¡Ay, Dios mío! Parece que la lucha contra la obesidad en Costa Rica está teniendo más tropiezos que un turista intentando caminar por una rodera mojada. Un nuevo estudio de la Universidad Hispanoamericana ha sacudido la mesa, revelando que solo un mísero 6,67% de las mujeres que participaron en un programa de seguimiento nutricional lograron cumplirlo hasta el final. ¡Eso es menos que encontrar estacionamiento en Escazú durante la hora pico!
La investigadora Abigail Umaña, una nutricionista de pura cepa, lideró este análisis que echó luz sobre la dura realidad que enfrentan muchos profesionales de la salud. Las mujeres adultas con obesidad, quienes asisten a consulta externa buscando ayuda, muestran mucha dificultad para mantenerse firmes en sus compromisos alimentarios, incluso con la guía de expertos. "La adherencia es clave, señores, es el pilar fundamental", enfatizó Umaña. "Y no se trata de pasar hambre, sino de constancia y acompañamiento. La nutrición clínica va más allá de contar calorías; es inyectarle esperanza y ofrecerle a la gente una mano amiga en su camino hacia la transformación."
Pero, ¿por qué es tan complicado aguantar el plan? Según el estudio, varios factores entran en juego. Desde expectativas irreales –creer que van a perder 10 kilos en dos semanas– hasta la desmotivación, la ansiedad, problemas emocionales profundos, baja autoestima y esa sensación horrible de haber errado un paso. También cuentan la falta de organización, los malos hábitos diarios y la ausencia de apoyo social o familiar. ¡Un cóctel explosivo que lleva a muchas personas a tirar la toalla antes de ver resultados!
Imaginen, un proceso de pérdida de peso que no es recto, lleno de subidas y bajones, donde a veces te sientes bien y otras te dan ganas de comerte un pastel entero. Esa montaña rusa emocional puede llevar a una espiral de desánimo que termina en el abandono del tratamiento. Es como intentar subir Cerro Chirripó con chanclas: al principio te animas, pero luego te das cuenta de que necesitas equipo adecuado y preparación.
Y esto no es solo un problema individual, amigos. La obesidad se está llevando vidas, ¡y a toda máquina! El informe más reciente del Ministerio de Salud reveló que, en 2024, la obesidad causó la muerte de 119 costarricenses. Una cifra que nos debería hacer reflexionar y actuar urgentemente. Además, datos de la CCSS muestran un aumento preocupante del 124% en el ausentismo a las citas relacionadas con nutrición y medicina nutrición entre 2020 y 2023. ¡Una señal roja enorme!
Lo bueno es que no todo está perdido. El estudio también encontró que los planes nutricionales más sostenibles son aquellos que implican ajustes moderados en el consumo energético, entre 101 y 500 kilocalorías diarias. Parece que la clave está en ir poquito a poco, sin volverse fanáticos de las restricciones drásticas. Como dicen por ahí, “poco a poco caballete va”.
Ahora, el gobierno está tratando de darle un empujón a la cosa, llamando a fortalecer la vigilancia nutricional, adaptar las intervenciones a cada persona según su género, edad y lugar de residencia, y crear políticas públicas que fomenten estilos de vida saludables. Necesitamos que todos pongamos nuestro granito de arena: escuelas, familias, empresas... ¡todos tenemos que colaborar para construir un país más sano y activo!
En fin, la batalla contra la obesidad es larga y complicada, pero no imposible. Requiere compromiso, paciencia y, sobre todo, red de apoyo. Entonces, díganme, ¿cuál creen ustedes que es el mayor obstáculo para mantener un estilo de vida saludable en Costa Rica hoy en día? ¿Es la falta de tiempo, la comida rápida que está en cada esquina, la presión social, o quizás otra cosa?
La investigadora Abigail Umaña, una nutricionista de pura cepa, lideró este análisis que echó luz sobre la dura realidad que enfrentan muchos profesionales de la salud. Las mujeres adultas con obesidad, quienes asisten a consulta externa buscando ayuda, muestran mucha dificultad para mantenerse firmes en sus compromisos alimentarios, incluso con la guía de expertos. "La adherencia es clave, señores, es el pilar fundamental", enfatizó Umaña. "Y no se trata de pasar hambre, sino de constancia y acompañamiento. La nutrición clínica va más allá de contar calorías; es inyectarle esperanza y ofrecerle a la gente una mano amiga en su camino hacia la transformación."
Pero, ¿por qué es tan complicado aguantar el plan? Según el estudio, varios factores entran en juego. Desde expectativas irreales –creer que van a perder 10 kilos en dos semanas– hasta la desmotivación, la ansiedad, problemas emocionales profundos, baja autoestima y esa sensación horrible de haber errado un paso. También cuentan la falta de organización, los malos hábitos diarios y la ausencia de apoyo social o familiar. ¡Un cóctel explosivo que lleva a muchas personas a tirar la toalla antes de ver resultados!
Imaginen, un proceso de pérdida de peso que no es recto, lleno de subidas y bajones, donde a veces te sientes bien y otras te dan ganas de comerte un pastel entero. Esa montaña rusa emocional puede llevar a una espiral de desánimo que termina en el abandono del tratamiento. Es como intentar subir Cerro Chirripó con chanclas: al principio te animas, pero luego te das cuenta de que necesitas equipo adecuado y preparación.
Y esto no es solo un problema individual, amigos. La obesidad se está llevando vidas, ¡y a toda máquina! El informe más reciente del Ministerio de Salud reveló que, en 2024, la obesidad causó la muerte de 119 costarricenses. Una cifra que nos debería hacer reflexionar y actuar urgentemente. Además, datos de la CCSS muestran un aumento preocupante del 124% en el ausentismo a las citas relacionadas con nutrición y medicina nutrición entre 2020 y 2023. ¡Una señal roja enorme!
Lo bueno es que no todo está perdido. El estudio también encontró que los planes nutricionales más sostenibles son aquellos que implican ajustes moderados en el consumo energético, entre 101 y 500 kilocalorías diarias. Parece que la clave está en ir poquito a poco, sin volverse fanáticos de las restricciones drásticas. Como dicen por ahí, “poco a poco caballete va”.
Ahora, el gobierno está tratando de darle un empujón a la cosa, llamando a fortalecer la vigilancia nutricional, adaptar las intervenciones a cada persona según su género, edad y lugar de residencia, y crear políticas públicas que fomenten estilos de vida saludables. Necesitamos que todos pongamos nuestro granito de arena: escuelas, familias, empresas... ¡todos tenemos que colaborar para construir un país más sano y activo!
En fin, la batalla contra la obesidad es larga y complicada, pero no imposible. Requiere compromiso, paciencia y, sobre todo, red de apoyo. Entonces, díganme, ¿cuál creen ustedes que es el mayor obstáculo para mantener un estilo de vida saludable en Costa Rica hoy en día? ¿Es la falta de tiempo, la comida rápida que está en cada esquina, la presión social, o quizás otra cosa?