¡Aguante! Quién lo iba a decir... el dólar se fue pa’ abajo como Pedro por San Pablo. Ocho días consecutivos por debajo de los ¢500, un récord que ni mi abuela recordaba. Según el Banco Central, este martes la moneda gringa le dio un sustito al colón, bajando ¢1,10. ¡Una chimba!, pero a ver qué onda con esto.
Para ponerle pausa a la vaina, esto viene de atrás. Resulta que tenemos tanto dólar circulando por acá que ya hasta me da cosita. Turistas gastando a lo grande, empresas transnacionales mandando divisas… y así, poquito a poco, se fue acumulando. Daniel Suchar, el analista de La República, dice que eso es lo que está pasando, que hay “disponibilidad elevada”. Suena técnico, pero básicamente significa que estamos nadando en billetes verdes, chunches esos del norte.
Y ojo, porque no es cualquier bajón. Estamos hablando del dato más bajo desde el lejano 2006, cuando yo todavía andaba en la U dibujando. ¡Un peluche! Me acuerdo que mi papá decía que los tiempos eran diferentes, pero quién se imaginaría que íbamos a volver a ver estos números. En la ventanilla del banco, algunos te lo estaban vendiendo por unos ¢493, y otros por unos ¢583… ¡qué variedad, diay!
Pero, ¿por qué esta caída repentina? Pues parece que los vientos alisios, esos mismos que nos refrescan en verano, también han traído consigo un cargamento extra de dólares. Y sumándole la temporada navideña, con todos los aguinaldos cayendo, la cosa se puso aún más interesante. Como si el Tío Sam nos estuviera regalando dinero, ¿verdad?
Suchar, con toda su sabiduría, calcula que esta situación podría durar entre tres y seis meses. Dice que aunque el Banco Central se reúna el 18 de diciembre y baje la tasa de interés, no creo que eso vaya a revivir al dólar. Él cree que seguirá contento, descansando en niveles bajos. Eso sí, hay que estar pendientes, porque en economía nada es seguro, mi pana.
Ahora bien, ¿qué significa todo esto para nosotros, los mortales? Bueno, en principio, comprar cosas importadas se pone más fácil. También, enviar remesas a nuestros familiares en el extranjero se vuelve más rentable. Pero ojo, porque esto también puede afectar a quienes tienen ahorros en dólares, pues sus billetes valdrán menos colones. Un brete el asunto, ¿eh?
Algunos economistas advierten que una depreciación excesiva del dólar puede generar inflación, porque las empresas podrían subir los precios para compensar la pérdida de valor. Así que hay que mantener la calma y esperar a ver cómo se desarrolla la situación. Lo importante es no dejarse llevar por los rumores y analizar bien la información antes de tomar decisiones financieras. No nos hagamos tortazos, ¡vamos con cabeza!
En fin, un panorama interesante para Costa Rica. El dólar sigue dando sorpresas y nos deja pensando en cuál será el siguiente capítulo. ¿Crees que esta tendencia continuará a largo plazo, o deberíamos prepararnos para un cambio radical? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios y a ver qué piensa el resto de la comunidad!
Para ponerle pausa a la vaina, esto viene de atrás. Resulta que tenemos tanto dólar circulando por acá que ya hasta me da cosita. Turistas gastando a lo grande, empresas transnacionales mandando divisas… y así, poquito a poco, se fue acumulando. Daniel Suchar, el analista de La República, dice que eso es lo que está pasando, que hay “disponibilidad elevada”. Suena técnico, pero básicamente significa que estamos nadando en billetes verdes, chunches esos del norte.
Y ojo, porque no es cualquier bajón. Estamos hablando del dato más bajo desde el lejano 2006, cuando yo todavía andaba en la U dibujando. ¡Un peluche! Me acuerdo que mi papá decía que los tiempos eran diferentes, pero quién se imaginaría que íbamos a volver a ver estos números. En la ventanilla del banco, algunos te lo estaban vendiendo por unos ¢493, y otros por unos ¢583… ¡qué variedad, diay!
Pero, ¿por qué esta caída repentina? Pues parece que los vientos alisios, esos mismos que nos refrescan en verano, también han traído consigo un cargamento extra de dólares. Y sumándole la temporada navideña, con todos los aguinaldos cayendo, la cosa se puso aún más interesante. Como si el Tío Sam nos estuviera regalando dinero, ¿verdad?
Suchar, con toda su sabiduría, calcula que esta situación podría durar entre tres y seis meses. Dice que aunque el Banco Central se reúna el 18 de diciembre y baje la tasa de interés, no creo que eso vaya a revivir al dólar. Él cree que seguirá contento, descansando en niveles bajos. Eso sí, hay que estar pendientes, porque en economía nada es seguro, mi pana.
Ahora bien, ¿qué significa todo esto para nosotros, los mortales? Bueno, en principio, comprar cosas importadas se pone más fácil. También, enviar remesas a nuestros familiares en el extranjero se vuelve más rentable. Pero ojo, porque esto también puede afectar a quienes tienen ahorros en dólares, pues sus billetes valdrán menos colones. Un brete el asunto, ¿eh?
Algunos economistas advierten que una depreciación excesiva del dólar puede generar inflación, porque las empresas podrían subir los precios para compensar la pérdida de valor. Así que hay que mantener la calma y esperar a ver cómo se desarrolla la situación. Lo importante es no dejarse llevar por los rumores y analizar bien la información antes de tomar decisiones financieras. No nos hagamos tortazos, ¡vamos con cabeza!
En fin, un panorama interesante para Costa Rica. El dólar sigue dando sorpresas y nos deja pensando en cuál será el siguiente capítulo. ¿Crees que esta tendencia continuará a largo plazo, o deberíamos prepararnos para un cambio radical? ¡Déjanos tus opiniones en los comentarios y a ver qué piensa el resto de la comunidad!