Mijo, mijo… ¡La cosa está caliente! El CIEP-UCR soltó su última encuesta y parece que varios aspirantes a la Presidencia andan más confundidos que gallito en disco de salsa. Resulta que, faltando apenas unos mese para las elecciones del 2026, más de la mitad de los que quieren llegar a Casa Amarilla tienen un apoyo tan flojo que ni para pagar los aguacates alcanza. ¡Qué despiche!
Según el estudio, que revisaron bien a fondo entre octubre y noviembre, preguntándole a la misma gente en dos rondas (para ver si no estaban mintiendo o cambiando de parecer a cada rato), solo Laura Fernández del PPSO y Álvaro Ramos del PLN le siguen agarrando con un poquito más de cariño al público. Los demás, mi amor, andan dando tumbos en la carretera, buscando dónde aparcar.
Y ojo, porque no es que la gente esté aburrida de la política; al contrario. Dicen que casi el 57% tiene “mucho interés” en la campaña. Pero a la hora de la verdad, resulta que más gente dice que nunca se habla de política en la casa (“23.9%”), que aquellos que se echan el rol de analistas políticos todos los días (“21.6%”). Ahí te quedas pensando, ¿qué pasa con nosotros?
Otro dato que me sacó de onda: un 43.5% de la población está desconectado de la campaña. ¡Imagínate eso! Están ahí, en el carretero, viendo pasar la vida, sin prestarle atención a los que les prometen la luna. Parece que la política ya no prende, mi pana, y eso es preocupante. Necesitamos encontrar la forma de que la gente vuelva a sentir que vale la pena participar, que su voz cuenta algo.
Si nos metemos en los números fríos, Ariel Robles del FA tiene un 5% de intención de voto, y Claudia Dobles del CAC un 4%. Pero a partir de ahí, pura agua, pura neblina. ¡Qué torta! Más de diez candidatos andan paseando por ahí con porcentajes más bajos que la gasolina después de un descuento relámpago. Parece mentira, pero muchos ni siquiera llegan a acercarse al margen de error de la encuesta (+/- 2.3 puntos).
Y ni hablar del rechazo. Álvaro Ramos es el que más repele al público, acumulando un 30.9% de rechazo, seguido por Ariel Robles con un 8.4% y Claudia Dobles con un 6.9%. Al final, parece que la gente sabe cuándo quiere ver salir corriendo a alguien, aunque no siempre estén seguros de a quién quieren meter. Es como buscar parqueadero los viernes en Escazú: ¡pura angustia!
Lo que más me llama la atención, y esto salió a la luz gracias al panel electoral, es que la gente cambia de opinión más rápido que el clima en Cerro de Frailes. Un 12.8% de los encuestados admitió haber cambiado su preferencia respecto al mes anterior, y la mayoría (62.3%) se fue a otra candidatura. Eso significa que hasta último momento, la cosa está volando. Hay que estar pendientes, mi hermano, porque nadie está seguro de nada.
Entonces, ahora dime tú, ¿crees que la apatía generalizada y la alta volatilidad del electorado van a permitir que algún candidato desconocido salga victorioso, o estamos ante una simple reconfiguración de las fuerzas políticas conocidas? ¿Y qué podemos hacer nosotros, los ciudadanos, para recuperar el interés en la política y asegurarnos de que nuestra voz se escuche?
Según el estudio, que revisaron bien a fondo entre octubre y noviembre, preguntándole a la misma gente en dos rondas (para ver si no estaban mintiendo o cambiando de parecer a cada rato), solo Laura Fernández del PPSO y Álvaro Ramos del PLN le siguen agarrando con un poquito más de cariño al público. Los demás, mi amor, andan dando tumbos en la carretera, buscando dónde aparcar.
Y ojo, porque no es que la gente esté aburrida de la política; al contrario. Dicen que casi el 57% tiene “mucho interés” en la campaña. Pero a la hora de la verdad, resulta que más gente dice que nunca se habla de política en la casa (“23.9%”), que aquellos que se echan el rol de analistas políticos todos los días (“21.6%”). Ahí te quedas pensando, ¿qué pasa con nosotros?
Otro dato que me sacó de onda: un 43.5% de la población está desconectado de la campaña. ¡Imagínate eso! Están ahí, en el carretero, viendo pasar la vida, sin prestarle atención a los que les prometen la luna. Parece que la política ya no prende, mi pana, y eso es preocupante. Necesitamos encontrar la forma de que la gente vuelva a sentir que vale la pena participar, que su voz cuenta algo.
Si nos metemos en los números fríos, Ariel Robles del FA tiene un 5% de intención de voto, y Claudia Dobles del CAC un 4%. Pero a partir de ahí, pura agua, pura neblina. ¡Qué torta! Más de diez candidatos andan paseando por ahí con porcentajes más bajos que la gasolina después de un descuento relámpago. Parece mentira, pero muchos ni siquiera llegan a acercarse al margen de error de la encuesta (+/- 2.3 puntos).
Y ni hablar del rechazo. Álvaro Ramos es el que más repele al público, acumulando un 30.9% de rechazo, seguido por Ariel Robles con un 8.4% y Claudia Dobles con un 6.9%. Al final, parece que la gente sabe cuándo quiere ver salir corriendo a alguien, aunque no siempre estén seguros de a quién quieren meter. Es como buscar parqueadero los viernes en Escazú: ¡pura angustia!
Lo que más me llama la atención, y esto salió a la luz gracias al panel electoral, es que la gente cambia de opinión más rápido que el clima en Cerro de Frailes. Un 12.8% de los encuestados admitió haber cambiado su preferencia respecto al mes anterior, y la mayoría (62.3%) se fue a otra candidatura. Eso significa que hasta último momento, la cosa está volando. Hay que estar pendientes, mi hermano, porque nadie está seguro de nada.
Entonces, ahora dime tú, ¿crees que la apatía generalizada y la alta volatilidad del electorado van a permitir que algún candidato desconocido salga victorioso, o estamos ante una simple reconfiguración de las fuerzas políticas conocidas? ¿Y qué podemos hacer nosotros, los ciudadanos, para recuperar el interés en la política y asegurarnos de que nuestra voz se escuche?
