¡Ay, Dios mío! Resulta que la candidata Laura Fernández, de Pueblo Soberano, quería hacerle un mitinazo en la Basílica de Los Ángeles para “agradecer” por el arranque de campaña. Uno diría, pues, qué lindo gesto, pero parece que se le olvidó que la iglesia no es lugar para campañas políticas, ¿o qué?
Todo empezó con un anuncio oficial del PPSO, donde prometían un evento a las seis de la tarde del miércoles pasado. Se esperaba que la candidata estuviera rodeada de sus seguidores y simpatizantes, dando discursos de motivación y promesas electorales. Pero, ¡pam!, la Basílica respondió rápido y seco, diciendo que eso no iba a pasar.
La institución religiosa hizo hincapié en que no permitirán el uso de sus instalaciones para fines políticos, recordando claramente una norma establecida en el Código Electoral. El artículo 136, para los que les gusta la letra chica, prohíbe cualquier forma de propaganda que use la religión para incitar a la gente a votar por alguien o rechazarlo. ¡Así de claro!
En un comunicado compartido por la Parroquia, dejaron bien clarito: “No habrá ningún tipo de preferencia por ningún candidato a puestos de elección popular...”. Y agregaron, pa’ que no haya confusiones, que ni siquiera reservarán lugares especiales para candidatos durante las misas o cultos religiosos. ¡Menos mal que pusieron las cosas claras, porque ya estábamos viendo lío!
Lo curioso de todo este rollo es que Laura Fernández, pa’ llegar a ser la compañera de fórmula de Mario Redondo, tuvo que andar haciendo callejones, porque ya había sido candidata a diputada por la Alianza Democrática Cristiana, un partido de corte protestante. Imagínate la volteá' que debió ser tener que cambiar de bando tan rápido, ¿verdad, mae?
Esto también levantó muchas cejas entre grupos católicos de Cartago, quienes cuestionaron desde temprano la idea de llevar a cabo un acto político dentro de un santuario religioso. Muchos decían que se estaba irrespetando la fe de la gente, y que la iglesia debería mantenerse al margen de la política. Como dicen por ahí, “la iglesia es para rezar, no pa’l plebiscito”.
La polémica no ha parado de crecer desde entonces. Algunos aseguran que Laura Fernández cometió un error garrafal, mientras que otros defienden su derecho a expresar gratitud a sus seguidores. Lo cierto es que este incidente ha puesto de relieve la necesidad de separar la Iglesia y el Estado, y de respetar las normas establecidas para garantizar elecciones limpias y justas. Un verdadero respingo para el PPSO, vamos.
Ahora bien, pensando en todo este jale, me pregunto: ¿Debería haber límites más estrictos sobre cómo los políticos utilizan espacios religiosos para promocionarse, o es responsabilidad de cada candidato mostrar respeto y discernimiento al hacerlo? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios, que quiero escuchar qué piensa la gente!
Todo empezó con un anuncio oficial del PPSO, donde prometían un evento a las seis de la tarde del miércoles pasado. Se esperaba que la candidata estuviera rodeada de sus seguidores y simpatizantes, dando discursos de motivación y promesas electorales. Pero, ¡pam!, la Basílica respondió rápido y seco, diciendo que eso no iba a pasar.
La institución religiosa hizo hincapié en que no permitirán el uso de sus instalaciones para fines políticos, recordando claramente una norma establecida en el Código Electoral. El artículo 136, para los que les gusta la letra chica, prohíbe cualquier forma de propaganda que use la religión para incitar a la gente a votar por alguien o rechazarlo. ¡Así de claro!
En un comunicado compartido por la Parroquia, dejaron bien clarito: “No habrá ningún tipo de preferencia por ningún candidato a puestos de elección popular...”. Y agregaron, pa’ que no haya confusiones, que ni siquiera reservarán lugares especiales para candidatos durante las misas o cultos religiosos. ¡Menos mal que pusieron las cosas claras, porque ya estábamos viendo lío!
Lo curioso de todo este rollo es que Laura Fernández, pa’ llegar a ser la compañera de fórmula de Mario Redondo, tuvo que andar haciendo callejones, porque ya había sido candidata a diputada por la Alianza Democrática Cristiana, un partido de corte protestante. Imagínate la volteá' que debió ser tener que cambiar de bando tan rápido, ¿verdad, mae?
Esto también levantó muchas cejas entre grupos católicos de Cartago, quienes cuestionaron desde temprano la idea de llevar a cabo un acto político dentro de un santuario religioso. Muchos decían que se estaba irrespetando la fe de la gente, y que la iglesia debería mantenerse al margen de la política. Como dicen por ahí, “la iglesia es para rezar, no pa’l plebiscito”.
La polémica no ha parado de crecer desde entonces. Algunos aseguran que Laura Fernández cometió un error garrafal, mientras que otros defienden su derecho a expresar gratitud a sus seguidores. Lo cierto es que este incidente ha puesto de relieve la necesidad de separar la Iglesia y el Estado, y de respetar las normas establecidas para garantizar elecciones limpias y justas. Un verdadero respingo para el PPSO, vamos.
Ahora bien, pensando en todo este jale, me pregunto: ¿Debería haber límites más estrictos sobre cómo los políticos utilizan espacios religiosos para promocionarse, o es responsabilidad de cada candidato mostrar respeto y discernimiento al hacerlo? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios, que quiero escuchar qué piensa la gente!