¡Ay, Dios mío! El tema de las licencias para cuidar a familiares enfermos parece sacado de novela, ¿verdad? Resulta que el diputado Jonathan Acuña, con toda la razón del mundo, le pidió a la Contraloría que revisara si podían echarle mano con unos billetes extra para el subsidio, porque la lana se agota más rápido que refresco en calorón. Rodolfo Chaves, con su estilo particular, dijo que no hacía falta, que todo estaba bajo control con la Caja.
Pero ahí viene la sorpresa, mi pana. La Contraloría, con toda la calma del mundo, le dice a Acuña: ‘No tan rápido’. Parece que la ley tiene algunos ojitos pequeños y que pa’ garantizar que los cuidadores reciban lo que les toca, necesitan una reformita bien hecha. ¡Un brete!, porque al final siempre terminamos dando vueltas alrededor del mismo asunto. Este asunto de plata para las familias, ya se puso más complicado que resolver un sudoku en medio del tráfico.
La clave está en que la ley actual, esa 7756, solo permite usar un 0.5% del famoso Fodesaf para estas licencias. Pero los dineros que necesitamos vienen del Presupuesto Nacional, que es otra vaina. Como decía el ministro de Trabajo, pa' meterle más lana al bolsillo de quienes cuidan a sus seres queridos, habría que cambiar la ley. Ya ven, ni siquiera los ministros andan tranquilos con este tema… ¡Qué desmadre!
Y hablando de Asamblea Legislativa, el proyecto de ley 25.240, que busca solucionar esto de una vez por todas, ya pasó por primera instancia con todos los votos a favor. ¡Menos mal!, pensé yo, quizás esta vez sí podemos respirar tranquilos. Pero espera… todavía depende de que don Rodolfo Chaves decida ponerlo en la agenda, y eso, mis amigos, es como esperar que aparezca un unicornio en Plaza de la Cultura.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), echándole ganas, anunció que se juntaron 50 mil millones de colones para taparle el ojo al lobo, entre pensiones, aguinaldos y, claro, esas licencias que tanto necesitamos. De esos 50 mil, 2.700 millones van directamente para las licencias. Suena lindo, ¿eh? Hasta que te enteras de que la Contraloría les metió otro correctivo: olvidaron enviar papeles a la Autoridad Presupuestaria y al Banco Central. ¡Una torta!, porque ahora la CGR podría negarle el visto bueno al presupuesto, y nos volveríamos a quedar en la estática.
Ahora, el diputado Acuña, apurando las marchas, le está recordando a Chaves que convoque a la Asamblea para que voten el proyecto en segunda instancia. Le ha escrito cartas, ha hecho ruegos... ¡Lo que sea pa’ que la gente reciba su apoyo! Incluso le pidió a Pilar Cisneros, la jefa del oficialismo, que le dé una manito de gato. “Es un asunto de humanidad básica,” le dijo Acuña a Cisneros, con toda la razón del mundo. Y Cisneros, con mucha diplomacia, le respondió que va a revisar la información de la Contraloría… Ya saben cómo andan las cosas por acá, todo muy lento y burocrático.
En fin, este rollo me da pena ajena. Las familias están desesperadas, los cuidadores trabajando duro, la Caja tratando de arreglar la bocha y nosotros, los ciudadanos, esperando que alguien tome cartas en el asunto. Que se pongan las pilas, porque esto no puede seguir así, ¿me entienden? Se están jugando la vida de muchas personas, y eso no tiene comparación alguna. ¡Que paren los juegos políticos y empiecen a trabajar por la gente!
Considerando este embrollo administrativo y la angustia de tantas familias que dependen de estas licencias, ¿ustedes creen que el gobierno debería priorizar la convocatoria urgente de la Asamblea para discutir la reforma a la ley, o sería preferible buscar soluciones temporales con los recursos disponibles, aunque sean precarias?
Pero ahí viene la sorpresa, mi pana. La Contraloría, con toda la calma del mundo, le dice a Acuña: ‘No tan rápido’. Parece que la ley tiene algunos ojitos pequeños y que pa’ garantizar que los cuidadores reciban lo que les toca, necesitan una reformita bien hecha. ¡Un brete!, porque al final siempre terminamos dando vueltas alrededor del mismo asunto. Este asunto de plata para las familias, ya se puso más complicado que resolver un sudoku en medio del tráfico.
La clave está en que la ley actual, esa 7756, solo permite usar un 0.5% del famoso Fodesaf para estas licencias. Pero los dineros que necesitamos vienen del Presupuesto Nacional, que es otra vaina. Como decía el ministro de Trabajo, pa' meterle más lana al bolsillo de quienes cuidan a sus seres queridos, habría que cambiar la ley. Ya ven, ni siquiera los ministros andan tranquilos con este tema… ¡Qué desmadre!
Y hablando de Asamblea Legislativa, el proyecto de ley 25.240, que busca solucionar esto de una vez por todas, ya pasó por primera instancia con todos los votos a favor. ¡Menos mal!, pensé yo, quizás esta vez sí podemos respirar tranquilos. Pero espera… todavía depende de que don Rodolfo Chaves decida ponerlo en la agenda, y eso, mis amigos, es como esperar que aparezca un unicornio en Plaza de la Cultura.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), echándole ganas, anunció que se juntaron 50 mil millones de colones para taparle el ojo al lobo, entre pensiones, aguinaldos y, claro, esas licencias que tanto necesitamos. De esos 50 mil, 2.700 millones van directamente para las licencias. Suena lindo, ¿eh? Hasta que te enteras de que la Contraloría les metió otro correctivo: olvidaron enviar papeles a la Autoridad Presupuestaria y al Banco Central. ¡Una torta!, porque ahora la CGR podría negarle el visto bueno al presupuesto, y nos volveríamos a quedar en la estática.
Ahora, el diputado Acuña, apurando las marchas, le está recordando a Chaves que convoque a la Asamblea para que voten el proyecto en segunda instancia. Le ha escrito cartas, ha hecho ruegos... ¡Lo que sea pa’ que la gente reciba su apoyo! Incluso le pidió a Pilar Cisneros, la jefa del oficialismo, que le dé una manito de gato. “Es un asunto de humanidad básica,” le dijo Acuña a Cisneros, con toda la razón del mundo. Y Cisneros, con mucha diplomacia, le respondió que va a revisar la información de la Contraloría… Ya saben cómo andan las cosas por acá, todo muy lento y burocrático.
En fin, este rollo me da pena ajena. Las familias están desesperadas, los cuidadores trabajando duro, la Caja tratando de arreglar la bocha y nosotros, los ciudadanos, esperando que alguien tome cartas en el asunto. Que se pongan las pilas, porque esto no puede seguir así, ¿me entienden? Se están jugando la vida de muchas personas, y eso no tiene comparación alguna. ¡Que paren los juegos políticos y empiecen a trabajar por la gente!
Considerando este embrollo administrativo y la angustia de tantas familias que dependen de estas licencias, ¿ustedes creen que el gobierno debería priorizar la convocatoria urgente de la Asamblea para discutir la reforma a la ley, o sería preferible buscar soluciones temporales con los recursos disponibles, aunque sean precarias?