¡Ay, Dios mío! Se armó un maje este rollo internacional. Resulta que el congresista Mario Díaz Balart, desde Estados Unidos, anda buscando cositas sobre cómo va el tema del levantamiento de inmunidad al Presidente Rodrigo Chaves. El tipo hasta mandó llamar a la embajadora, Catalina Crespo, a unas sesiones en el Congreso de allá. Claramente, se le puso el ojo al asunto y eso ha encendido las alarmas por acá.
Pero tranquilos, porque el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), que siempre está pendiente de mantener el orden en estos temas, salió a defenderse con uñas y dientes. En un comunicado bien formal, recordaron que tienen toda la autonomía del mundo para manejar los procesos electorales y proteger los derechos de los ciudadanos. Lo que quieren decirnos es que allá afuera no pueden meterles las manos en el brete.
“La estabilidad política de Costa Rica, que nos hace estar arriba en rankings de democracia –solo por debajo de Canadá y Uruguay en América– se basa en que el TSE pueda hacer su trabajo sin que nadie le diga qué hacer,” explicaron en el comunicado. Suena a que no les gustó mucho que el congresista Díaz Balart esté metiéndose en sus asuntos, y con razón. Porque aquí somos soberanos, diay.
Ahora, para entender el trasfondo, hay que recordar que desde que se pidió quitarle el fuero al Presidente para investigar esas quince denuncias de beligerancia política, el gobierno y la gente del Congreso oficialista han dicho que todo esto es una jalada de orejas, una movida inconstitucional. Dicen que quieren sacarle cana a lobo y acusarlo de cosas que quizás ni existen. ¡Qué torta!
Y ahí entra en juego la preocupación de Díaz Balart, que es el presidente de un comité del Congreso estadounidense dedicado a apoyar la democracia en otros países. Él dice que le preocupa que puedan destituir a un presidente a unos meses de las elecciones usando métodos que no son tan claros. Según él, esto podría poner en peligro la legitimidad de nuestras elecciones y mandar una señal muy fea al resto del mundo.
Pero el TSE no se quedó callado. Le respondió al congresista diciéndole que lo que pasa acá es nuestro problema y que él no puede venir a opinar ni a influenciar en nada. Afirmaron que pedir el levantamiento de la inmunidad no significa que van a echar al Presidente, sino que simplemente necesitan poder investigar las denuncias y darle a todos las oportunidades de defenderse. Y que eso, amigos, se hará cumpliendo con todas las leyes y garantizando el debido proceso.
La Asamblea Legislativa tendrá que decidir en diciembre si levantan o no la inmunidad del Presidente. Primero, espera ver qué dice la Comisión Especial que está analizando el caso. Están haciendo evaluaciones y ya pronto tendremos un informe para discutir. Pero el TSE también quiere dejar claro que va a respetar la decisión que tome el Congreso, porque saben que ellos son los representantes legítimos del pueblo. Más respeto por nuestras instituciones, chunches.
En fin, parece que este tema tiene varios capítulos más por delante. Un congresista gringo metido en nuestros problemas, un Presidente acusado de cosas graves y un TSE defendiendo su autonomía. Una verdadera telenovela nacional, ¿verdad? Con tanto lío, me pregunto: ¿cree usted que la presión externa de Estados Unidos afectará la decisión de la Asamblea Legislativa respecto al levantamiento de la inmunidad presidencial?
Pero tranquilos, porque el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), que siempre está pendiente de mantener el orden en estos temas, salió a defenderse con uñas y dientes. En un comunicado bien formal, recordaron que tienen toda la autonomía del mundo para manejar los procesos electorales y proteger los derechos de los ciudadanos. Lo que quieren decirnos es que allá afuera no pueden meterles las manos en el brete.
“La estabilidad política de Costa Rica, que nos hace estar arriba en rankings de democracia –solo por debajo de Canadá y Uruguay en América– se basa en que el TSE pueda hacer su trabajo sin que nadie le diga qué hacer,” explicaron en el comunicado. Suena a que no les gustó mucho que el congresista Díaz Balart esté metiéndose en sus asuntos, y con razón. Porque aquí somos soberanos, diay.
Ahora, para entender el trasfondo, hay que recordar que desde que se pidió quitarle el fuero al Presidente para investigar esas quince denuncias de beligerancia política, el gobierno y la gente del Congreso oficialista han dicho que todo esto es una jalada de orejas, una movida inconstitucional. Dicen que quieren sacarle cana a lobo y acusarlo de cosas que quizás ni existen. ¡Qué torta!
Y ahí entra en juego la preocupación de Díaz Balart, que es el presidente de un comité del Congreso estadounidense dedicado a apoyar la democracia en otros países. Él dice que le preocupa que puedan destituir a un presidente a unos meses de las elecciones usando métodos que no son tan claros. Según él, esto podría poner en peligro la legitimidad de nuestras elecciones y mandar una señal muy fea al resto del mundo.
Pero el TSE no se quedó callado. Le respondió al congresista diciéndole que lo que pasa acá es nuestro problema y que él no puede venir a opinar ni a influenciar en nada. Afirmaron que pedir el levantamiento de la inmunidad no significa que van a echar al Presidente, sino que simplemente necesitan poder investigar las denuncias y darle a todos las oportunidades de defenderse. Y que eso, amigos, se hará cumpliendo con todas las leyes y garantizando el debido proceso.
La Asamblea Legislativa tendrá que decidir en diciembre si levantan o no la inmunidad del Presidente. Primero, espera ver qué dice la Comisión Especial que está analizando el caso. Están haciendo evaluaciones y ya pronto tendremos un informe para discutir. Pero el TSE también quiere dejar claro que va a respetar la decisión que tome el Congreso, porque saben que ellos son los representantes legítimos del pueblo. Más respeto por nuestras instituciones, chunches.
En fin, parece que este tema tiene varios capítulos más por delante. Un congresista gringo metido en nuestros problemas, un Presidente acusado de cosas graves y un TSE defendiendo su autonomía. Una verdadera telenovela nacional, ¿verdad? Con tanto lío, me pregunto: ¿cree usted que la presión externa de Estados Unidos afectará la decisión de la Asamblea Legislativa respecto al levantamiento de la inmunidad presidencial?