¡Ay, Dios mío! Qué bronca de situación la que vivimos hoy en Palmares. Leonel Anchía, un señor que andaba haciendo sus cosas por la carretera Bernardo Soto, terminó siendo pieza clave en un rescate que nadie esperaba. Resulta que iba justo atrás del carro de don Eli Feinzaig, el candidato del PLP, cuando pasó el susto.
Todo empezó cuando un pic-up se metió de lleno al costado de un camión, dando unas cuantas vueltas peligrosísimas. Según cuenta Anchía, el carro de Feinzaig perdió el control en cuestión de segundos, y ahí se armó el alboroto. ¡Parecía sacado de una película!
Imagínatelo, dice el buen hombre que quedó paralizado por un segundo, pensando qué hacer. Pero bueno, gracias a Dios que su esposa lo animó a echarle una mano, sobre todo cuando empezaron a escucharse esos gritos desesperados del conductor del pic-up. Eso sí que puso a moverse al mae.
Y aquí viene lo increíble: cuando se acercaron al vehículo accidentado, ni siquiera sabían quién era el tipo que estaba atrapado entre el metal retorcido. Al parecer, el pobre hombre les rogó que lo sacaran de allí, y los ayudaron a sacarlo, echándolo literalmente al hombro y poniéndolo sobre el asfalto. ¡Qué valor, mándale hormigas!
Mientras tanto, la señora de Anchía intentaba calmarlo, preguntándole quién era y de dónde venía. El hombre, todavía confundido, les dijo que iba camino a San Ramón y luego a San Carlos. ¡Un brete el que llevaba encima!
Fue después de eso que se dieron cuenta de que estaban rescatando a un diputado y candidato presidencial. ¡Imagínate el shock! La maraña de información se aclaró en un abrir y cerrar de ojos, cambiando la dinámica de toda la situación. Esto demuestra que la vida te puede dar sorpresas, y no siempre agradables.
Pero la cosa no terminó ahí. En medio del caos, el señor Feinzaig, ya visiblemente afectado, comenzó a preguntar por su asesora, Éricka Benavides. Y ahí vino la peor noticia: los presentes, tratando de protegerlo, decidieron no decirle que ella lamentablemente había fallecido en el lugar. Dice Anchía que era evidente su preocupación, pero preferían no añadir más sufrimiento a la situación.
Este incidente nos recuerda, una vez más, lo frágil que es la vida en nuestras carreteras, y cómo cualquier imprevisto puede cambiarlo todo en un instante. Ahora, Don Eli está recibiendo atención médica en el hospital Metropolitano de Santa Ana, donde le harán un TAC para descartar complicaciones internas. Por suerte, parece que no tiene nada grave, aunque sí sufrió un golpe fuerte en las costillas. Pero me pregunto, ¿cómo creen que este accidente impactará la campaña presidencial y la percepción pública de los candidatos?
Todo empezó cuando un pic-up se metió de lleno al costado de un camión, dando unas cuantas vueltas peligrosísimas. Según cuenta Anchía, el carro de Feinzaig perdió el control en cuestión de segundos, y ahí se armó el alboroto. ¡Parecía sacado de una película!
Imagínatelo, dice el buen hombre que quedó paralizado por un segundo, pensando qué hacer. Pero bueno, gracias a Dios que su esposa lo animó a echarle una mano, sobre todo cuando empezaron a escucharse esos gritos desesperados del conductor del pic-up. Eso sí que puso a moverse al mae.
Y aquí viene lo increíble: cuando se acercaron al vehículo accidentado, ni siquiera sabían quién era el tipo que estaba atrapado entre el metal retorcido. Al parecer, el pobre hombre les rogó que lo sacaran de allí, y los ayudaron a sacarlo, echándolo literalmente al hombro y poniéndolo sobre el asfalto. ¡Qué valor, mándale hormigas!
Mientras tanto, la señora de Anchía intentaba calmarlo, preguntándole quién era y de dónde venía. El hombre, todavía confundido, les dijo que iba camino a San Ramón y luego a San Carlos. ¡Un brete el que llevaba encima!
Fue después de eso que se dieron cuenta de que estaban rescatando a un diputado y candidato presidencial. ¡Imagínate el shock! La maraña de información se aclaró en un abrir y cerrar de ojos, cambiando la dinámica de toda la situación. Esto demuestra que la vida te puede dar sorpresas, y no siempre agradables.
Pero la cosa no terminó ahí. En medio del caos, el señor Feinzaig, ya visiblemente afectado, comenzó a preguntar por su asesora, Éricka Benavides. Y ahí vino la peor noticia: los presentes, tratando de protegerlo, decidieron no decirle que ella lamentablemente había fallecido en el lugar. Dice Anchía que era evidente su preocupación, pero preferían no añadir más sufrimiento a la situación.
Este incidente nos recuerda, una vez más, lo frágil que es la vida en nuestras carreteras, y cómo cualquier imprevisto puede cambiarlo todo en un instante. Ahora, Don Eli está recibiendo atención médica en el hospital Metropolitano de Santa Ana, donde le harán un TAC para descartar complicaciones internas. Por suerte, parece que no tiene nada grave, aunque sí sufrió un golpe fuerte en las costillas. Pero me pregunto, ¿cómo creen que este accidente impactará la campaña presidencial y la percepción pública de los candidatos?
