una escuela de formación donde trabaja con criotos desde pequeños hasta adultos, analizó el juego de Rodríguez y sacó algunas conclusiones interesantes. Según él, el problema no es la intención, sino la técnica. Dijo que el arquero presenta ciertas deficiencias en la coordinación de movimientos, lo cual, según cualquier entenado, te limita muchísimo en la cancha. De hecho, el técnico de Nicaragua también le había puesto presión al pobre tipo.
Lo interesante de esto es que Álvarez cambió su perspectiva como espectador. Ya no se queda viendo hacia dónde va el balón, sino cómo se ubica el portero, si está listo para reaccionar, si sabe leer el juego. Dice que así se pueden encontrar cositas que corregir y que realmente marquen la diferencia. Como dice el mismo Álvarez, “Uno vino a este mundo a servir, no a ser servido”. ¡Qué espíritu!
Y ojo, que esto no es solo una cuestión de solidaridad. Álvarez considera que todos los entrenadores tenemos la responsabilidad de aportar, de compartir conocimiento para elevar el nivel del fútbol centroamericano. Que cada país se preocupe por mejorar a sus jugadores, porque al final nos beneficia a todos. Un buen fútbol regional hace que el deporte esté más vivo, ¿me entienden?
En declaraciones a Diario Extra, Álvarez manifestó su deseo de reunirse con Rodríguez pronto para empezar a trabajar. Quiere evaluarlo personalmente, ver qué tal responde a las indicaciones y diseñar un programa de entrenamiento específico para sus necesidades. Más allá de la técnica, también quiere fortalecer su confianza, porque un portero inseguro es presa fácil para cualquier delantero.
Muchos se preguntarán, ¿por qué un entrenador tico querría tomarse la molestia de ayudar a un jugador de otro país? Pues Álvarez, con toda la humildad del mundo, respondió que simplemente le gusta el desafío y cree que puede hacer una diferencia positiva. Además, reconoce que él también tuvo mentores que le dieron una mano cuando la necesitaba, así que siente que es su deber retribuir ese favor.
Este gesto de Álvarez ha generado reacciones encontradas en redes sociales. Algunos aplauden su generosidad, otros lo critican diciendo que debería enfocarse en los porteros nacionales. Pero, vamos, ¡qué cosas! Al final, lo importante es reconocer que hay gente buena que quiere aportar al desarrollo del fútbol, sin importar de qué país provenga el atleta. El fútbol es pasión compartida, y eso lo tenemos claro en Costa Rica.
Ahora, la gran pregunta que me surge es: ¿cree usted que esta oferta de Steven Álvarez puede ser el punto de inflexión en la carrera de Miguel Rodríguez? ¿Podrá el entrenamiento tico revitalizar al portero nicaragüense y devolverle la confianza perdida? ¡Déjeme sus opiniones en el foro, quiero saber qué piensa!