En un desenlace que parece sacado de una novela de realismo crudo, la situación de la cooperativa Coopeservidores R.L. ha alcanzado un punto crítico.
La Comisión Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (CONASSIF) ha declarado que la entidad es inviable, una decisión que marca el inicio del fin para esta institución que alguna vez fue una piedra angular del sector cooperativo en Costa Rica.
La intervención de Coopeservidores fue decidida el pasado 13 de mayo, después de que se revelaran pérdidas monumentales en sus finanzas. En los primeros cinco meses de este año, la cooperativa registró pérdidas de 30 mil millones de colones, un agujero negro financiero que devoró la mitad de su capital social. Este deterioro financiero alcanzó un grado 3 de irregularidad, el cual ya no se podía ignorar más.
El informe del interventor, Marco Hernández, detalla que el 17% de la cartera de la cooperativa está gravemente deteriorada. Esta situación ha forzado a las autoridades a iniciar un proceso de resolución que podría durar hasta un año. Este proceso implica la creación de dos entidades separadas, comúnmente conocidas como "banco bueno" y "banco malo". El banco bueno se encargará de los activos que pueden ser rescatados y transferidos a una entidad solvente, mientras que el banco malo se quedará con los activos irrecuperables, gestionándolos a través de un fideicomiso con la esperanza de liquidarlos en un año.
Los 5.500 ahorrantes de Coopeservidores con montos menores a 6 millones de colones podrán respirar con algo de alivio, ya que el Fondo de Garantía de Depósitos asegura una suma máxima de 6 millones por depositante. Sin embargo, los 162 mil ahorrantes con sumas superiores a este monto enfrentan un futuro incierto, ya que deberán esperar a que el proceso de resolución determine cuánto de su dinero podrán recuperar, si es que logran recuperar algo.
Para agregar sal a la herida, los deudores deberán continuar con sus pagos normalmente. Esta noticia ha sido recibida con comprensible frustración y descontento, ya que muchos se preguntan por qué deben seguir pagando a una entidad que claramente ya no puede sostenerse por sí misma. No obstante, esta medida es parte del intento de mantener algún nivel de estabilidad durante el proceso de liquidación.
La situación actual de Coopeservidores es un reflejo sombrío de la fragilidad del sistema cooperativo en Costa Rica. Fundada con la intención de ofrecer servicios financieros accesibles y beneficiosos para sus miembros, la cooperativa ha caído en un ciclo de mala gestión y falta de supervisión adecuada. Este colapso no solo afecta a los ahorrantes y deudores, sino que también pone en tela de juicio la eficacia de los organismos reguladores encargados de vigilar la salud financiera de estas instituciones.
La intervención de CONASSIF y el subsecuente proceso de resolución han sido presentados como las únicas opciones viables para evitar un desastre mayor. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es si estos esfuerzos serán suficientes para proteger los intereses de los ahorrantes y restaurar la confianza en el sistema financiero cooperativo.
Mientras tanto, los empleados de Coopeservidores enfrentan un futuro incierto. Con la posible desaparición de la cooperativa, muchos de ellos podrían encontrarse sin trabajo, aumentando la ya significativa tasa de desempleo en el país. La intervención de CONASSIF, aunque necesaria, es un recordatorio brutal de las consecuencias de la mala gestión y la falta de control interno en las instituciones financieras.
La declaración de inviabilidad por parte de CONASSIF es solo el último clavo en el ataúd de una institución que ha fallado en proteger los intereses de sus miembros.
El futuro de los ahorrantes y deudores ahora depende de un complejo proceso de resolución, cuyo éxito está lejos de ser garantizado. Mientras tanto, el resto del sector cooperativo observa con preocupación, consciente de que el destino de Coopeservidores podría muy bien ser el preludio de problemas similares en otras entidades.
La Comisión Nacional de Supervisión del Sistema Financiero (CONASSIF) ha declarado que la entidad es inviable, una decisión que marca el inicio del fin para esta institución que alguna vez fue una piedra angular del sector cooperativo en Costa Rica.
La intervención de Coopeservidores fue decidida el pasado 13 de mayo, después de que se revelaran pérdidas monumentales en sus finanzas. En los primeros cinco meses de este año, la cooperativa registró pérdidas de 30 mil millones de colones, un agujero negro financiero que devoró la mitad de su capital social. Este deterioro financiero alcanzó un grado 3 de irregularidad, el cual ya no se podía ignorar más.
El informe del interventor, Marco Hernández, detalla que el 17% de la cartera de la cooperativa está gravemente deteriorada. Esta situación ha forzado a las autoridades a iniciar un proceso de resolución que podría durar hasta un año. Este proceso implica la creación de dos entidades separadas, comúnmente conocidas como "banco bueno" y "banco malo". El banco bueno se encargará de los activos que pueden ser rescatados y transferidos a una entidad solvente, mientras que el banco malo se quedará con los activos irrecuperables, gestionándolos a través de un fideicomiso con la esperanza de liquidarlos en un año.
Los 5.500 ahorrantes de Coopeservidores con montos menores a 6 millones de colones podrán respirar con algo de alivio, ya que el Fondo de Garantía de Depósitos asegura una suma máxima de 6 millones por depositante. Sin embargo, los 162 mil ahorrantes con sumas superiores a este monto enfrentan un futuro incierto, ya que deberán esperar a que el proceso de resolución determine cuánto de su dinero podrán recuperar, si es que logran recuperar algo.
Para agregar sal a la herida, los deudores deberán continuar con sus pagos normalmente. Esta noticia ha sido recibida con comprensible frustración y descontento, ya que muchos se preguntan por qué deben seguir pagando a una entidad que claramente ya no puede sostenerse por sí misma. No obstante, esta medida es parte del intento de mantener algún nivel de estabilidad durante el proceso de liquidación.
La situación actual de Coopeservidores es un reflejo sombrío de la fragilidad del sistema cooperativo en Costa Rica. Fundada con la intención de ofrecer servicios financieros accesibles y beneficiosos para sus miembros, la cooperativa ha caído en un ciclo de mala gestión y falta de supervisión adecuada. Este colapso no solo afecta a los ahorrantes y deudores, sino que también pone en tela de juicio la eficacia de los organismos reguladores encargados de vigilar la salud financiera de estas instituciones.
La intervención de CONASSIF y el subsecuente proceso de resolución han sido presentados como las únicas opciones viables para evitar un desastre mayor. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es si estos esfuerzos serán suficientes para proteger los intereses de los ahorrantes y restaurar la confianza en el sistema financiero cooperativo.
Mientras tanto, los empleados de Coopeservidores enfrentan un futuro incierto. Con la posible desaparición de la cooperativa, muchos de ellos podrían encontrarse sin trabajo, aumentando la ya significativa tasa de desempleo en el país. La intervención de CONASSIF, aunque necesaria, es un recordatorio brutal de las consecuencias de la mala gestión y la falta de control interno en las instituciones financieras.
La declaración de inviabilidad por parte de CONASSIF es solo el último clavo en el ataúd de una institución que ha fallado en proteger los intereses de sus miembros.
El futuro de los ahorrantes y deudores ahora depende de un complejo proceso de resolución, cuyo éxito está lejos de ser garantizado. Mientras tanto, el resto del sector cooperativo observa con preocupación, consciente de que el destino de Coopeservidores podría muy bien ser el preludio de problemas similares en otras entidades.