¡Ay, mi gente! Resulta que el bolsillo se estira un poquito en el tema de construir, porque seis meses seguidos el costo ha ido bajando. El INES dicen que así es, con su Índice de Precios de Edificios moviéndose a -0,18% en octubre. Esto significa que podemos respirar un poco más tranquilos si estamos pensando en levantar una casita, o ampliar la que ya tenemos, ¿eh?
La caída se nota sobre todo en materiales básicos: policarbonato celular, esos perfiles metálicos que usan pa' los cielos rasos, tubos de PVC, varillas de acero y hasta los tubos de hierro pa’ la cañería. Imagínate, pura ganga. Pero ojo, que esto no es para celebrarle al cielo, porque todavía hay varios factores que nos tienen pegados al suelo.
Y hablando de eso, el tema de la vivienda de interés social… ahí sí que la cosa está diferente. Lejos de bajar, el índice de precios subió un 0,08% en octubre. ¡Una cosita, pero que duele! Después de dos meses donde parecía que la cosa se acomodaba, otra vez vemos la cuesta arriba. Este aumento nos recuerda que el acceso a una casa propia para muchos compatriotas sigue siendo un brete considerable.
¿Qué causó este pequeño susto en el precio de la vivienda social? Pues parece que los cables de cobre, los lastres, las grifas, esas llaves que siempre se atoran, tanques y cajas de concreto prefabricado, y hasta la pintura, subieron sus precios. Es decir, cosas que necesitas para echar andar cualquier proyecto de construcción, desde el más grande hasta el más humilde. Un verdadero dolor de cabeza, diay.
Ahora bien, analizando un poquito más la situación, hay que ponerle atención a varios factores. Por ejemplo, la inflación global, los problemas en la cadena de suministro mundial – que seguimos arrastrando desde la pandemia – y también, claro está, la situación interna del país. Porque no olvidemos que el tipo de cambio, los impuestos y otras regulaciones también influyen mucho en el costo final de la construcción.
Algunos expertos comentan que esta fluctuación podría estar relacionada con la incertidumbre económica generalizada. Con tantas cosas pasando en el mundo, es normal que los precios suban y bajen. Además, mencionan que la demanda de vivienda social sigue siendo alta, lo cual presiona los precios hacia arriba. Es una vara difícil de manejar, sin duda.
Lo bueno de todo esto, como decimos acá en Costa Rica, es “aguantar”. Que aunque haya momentos difíciles, siempre hay oportunidades. Y mientras tanto, hay que seguir buscando opciones, informándonos, y presionando a las autoridades para que tomen medidas que faciliten el acceso a la vivienda digna para todos los costarricenses. Pura vida, vamos a salir adelante con esfuerzo y optimismo.
Entonces, ¿crees que estas fluctuaciones en los costos de construcción afectarán realmente el plan de muchas familias costarricenses para tener su propia casa? ¿Será suficiente con esperar a que baje la marea o necesitamos políticas públicas más agresivas para solucionar el problema de la vivienda social? Déjanos tus opiniones en los comentarios, queremos saber qué piensas tú, ¡mae!
La caída se nota sobre todo en materiales básicos: policarbonato celular, esos perfiles metálicos que usan pa' los cielos rasos, tubos de PVC, varillas de acero y hasta los tubos de hierro pa’ la cañería. Imagínate, pura ganga. Pero ojo, que esto no es para celebrarle al cielo, porque todavía hay varios factores que nos tienen pegados al suelo.
Y hablando de eso, el tema de la vivienda de interés social… ahí sí que la cosa está diferente. Lejos de bajar, el índice de precios subió un 0,08% en octubre. ¡Una cosita, pero que duele! Después de dos meses donde parecía que la cosa se acomodaba, otra vez vemos la cuesta arriba. Este aumento nos recuerda que el acceso a una casa propia para muchos compatriotas sigue siendo un brete considerable.
¿Qué causó este pequeño susto en el precio de la vivienda social? Pues parece que los cables de cobre, los lastres, las grifas, esas llaves que siempre se atoran, tanques y cajas de concreto prefabricado, y hasta la pintura, subieron sus precios. Es decir, cosas que necesitas para echar andar cualquier proyecto de construcción, desde el más grande hasta el más humilde. Un verdadero dolor de cabeza, diay.
Ahora bien, analizando un poquito más la situación, hay que ponerle atención a varios factores. Por ejemplo, la inflación global, los problemas en la cadena de suministro mundial – que seguimos arrastrando desde la pandemia – y también, claro está, la situación interna del país. Porque no olvidemos que el tipo de cambio, los impuestos y otras regulaciones también influyen mucho en el costo final de la construcción.
Algunos expertos comentan que esta fluctuación podría estar relacionada con la incertidumbre económica generalizada. Con tantas cosas pasando en el mundo, es normal que los precios suban y bajen. Además, mencionan que la demanda de vivienda social sigue siendo alta, lo cual presiona los precios hacia arriba. Es una vara difícil de manejar, sin duda.
Lo bueno de todo esto, como decimos acá en Costa Rica, es “aguantar”. Que aunque haya momentos difíciles, siempre hay oportunidades. Y mientras tanto, hay que seguir buscando opciones, informándonos, y presionando a las autoridades para que tomen medidas que faciliten el acceso a la vivienda digna para todos los costarricenses. Pura vida, vamos a salir adelante con esfuerzo y optimismo.
Entonces, ¿crees que estas fluctuaciones en los costos de construcción afectarán realmente el plan de muchas familias costarricenses para tener su propia casa? ¿Será suficiente con esperar a que baje la marea o necesitamos políticas públicas más agresivas para solucionar el problema de la vivienda social? Déjanos tus opiniones en los comentarios, queremos saber qué piensas tú, ¡mae!