Maes, pónganle atención a esta vara porque es de esas noticias que uno lee y piensa: “¡hasta que por fin!”. Resulta que Costa Rica y Guatemala acaban de hacer algo que suena a ciencia ficción para la burocracia centroamericana: se pusieron de acuerdo para que nuestras firmas digitales y las de ellos valgan lo mismo aquí y allá. Así, sin tanto enredo ni papeles que van y vienen. ¡Qué chiva! En un mundo donde todavía te piden tres copias de la cédula por ambos lados, un anuncio así es como encontrar un oasis en el desierto de los trámites eternos. Parece un paso pequeño, pero para cualquiera que ha intentado hacer un negocio más allá de Peñas Blancas, esto es un notición.
Diay, la vara es que nuestras ministras, Paula Bogantes (la de Ciencia y Tecnología) y su homóloga chapina, Gabriela García (la de Economía), firmaron un acuerdo para homologar, o como diríamos en buen tico, para que el chunche digital de ellos sea tan válido como el nuestro, y viceversa. ¿Y esto en qué nos beneficia? Imaginen a una pyme de chemas artesanales de Sarchí que quiere cerrar un contrato con una tienda en Antigua. Antes, era un despiche: imprimir, firmar, mandar por courier, esperar que llegue, que el otro firme, que lo mande de vuelta… un mes perdido y un montón de plata en envíos. Ahora, con este acuerdo, es cuestión de un par de clics. Se agiliza el comercio, se bajan costos y, de paso, le ahorramos un par de árboles al planeta. Menos papel y más brete, como tiene que ser.
Pero aquí viene lo mejor, lo que de verdad me pone a pensar que no todo está perdido. Con este movimiento, Tiquicia y Guatemala se convierten en los primeros de la región en hacer algo así. ¡Qué carga esta vara! Mientras en otros lados siguen discutiendo el sexo de los ángeles, aquí ya se está construyendo un puente digital real. Esto nos pone en el mapa como países que entienden que el futuro no es mañana, es ya. Es un mensaje claro para el resto de Centroamérica: modernizarse o quedarse pegado en el pasado. Ser pioneros en algo que facilita la vida y el comercio es para sacar pecho, la verdad. Ojalá y esta iniciativa se contagie y pronto podamos hablar de un mercado digital único en toda la región.
Claro, del dicho al hecho hay un buen trecho. En el papel todo suena a cachete, pero ahora viene la prueba de fuego: la implementación. Hay que ver que los sistemas de verdad se comuniquen, que la plataforma sea amigable y no pida hasta la fe de bautismo del tatara-tatarabuelo para funcionar. La tecnología es una maravilla cuando sirve, pero puede ser una pesadilla si está mal hecha. Esperemos que los equipos técnicos de ambos países estén a la altura del acuerdo que firmaron sus jefas. La confianza es clave, y si este sistema funciona bien, podría ser el empujón que necesitan miles de emprendedores para animarse a exportar sus productos y servicios sin miedo a morir ahogados en burocracia.
En fin, esta noticia es un respiro de aire fresco. Es una victoria de la lógica sobre la complicación, del futuro sobre el pasado. Es una de esas varas que demuestran que, con voluntad política y visión, sí se pueden hacer las cosas bien. Este acuerdo no es solo sobre firmas electrónicas; es sobre confianza, integración y sobre construir una Centroamérica más ágil y competitiva. Un paso adelante que, aunque sea digital, se siente muy real y necesario. Esperemos que sea el primero de muchos y que esta agilidad se traslade a otros miles de trámites que nos tienen frenados.
Ahora, la pregunta del millón para el foro: ¿Creen que esto de verdad va a mover la aguja para las pymes o se va a quedar en un anuncio bonito? ¿Qué otro trámite urge digitalizar para que dejemos de ser el país de "vuelva mañana"?
Diay, la vara es que nuestras ministras, Paula Bogantes (la de Ciencia y Tecnología) y su homóloga chapina, Gabriela García (la de Economía), firmaron un acuerdo para homologar, o como diríamos en buen tico, para que el chunche digital de ellos sea tan válido como el nuestro, y viceversa. ¿Y esto en qué nos beneficia? Imaginen a una pyme de chemas artesanales de Sarchí que quiere cerrar un contrato con una tienda en Antigua. Antes, era un despiche: imprimir, firmar, mandar por courier, esperar que llegue, que el otro firme, que lo mande de vuelta… un mes perdido y un montón de plata en envíos. Ahora, con este acuerdo, es cuestión de un par de clics. Se agiliza el comercio, se bajan costos y, de paso, le ahorramos un par de árboles al planeta. Menos papel y más brete, como tiene que ser.
Pero aquí viene lo mejor, lo que de verdad me pone a pensar que no todo está perdido. Con este movimiento, Tiquicia y Guatemala se convierten en los primeros de la región en hacer algo así. ¡Qué carga esta vara! Mientras en otros lados siguen discutiendo el sexo de los ángeles, aquí ya se está construyendo un puente digital real. Esto nos pone en el mapa como países que entienden que el futuro no es mañana, es ya. Es un mensaje claro para el resto de Centroamérica: modernizarse o quedarse pegado en el pasado. Ser pioneros en algo que facilita la vida y el comercio es para sacar pecho, la verdad. Ojalá y esta iniciativa se contagie y pronto podamos hablar de un mercado digital único en toda la región.
Claro, del dicho al hecho hay un buen trecho. En el papel todo suena a cachete, pero ahora viene la prueba de fuego: la implementación. Hay que ver que los sistemas de verdad se comuniquen, que la plataforma sea amigable y no pida hasta la fe de bautismo del tatara-tatarabuelo para funcionar. La tecnología es una maravilla cuando sirve, pero puede ser una pesadilla si está mal hecha. Esperemos que los equipos técnicos de ambos países estén a la altura del acuerdo que firmaron sus jefas. La confianza es clave, y si este sistema funciona bien, podría ser el empujón que necesitan miles de emprendedores para animarse a exportar sus productos y servicios sin miedo a morir ahogados en burocracia.
En fin, esta noticia es un respiro de aire fresco. Es una victoria de la lógica sobre la complicación, del futuro sobre el pasado. Es una de esas varas que demuestran que, con voluntad política y visión, sí se pueden hacer las cosas bien. Este acuerdo no es solo sobre firmas electrónicas; es sobre confianza, integración y sobre construir una Centroamérica más ágil y competitiva. Un paso adelante que, aunque sea digital, se siente muy real y necesario. Esperemos que sea el primero de muchos y que esta agilidad se traslade a otros miles de trámites que nos tienen frenados.
Ahora, la pregunta del millón para el foro: ¿Creen que esto de verdad va a mover la aguja para las pymes o se va a quedar en un anuncio bonito? ¿Qué otro trámite urge digitalizar para que dejemos de ser el país de "vuelva mañana"?