¡Ay, Dios mío! La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) anunció un presupuesto para el 2026 que nos deja con la boca abierta. Estamos hablando de ¡¢7,3 billones!, unos ¢800 millones más que este año. Uno se queda pensando, ¿dónde diablos van a meter toda esa lana?
Ahora miren, la junta directiva de la Caja ya dio luz verde al presupuesto, y dicen que esto es porque necesitan invertir en infraestructura, principalmente hospitales. Parece que quieren darle un empujoncito a varios proyectos que estaban medio abandonados, como el de Golfito, Guápiles, Limón, Maximiliano Peralta Jiménez y la Torre de la Esperanza. ¡Imagínate la movida!
Pero bueno, vamos a ver cómo se reparten los billetes. Un 63% se va directo al seguro de salud, lo cual no es tan sorpresa porque ahí hay mucha demanda. Después, un 34.7% se destina a las pensiones de invalidez, vejez y muerte. Lo que sí me parece un poquito flojo es lo que le dan al régimen de pensiones No Contributivo, apenas un 2.3%. ¡Un pochito, diay!
Y ni hablar de la inversión en infraestructura. La Caja piensa meterle ¢249 mil millones, eso sí es cargarle a la papaya. Con esa plata, esperan avanzar con los proyectos que mencionamos antes, y modernizar algunos hospitales que ya andan medio chafas. Esperemos que no se les vaya en pura burocracia y cosas así, porque sino sería una pena.
Lo que más preocupa es que este presupuesto representa un 13.3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, y también el 56.8% del presupuesto total del gobierno central. Eso quiere decir que la CCSS se come gran parte del pastel, y nos deja preguntándonos qué habrá para otras áreas como educación, seguridad pública y demás.
Por supuesto, siempre hay quienes defienden a capa y espada el gasto de la Caja, argumentando que es esencial para garantizar el acceso a la salud de todos los costarricenses. Y tienen razón, nadie discute eso. Pero también tenemos que ser conscientes de que el dinero no crece en los árboles, y que necesitamos fiscalizar bien cómo se gasta cada colón.
Además, toca estar ojo avizor con estos proyectos hospitalarios. Ya hemos visto muchas veces cómo empiezan con bombazos mediáticos, prometiendo maravillas, y luego terminan siendo un elefante blanco. Que no nos cuelen otra vez, brete. Hay que exigir transparencia y eficiencia en todo el proceso, desde el diseño hasta la entrega final.
En fin, este presupuesto de la CCSS es un tema candente que merece toda nuestra atención. Es mucho dinero, y tocará asegurarnos de que se invierta sabiamente. Ahora dime, ¿crees que la CCSS está priorizando correctamente sus inversiones con este presupuesto tan abultado, o deberíamos cuestionar algunas decisiones? ¡Déjame leer tus opiniones en los comentarios!
Ahora miren, la junta directiva de la Caja ya dio luz verde al presupuesto, y dicen que esto es porque necesitan invertir en infraestructura, principalmente hospitales. Parece que quieren darle un empujoncito a varios proyectos que estaban medio abandonados, como el de Golfito, Guápiles, Limón, Maximiliano Peralta Jiménez y la Torre de la Esperanza. ¡Imagínate la movida!
Pero bueno, vamos a ver cómo se reparten los billetes. Un 63% se va directo al seguro de salud, lo cual no es tan sorpresa porque ahí hay mucha demanda. Después, un 34.7% se destina a las pensiones de invalidez, vejez y muerte. Lo que sí me parece un poquito flojo es lo que le dan al régimen de pensiones No Contributivo, apenas un 2.3%. ¡Un pochito, diay!
Y ni hablar de la inversión en infraestructura. La Caja piensa meterle ¢249 mil millones, eso sí es cargarle a la papaya. Con esa plata, esperan avanzar con los proyectos que mencionamos antes, y modernizar algunos hospitales que ya andan medio chafas. Esperemos que no se les vaya en pura burocracia y cosas así, porque sino sería una pena.
Lo que más preocupa es que este presupuesto representa un 13.3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, y también el 56.8% del presupuesto total del gobierno central. Eso quiere decir que la CCSS se come gran parte del pastel, y nos deja preguntándonos qué habrá para otras áreas como educación, seguridad pública y demás.
Por supuesto, siempre hay quienes defienden a capa y espada el gasto de la Caja, argumentando que es esencial para garantizar el acceso a la salud de todos los costarricenses. Y tienen razón, nadie discute eso. Pero también tenemos que ser conscientes de que el dinero no crece en los árboles, y que necesitamos fiscalizar bien cómo se gasta cada colón.
Además, toca estar ojo avizor con estos proyectos hospitalarios. Ya hemos visto muchas veces cómo empiezan con bombazos mediáticos, prometiendo maravillas, y luego terminan siendo un elefante blanco. Que no nos cuelen otra vez, brete. Hay que exigir transparencia y eficiencia en todo el proceso, desde el diseño hasta la entrega final.
En fin, este presupuesto de la CCSS es un tema candente que merece toda nuestra atención. Es mucho dinero, y tocará asegurarnos de que se invierta sabiamente. Ahora dime, ¿crees que la CCSS está priorizando correctamente sus inversiones con este presupuesto tan abultado, o deberíamos cuestionar algunas decisiones? ¡Déjame leer tus opiniones en los comentarios!