¡Buenas tardes, compas del Foro! Parece que la economía tica anda con brío, o eso nos dice el IICE-UCR. Un acelerón al 5,2% en el tercer trimestre, ¿eh? Vamos a ver qué onda y si esto es pa' celebrar o si hay bronca en el camino. Porque, díganle a los economistas, los números son lindos, pero la realidad siempre le da una coz.
Según el estudio, el motor de este crecimiento ha sido el famoso régimen especial, que le pegó un 19,6% interanual. Eso sí que es un cachete, ¡imagínense! Sumándole la mano de la manufactura y los servicios profesionales, que también dieron la batalla. El régimen definitivo, que usualmente manda, apenas creció un 2,9%, dejando un sabor amargo y una preocupación latente, porque al fin y al cabo, ahí está la mayor parte de la producción nacional, representando el 85% del PIB.
Y hablando de preocupaciones, los expertos del IICE-UCR no andan precisamente eufóricos. Advierten que esta diferencia de ritmo revela una debilidad estructural en nuestra economía tradicional. Como que el “viejo” sistema ya no responde como antes, y estamos dependiendo demasiado de cosas que pueden cambiar rápido. Diay, así es la vida, la economía tiene sus vaivenes, pero esta brecha preocupa, ¿no creen?
Las proyecciones para el cierre de este año tampoco son todo color de rosa. Se estima un avance del 4,46%, pero ahí viene el detalle: el régimen definitivo solo aportará el 52% del pastel, mientras que el especial, a pesar de ser una pequeña fracción de la producción total, sumará casi la mitad, un 48%. Esto significa que, si bien seguimos creciendo, dependemos mucho de factores volátiles. Imaginen que el régimen especial se tambalea; ¡nos vamos al traste!
Pero no todo es lamento, compas. Sectores como la manufactura y las actividades profesionales, científicas y técnicas, hicieron un buen papel, contribuyendo significativamente al crecimiento del trimestre. Son esos mae que siguen trabajando duro, buscando innovar y mantener la máquina funcionando. Que siga siendo así, ¡pa’lante! También hubo movimiento en salud y educación, intermediación financiera… un poquito acá, un poquito allá, sumando a final de cuentas.
Sin embargo, hay sectores que no han logrado levantar cabeza. La construcción sigue arrastrando problemas, y la agricultura, silvicultura y pesca cerraron el trimestre en rojo. ¿Será que no hemos sabido apoyar a nuestros agricultores? ¿O será que la inversión en infraestructura está estancada? Estas son preguntas clave que necesitamos resolver, porque una economía saludable depende de todos los sectores, no solo de unos pocos.
Ahora, algunos podrían decir que esto es solo un espejismo, una burbuja que estallará pronto. Otros argumentarán que es una señal de que estamos haciendo las cosas bien, apostando por nuevos modelos económicos. Lo cierto es que la situación es compleja y requiere un análisis profundo. Hay que estar ojo avizor, analizar bien la vara y tomar decisiones informadas para asegurar un futuro próspero para todos los costarricenses. No podemos dormirnos en los laureles, ¡ni mucho menos!
Entonces, compadres, mi pregunta para ustedes es: ¿Creen que este crecimiento impulsado por el régimen especial es sostenible a largo plazo? ¿Deberíamos enfocarnos más en fortalecer nuestra economía tradicional o seguir apostando por estas nuevas dinámicas? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes!
Según el estudio, el motor de este crecimiento ha sido el famoso régimen especial, que le pegó un 19,6% interanual. Eso sí que es un cachete, ¡imagínense! Sumándole la mano de la manufactura y los servicios profesionales, que también dieron la batalla. El régimen definitivo, que usualmente manda, apenas creció un 2,9%, dejando un sabor amargo y una preocupación latente, porque al fin y al cabo, ahí está la mayor parte de la producción nacional, representando el 85% del PIB.
Y hablando de preocupaciones, los expertos del IICE-UCR no andan precisamente eufóricos. Advierten que esta diferencia de ritmo revela una debilidad estructural en nuestra economía tradicional. Como que el “viejo” sistema ya no responde como antes, y estamos dependiendo demasiado de cosas que pueden cambiar rápido. Diay, así es la vida, la economía tiene sus vaivenes, pero esta brecha preocupa, ¿no creen?
Las proyecciones para el cierre de este año tampoco son todo color de rosa. Se estima un avance del 4,46%, pero ahí viene el detalle: el régimen definitivo solo aportará el 52% del pastel, mientras que el especial, a pesar de ser una pequeña fracción de la producción total, sumará casi la mitad, un 48%. Esto significa que, si bien seguimos creciendo, dependemos mucho de factores volátiles. Imaginen que el régimen especial se tambalea; ¡nos vamos al traste!
Pero no todo es lamento, compas. Sectores como la manufactura y las actividades profesionales, científicas y técnicas, hicieron un buen papel, contribuyendo significativamente al crecimiento del trimestre. Son esos mae que siguen trabajando duro, buscando innovar y mantener la máquina funcionando. Que siga siendo así, ¡pa’lante! También hubo movimiento en salud y educación, intermediación financiera… un poquito acá, un poquito allá, sumando a final de cuentas.
Sin embargo, hay sectores que no han logrado levantar cabeza. La construcción sigue arrastrando problemas, y la agricultura, silvicultura y pesca cerraron el trimestre en rojo. ¿Será que no hemos sabido apoyar a nuestros agricultores? ¿O será que la inversión en infraestructura está estancada? Estas son preguntas clave que necesitamos resolver, porque una economía saludable depende de todos los sectores, no solo de unos pocos.
Ahora, algunos podrían decir que esto es solo un espejismo, una burbuja que estallará pronto. Otros argumentarán que es una señal de que estamos haciendo las cosas bien, apostando por nuevos modelos económicos. Lo cierto es que la situación es compleja y requiere un análisis profundo. Hay que estar ojo avizor, analizar bien la vara y tomar decisiones informadas para asegurar un futuro próspero para todos los costarricenses. No podemos dormirnos en los laureles, ¡ni mucho menos!
Entonces, compadres, mi pregunta para ustedes es: ¿Creen que este crecimiento impulsado por el régimen especial es sostenible a largo plazo? ¿Deberíamos enfocarnos más en fortalecer nuestra economía tradicional o seguir apostando por estas nuevas dinámicas? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan ustedes!