Maes, seamos honestos. ¿Cuántos de nosotros no hemos pospuesto una visita al Volcán Turrialba pensando en el atentado que iba a sufrir la suspensión del carro? Por años, subir al coloso era sinónimo de un safari por un camino que parecía bombardeado. Era una odisea de lastre, huecos y rezos para no quedarse botado a medio camino. Pues bueno, parece que esa novela por fin llegó a su capítulo final. La Municipalidad de Turrialba se puso las pilas y acaba de entregar la primera etapa de un proyecto que, sin paja, le cambia la cara por completo al acceso al volcán. ¡Ya era hora!
La noticia del día es que el tramo que va desde un toquecito antes del cruce de El Tapojo hasta la entrada de la finca La Central (para los conocedores, “Los Mojones”) ahora es otra historia. Estamos hablando de 700 metros de asfalto nuevecito, de paquete, y el resto del trayecto, como kilómetro y medio, con lastre bien conformado. Sé que suena a poco, pero cualquiera que haya transitado por ahí sabe que esos 700 metros eran, probablemente, los peores. Esto es apenas la primera fase; la promesa es que eventualmente toda la ruta quede asfaltada. ¡Qué tuanis que el plan sea a futuro y no solo un paño tibio!
Diay, y que no suene a que solo tiraron una capa de chapopote y listo. Tuve chance de investigar un poco más la vara y el brete fue bastante completo. Según me contaron, el ingeniero a cargo, Julio Mora, explicó que no solo se trató de asfaltar. Se pusieron serios: ampliaron la vía, recuperaron el derecho de vía (que siempre es un dolor de cabeza) y, lo más importante y que muchos olvidan, construyeron cunetas. Esto es clave, maes. Significa que con el primer baldazo no se va a lavar toda la inversión y el trabajo. Es un proyecto pensado para que dure, y eso, en la Costa Rica de hoy, es digno de aplauso. ¡Qué nivel de gestión!
Por supuesto, el alcalde Carlos Hidalgo anda más feliz que una lombriz. Y con toda la razón del mundo. El mae celebró la entrega de la obra diciendo que esto marca un “antes y un después” para la zona, y no podría estar más de acuerdo. Esto no es solo por los turistas que ahora van a poder subir más fácil a tomarse la foto con el volcán de fondo. Pensemos en los agricultores, en la gente que vive ahí y que saca sus productos todos los días. Para ellos, una carretera en buen estado no es un lujo, es una necesidad básica que les cambia la vida, la economía y hasta el humor. Este tipo de obras son las que de verdad generan desarrollo desde la raíz.
Al final del día, la conclusión es simple: la ruta al Volcán Turrialba está quedando a cachete. Con esta mejora, se espera que la visitación aumente, y ahora la bola queda en la cancha de los empresarios locales y de la comunidad. Es el momento perfecto para que surjan nuevos emprendimientos, para que mejoren los servicios existentes y para que la zona realmente aproveche este impulso. Se acabaron las excusas del mal camino; ahora toca demostrar por qué Turrialba es uno de los cantones más chivas del país. Ojalá este sea el primero de muchos proyectos así.
Y ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿creen que esta mejora de verdad va a reactivar el turismo en Turri como se espera? ¿Qué otra ruta cantonal del país necesita una manita de gato con esta misma urgencia? ¡Los leo!
La noticia del día es que el tramo que va desde un toquecito antes del cruce de El Tapojo hasta la entrada de la finca La Central (para los conocedores, “Los Mojones”) ahora es otra historia. Estamos hablando de 700 metros de asfalto nuevecito, de paquete, y el resto del trayecto, como kilómetro y medio, con lastre bien conformado. Sé que suena a poco, pero cualquiera que haya transitado por ahí sabe que esos 700 metros eran, probablemente, los peores. Esto es apenas la primera fase; la promesa es que eventualmente toda la ruta quede asfaltada. ¡Qué tuanis que el plan sea a futuro y no solo un paño tibio!
Diay, y que no suene a que solo tiraron una capa de chapopote y listo. Tuve chance de investigar un poco más la vara y el brete fue bastante completo. Según me contaron, el ingeniero a cargo, Julio Mora, explicó que no solo se trató de asfaltar. Se pusieron serios: ampliaron la vía, recuperaron el derecho de vía (que siempre es un dolor de cabeza) y, lo más importante y que muchos olvidan, construyeron cunetas. Esto es clave, maes. Significa que con el primer baldazo no se va a lavar toda la inversión y el trabajo. Es un proyecto pensado para que dure, y eso, en la Costa Rica de hoy, es digno de aplauso. ¡Qué nivel de gestión!
Por supuesto, el alcalde Carlos Hidalgo anda más feliz que una lombriz. Y con toda la razón del mundo. El mae celebró la entrega de la obra diciendo que esto marca un “antes y un después” para la zona, y no podría estar más de acuerdo. Esto no es solo por los turistas que ahora van a poder subir más fácil a tomarse la foto con el volcán de fondo. Pensemos en los agricultores, en la gente que vive ahí y que saca sus productos todos los días. Para ellos, una carretera en buen estado no es un lujo, es una necesidad básica que les cambia la vida, la economía y hasta el humor. Este tipo de obras son las que de verdad generan desarrollo desde la raíz.
Al final del día, la conclusión es simple: la ruta al Volcán Turrialba está quedando a cachete. Con esta mejora, se espera que la visitación aumente, y ahora la bola queda en la cancha de los empresarios locales y de la comunidad. Es el momento perfecto para que surjan nuevos emprendimientos, para que mejoren los servicios existentes y para que la zona realmente aproveche este impulso. Se acabaron las excusas del mal camino; ahora toca demostrar por qué Turrialba es uno de los cantones más chivas del país. Ojalá este sea el primero de muchos proyectos así.
Y ahora les pregunto a ustedes, maes: ¿creen que esta mejora de verdad va a reactivar el turismo en Turri como se espera? ¿Qué otra ruta cantonal del país necesita una manita de gato con esta misma urgencia? ¡Los leo!
